Ex policía de Hialeah condenado por secuestro a mano armada de un vagabundo pasará 5 años y medio en prisión

Un ex policía de Hialeah condenado a principios de este verano por el secuestro a mano armada de un vagabundo fue sentenciado el miércoles a cinco años y medio de prisión por una jueza que consideró que el agente no mostró remordimiento y aterrorizó a la víctima.

La decisión de la jueza se emitió tras varias horas de emotivos testimonios en los que la madre y la esposa de Rafael Otaño suplicaron clemencia y el ex agente, vestido con un overol rojo, esposado y sentado solo en el estrado del jurado, hizo una breve declaración, en un momento dado quebrándosele y poniendo la cabeza entre las manos esposadas.

En su declaración, Otaño dijo que no había hecho nada malo, que nunca había mencionado a la víctima y que deseaba no haber ido a trabajar ese día. También pidió a la jueza que le dejara volver a casa con su esposa y su hijo.

“Otaño podía haber evitado que esto sucediera”, dijo la jueza de circuito de Miami-Dade Andrea Wolfson ante la mirada de los familiares. “Esta es una traición extremadamente atroz a la confianza pública”.

El abogado de Otaño, Michael Pizzi, prometió una apelación inmediata y calificó la decisión como “una absoluta parodia de la justicia”.

Otaño, de 27 años, fue declarado culpable de secuestro a mano armada por un jurado de seis miembros en agosto después de un juicio de seis días. Pero esos jurados también dijeron que los fiscales no pudieron probar que participó en la golpiza a José Ortega-Gutiérrez, un hombre conocido por la Policía y considerado una molestia por los comerciantes de un centro comercial de Hialeah donde pasa la mayor parte del tiempo.

Según la fiscalía, el 17 de diciembre del año pasado, Otaño y otro policía de Hialeah llamado Lorenzo Orfila fueron llamados por los propietarios de la panadería Los Tres Conejitos al centro comercial en la esquina de West 19 Avenue y 60 Street. Los propietarios dijeron a la policía que Ortega-Gutiérrez había estado acosando a los clientes y dijo que uno de los propietarios envenenaba la comida y robaba las propinas.

Cuando llegaron los agentes, según la fiscalía, metieron a Ortega-Gutiérrez en un auto patrulla y lo llevaron a unas siete millas de distancia, a una zona apartada fuera de los límites de la ciudad. Luego, al final de una calle cerca de una zona boscosa que es un popular vertedero ilegal, golpearon a Ortega-Gutiérrez y lo dejaron ahí. Cuando este recobró el conocimiento al cabo de unos minutos, un policía de Miami-Dade fuera de servicio vio al vagabundo deambulando por una calle sin rumbo y herido y llamó a las autoridades.

Ambos hombres fueron acusados de secuestro a mano armada y lesiones y despedidos de inmediato del Departamento de Policía de Hialeah. Aún no se ha fijado la fecha del juicio de Orfila.

Los familiares y amigos de Otaño ocuparon casi la totalidad de los asientos de uno de los lados de la sala más grande del tribunal penal durante las dos horas y media que duró la audiencia del miércoles, en la que el fiscal estatal adjunto de Miami-Dade Shawn Abuhoff pidió que Otaño cumpliera una sentencia de ocho años y medio. Pizzi abogó por tres años de libertad condicional, argumentando que era injusto para Otaño estar separado de su familia, mientras Ortega-Gutiérrez sigue acosando a los comerciantes y clientes del centro comercial.

“Hubo tantas oportunidades para que el acusado se diera la vuelta, se apartara”, dijo Abuhoff a la jueza y a Pizzi. “Lo único justificado por las acciones de la víctima era que lo llevaran a la cárcel. Esto es una clase básica de vergüenza para la víctima”.

En un momento de la audiencia, la madre de Otaño, Juana Teresa Quiñones, subió al estrado y dijo a la jueza que su hijo formaba parte de ella.

“No se merece lo que le está pasando”, dijo.