'Piojo' Herrera, el entrenador que ha construido su propio desprestigio en Liga MX

Piojo Herrera en un partido entre Tijuana y Mazatlán del pasado 29 de marzo. (Alex Ávila/Jam Media/Getty Images)
Piojo Herrera en un partido entre Tijuana y Mazatlán del pasado 29 de marzo. (Alex Ávila/Jam Media/Getty Images)

Hasta hace no mucho, Miguel Piojo Herrera era uno de los entrenadores más valorados en el futbol de México. Supo labrarse ese camino paso a paso. Aunque, como jugador, no fue un dechado de virtudes técnicas, como entrenador tuvo un acierto que no todos saben detectar: empezar a tiempo. Con 35 años, Herrera puso fin a sus días como jugador y pasó el banquillo. Lo hizo en su querido Atlante, club con el que tuvo años ilustres vestido de pantalón corto.

Y el camino ha sido extenso. En un suspiro, Herrera lleva ya 22 años como entrenador. Pasó por Rayados de Monterrey, adonde dejó gratos recuerdos, pero se marchó sin el soñado título. Vivió días sombríos en Veracruz y Estudiantes Tecos. En los Tiburones Rojos descendió. Pasó de nueva cuenta por el Atlante y se revalorizó de tal modo que el América puso en sus manos la misión de salvarles de la crisis que vivían en 2011. Lo hizo. Devolvió protagonismo a Las Águilas y ganó el recordado título del Clausura 2013, en el que sus pupilos superaron al Cruz Azul en una infartarte final.

Su carrera alcanzó el punto más alto en el Mundial de Brasil 2014. Había llegado como un bombero y se convirtió en un héroe por la forma en la que México afrontó esa Copa del Mundo. Su equipo dejó emotivos momentos: el empate a Brasil jugando de visita, una victoria conmovedora contra Croacia y el partido contra Países Bajos que traumó a todo un país con tres palabras: no era penal. Luego la carrera de Herrera dio bandazos que han devenido en desprestigio.

Él mismo se quitó la oportunidad de dirigir al Tri en otro mundial más, pues fue despedido luego de golpear al comentarista Christian Martinoli en el aeropuerto de Philadelphia en julio de 2015. En Tijuana, su actual club, le dieron cabida en 2016. Su buen paso en tierras fronterizas le valió una segunda oportunidad en el América. Y ahí volvió a repetir como campeón del Apertura 2018 y de la Copa MX 2019. Nunca perdió oportunidad para, haciendo uso de la plataforma americanista, solicitar un regreso a la Selección Mexicana.

No se le dio y tampoco la relación en Coapa acabó por las buenas. Fue despedido. Tigres lo arropó: creían que podía darle continuidad al legado del Tuca Ferretti. Erraron y el Piojo salió por la puerta de atrás, luego haberle dicho "viejos" a sus propios jugadores. Aunque tuvo al plantel más poderoso, en dinero, del futbol mexicano, Herrera se marchó de Nuevo León sin lograr ningún título y dando señales de que su metodología pecaba de caduca. No ha evolucionado, no hace mejores a los equipos que lo eligen como entrenador. Pero las oportunidades han estado siempre a la mano para él.

Así que para 2023 Tijuana lo volvió a considerar con la expectativa de que repitiera la magia de la primera etapa (logró dos lideratos, aunque no sirvieron de mucho, porque Xolos no salió campeón). Nada ha estado más lejos de la realidad para ambos. El club no se ha calificado a ninguna Liguilla con Herrera al mando en tres torneos. Y en el presente certamen la crisis es asfixiante, sin salida alguna: no han ganado un solo partido.

Están penúltimos de la general con apenas ocho unidades en trece partidos. En total, sumando los dos cotejos del torneo pasado que no ganaron, Xolos de Tijuana registra quince encuentros sin conocer la victoria. Herrera vive presa de su propio desprestigio.

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