Las políticas de género dividen a la juventud española

Las políticas de género dividen a la juventud española

Los jóvenes españoles acuden a las elecciones europeas del 9 de junio, y las divisiones entre ellos son palpables. Pero la división no es sólo ideológica,** sino también de género.

Los jóvenes españoles ven el mundo a través de lentes políticas muy diferentes, y estas diferencias están determinando su elección en las urnas.

Bera Villavicencio, Edurne Prado y Haiby Edith Rivas son tres jóvenes activistas de la asociación feminista Pan y Rosas, un grupo que defiende causas socialistas y feministas. También forman parte de una tendencia creciente: el 40% de las mujeres menores de 24 años en España se identifican ahora como de izquierdas o de extrema izquierda, según el Centro Nacional de Investigaciones Sociológicas.

"Venimos de una serie de luchas en las que los jóvenes han estado en primera línea", explica Bera Villavicencio, de 23 años, sentada en el campus de la Universidad Complutense de Madrid. "Por ejemplo, contra la crisis climática. Somos los que salimos a decir que no hay planeta B, y muchos empezamos a politizarnos a través del feminismo".

Bera, Edurne y Haiby, de la asociación Pan y Rosas
Bera, Edurne y Haiby, de la asociación Pan y Rosas - Euronews / Jaime Velazquez

Haiby Rivas, de 19 años, cree que las jóvenes se inclinan hacia la izquierda como reacción al auge de la extrema derecha. "La ultraderecha se está infiltrando cada vez más en ciertos sectores con un discurso muy reaccionario que cuestiona los derechos de las mujeres, de las inmigrantes, de la comunidad LGTBI, entre otros".

Pero mientras estas jóvenes encuentran su hogar político en la izquierda, muchos de sus compañeros varones gravitan hacia la derecha.

Divisiones de género

Aunque los hombres en su conjunto están más cerca del centro político que las mujeres, el 30% de los jóvenes del país se identifican con partidos de derecha y extrema derecha.

Entre los representantes de este cambio se encuentra Diego Yáñez, presidente de la asociación estudiantil conservadora Libertad Sin Ira. Cree que la derecha representa mejor los valores tradicionalmente masculinos de la familia y el patriotismo, y piensa que las políticas de género de la izquierda no persiguen la igualdad, sino un rédito electoral.

"El feminismo radical significa mucho más", insiste. "Se trata de demonizar a los hombres y tratarlos como criminales. Esto ha hecho que muchos jóvenes se replanteen sus posiciones y opten por una postura más conservadora."

Esta división política por sexos no es exclusiva de España. Una encuesta de 'Gallup' en Estados Unidos muestra que la distancia ideológica entre los jóvenes votantes masculinos y femeninos ha aumentado en 10 puntos porcentuales en los últimos veinte años. Una encuesta similar realizada en el Reino Unido fija esa distancia en 25 puntos, según el 'Financial Times'.

Alfredo Ramos, especialista en estudios de masculinidad, afirma que el género se ha convertido en un eje central del debate político. "Estamos asistiendo a una batalla política en la que el género se ha convertido en un elemento articulador de conflictos que antes podían abordarse a través de otras variables", afirma.

Mientras la izquierda se feminiza, los partidos de extrema derecha hacen cada vez más llamamientos específicos a los hombres jóvenes que sienten amenazados sus privilegios.

"Si lo comparamos con la proliferación de ejemplos en las redes sociales que abordan una reconstrucción conservadora de la masculinidad, hay muy pocas opciones de otros tipos de masculinidad donde los hombres jóvenes puedan sentirse reconocidos", explica Ramos. "Es algo que la izquierda no está abordando".

La izquierda ha centrado el debate feminista en la cuestión del privilegio masculino. Según Ramos, ésta puede ser una de las principales razones por las que los partidos progresistas están perdiendo parte del voto masculino.

Diego Yáñez, presidente de la asociación Libertad Sin Ira
Diego Yáñez, presidente de la asociación Libertad Sin Ira - Euronews / Jaime Velázquez

"Hablar de privilegios es algo que homogeneiza la experiencia masculina, como si todos los hombres vivieran los mismos privilegios de la misma manera. Esto está impidiendo que los hombres, que también pueden experimentar desventajas en otros aspectos de la vida, se identifiquen con el discurso de la igualdad de género", explica Ramos.

Juegos de suma-cero

Esta lucha de género entre los jóvenes podría tener profundas consecuencias para las políticas de la Unión Europea. La creciente polarización aleja la posibilidad de un futuro que debe ser necesariamente compartido entre hombres y mujeres.

"Nos están diciendo que si quieres ganar, alguien tiene que perder. Esta dinámica no beneficia a nadie. Puede que en un momento dado aporten algún rédito político, pero no a largo plazo".

Sentados en el césped del campus universitario, Edurne, Bera y Haiby tienen claro qué voto emitirán el 9 de junio. Haiby va en las listas de un pequeño partido de extrema izquierda, la Corriente Revolucionaria de los Trabajadores.

Sus amigas también irán en opciones de extrema izquierda. "El capitalismo se aprovecha de los prejuicios patriarcales para infravalorar a las mujeres y los trabajos 'feminizados' como los relacionados con los cuidados. Somos muy conscientes de ello y por eso somos tan de izquierdas", argumenta Edurne, enfermera diplomada.

"Lo que tenemos que exigir ahora mismo es el derecho al aborto voluntario, legal y gratuito en la UEO, ya que no está reconocido en todos los países o no se aplica de forma efectiva en todas partes", añade Bera.

En cambio, los jóvenes como Diego votarán a los conservadores como una forma de rebelarse contra una agenda de izquierdas. "Las políticas progresistas son el 'establishment'. Lo disruptivo es votar otras opciones. Necesitamos políticas que aborden la igualdad real entre hombres y mujeres, y no un feminismo radical que sólo quiere que nos peleemos y estemos divididos", afirma Yáñez.