¿Por qué los pobres de Europa viven más que los estadounidenses ricos?
Los europeos pobres pueden esperar vivir al menos tanto como los estadounidenses ricos y en algunos casos incluso más, según un nuevo estudio. La salud y la longevidad de las personas suelen depender de su poder adquisitivo, ya que la riqueza posibilita el acceso a mejores recursos educativos, culturales, empleos, alimentación o atención médica... y viceversa.
Pero incluso las personas más empobrecidas que residen en naciones como Países Bajos y Francia tienden a tener más esperanza de vida que los estadounidenses ricos, según un nuevo estudio publicado en el New England Journal of Medicine. El análisis incluye a casi 74.000 personas de EE.UU. y 16 países europeos, de entre 50 y 85 años de edad. El seguimiento se realizó desde 2010 hasta 2022.
Los europeos se dividieron en tres grupos mediante una cuestionable clasificación geográfica: Europa septentrional y occidental (Austria, Bélgica, Dinamarca, Francia, Alemania, Países Bajos, Suecia y Suiza); Europa meridional (Italia, Portugal y España); y Europa oriental (República Checa, Estonia, Hungría, Polonia y Eslovenia).
En todos los grupos, la tasa de mortalidad en EE.UU. fue de 6,5 por 1.000 durante el periodo de estudio. Esta cifra contrasta con las tasas de 2,9 en Europa septentrional y occidental, 4,9 en la Europa meridional y 5,8 en Europa del Este.
La relación entre salud y riqueza
Aunque en todas partes existe una clara vinculación entre el poder adquisitivo y la esperanza de vida, la brecha sanitaria entre los más ricos y los más pobres es mayor en EE.UU. que en cualquier país europeo, según el estudio. Los estadounidenses más pobres tienen las tasas de supervivencia más bajas y suelen morir más jóvenes que sus homólogos europeos.
Pero incluso los estadounidenses más ricos están peor que muchos europeos. Según el estudio, los estadounidenses ricos tienen tasas de supervivencia inferiores a las de los ricos del sur de Europa, así como a las de todos los europeos del norte y del oeste, independientemente de su riqueza.
La tasa de supervivencia de los estadounidenses ricos está a la par con la de los más pobres del norte y el oeste de Europa, y con la de los europeos del este en general. "Los resultados son un duro recordatorio de que ni siquiera los estadounidenses más ricos están a salvo de los problemas sistémicos que contribuyen a reducir la esperanza de vida", afirma Irene Papanicolas, economista de la salud de la Universidad de Brown (EE.UU.), que coordinó el estudio.
Los científicos de Brown señalan que, aunque los estadounidenses y los europeos occidentales suelen tener más dinero que sus homólogos de otros lugares, la relación entre riqueza y salud va más allá del tamaño de la cuenta bancaria. Lo que importa realmente, dicen, es la riqueza de una persona en comparación con la de sus conciudadanos. Según el estudio, las diferencias de riqueza en EE.UU. son mayores que en casi cualquier otro país desarrollado, además de tener estructuras sociales más débiles y un acceso limitado a la atención sanitaria.
Esto podría ayudar a explicar por qué la diferencia de mortalidad es mayor entre estadounidenses ricos y pobres, y por qué los más pobres de EE.UU. tienen tasas de supervivencia más bajas que la clase trabajadora europea. "Corregir los resultados sanitarios no es sólo un reto para los más vulnerables: incluso los que se encuentran en el cuartil superior de riqueza se ven afectados", afirma Sara Machado, una de las autoras del estudio e investigadora de la Universidad de Brown.
El papel de la infraestructura social
El estudio no comparaba los países europeos entre sí, pero los mejores resultados para los más pobres en el norte y el oeste de Europa reflejan probablemente la solidez de los programas de bienestar social allí existentes, según Martin McKee, profesor de salud pública europea en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y expresidente de la Asociación Europea de Salud Pública (EUPHA). McKee, que no participó en el estudio, declara a 'Euronews Health' que el estado del bienestar beneficia a todos, incluidos a los miembros de la clase trabajadora.
En todos los países, los investigadores tuvieron en cuenta factores como el género, el estado civil, el nivel educativo, si la persona vivía en una zona rural o urbana, si fumaba o no y si padecía algún problema de salud grave, como cáncer o diabetes. Esto les ayudó a determinar la relación directa entre riqueza y esperanza de vida a lo largo del tiempo. Pero existen otros factores que no han medido, como la raza o la etnia, que también podrían influir.
Además, solamente dividieron a las personas en cuatro grupos, lo que podría ocultar resultados aún más extremos para las personas más ricas y más pobres, dice McKee. "El verdadero problema, tanto en Europa como en Estados Unidos, es el creciente número de personas que pertenecen al 1 o 2% más rico, no solo al 25% más rico", afirma este experto, lo que significa que el estudio probablemente subestima la magnitud del problema. Los autores del estudio creen que EE.UU. podría fijarse en el otro lado del Atlántico si quiere aumentar la esperanza de vida y el bienestar de todos los estadounidenses.