‘Pinar del Río se quedó sin nada’: cubanos enfrentan incierta recuperación tras huracán

Algunos de los pueblos que se llevaron la peor parte del paso del huracán Ian por la provincia más occidental de Cuba, Pinar del Río, se encuentran actualmente sin electricidad, servicio telefónico, agua y alimentos, y sus residentes deambulan por las calles sin saber cómo se recuperarán de un desastre que ha dejado a muchos sin techo.

Los residentes de La Coloma, un pequeño pueblo de Pinar del Río que se encontraba en el camino de Ian al tocar tierra, vivieron horas de terror mientras la marejada ciclónica inundaba sus casas y los vientos derribaban los endebles techos de zinc en muchas de sus frágiles viviendas.

A las 6 a. m. del martes, Carmen Pino, ex periodista independiente y disidente cubana que ahora vive en Tampa, recibió una aterradora llamada.

“Era mi hermana, y luego vi a mi padre con el agua hasta la cintura”, sentado en una mecedora en su sala de estar, dijo. “Esa imagen permanecerá conmigo para siempre por el resto de mi vida”.

Una casa destruida por el huracán Ian en el poblado de Buenavista, en San Luis, Pinar del Río.
Una casa destruida por el huracán Ian en el poblado de Buenavista, en San Luis, Pinar del Río.

El desgarrador video de su padre, Jesús María Pino Alemán, de 99 años, que publicó en Facebook, rápidamente se viralizó y se convirtió en un claro recordatorio de la vulnerabilidad de una población que sobrellevó un huracán de categoría 3 con poca preparación y pocos recursos.

El huracán que azotó el occidente de Cuba con fuertes vientos, lluvias torrenciales y marejadas ciclónicas puso al descubierto la fragilidad de la infraestructura y la vivienda de Cuba. Millones siguen sin electricidad después de que colapsó toda la red eléctrica del país el martes. Las autoridades dijeron que llevaría tiempo restaurar el servicio a los cerca de 11 millones de cubanos en la isla.

La tormenta dejó al menos tres muertos y 5,000 habitantes de las provincias de Pinar del Río y Mayabeque permanecen en albergues gubernamentales porque no pueden regresar a sus hogares, si es que todavía tienen uno.

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La localidad costera de Cortés, en el municipio de Sandino, sufrió “daños considerables” en el 50 por ciento de las viviendas, informó el canal de televisión local Tele Pinar. En San Luis, otro municipio, unas 4,000 viviendas resultaron dañadas.

Los cubanos que viven en el sur de la Florida que han tenido noticias de sus familiares en Pinar del Río están cada vez más preocupados por la difícil situación.

“Mi tía y mi primo perdieron sus casas de madera en Buenavista”, en San Luis, dijo a el Nuevo Herald la actriz cubana Gelliset Valdés. Ella no ha podido hablar con ellos, pero se enteró de la noticia a través de su hermano. Buenavista es un pueblo tabacalero en una zona rural.

“Están sin luz y prácticamente sin conexión a internet. Toda mi familia está allí; nací y viví allí hasta los 16 años”, dijo la actriz, quien llegó a Miami en diciembre. Ahora le preocupa que varios de sus familiares se hayan quedado sin hogar.

“Pinar del Río se quedó sin nada; la ciudad está destruida”, dijo Margarita Casas, una cubana residente en Miami. Pudo finalmente comunicarse con su esposo, quien visitaba a familiares en la ciudad de Pinar del Río, cuando la tormenta llegó a Cuba.

“Todos los techos de tejas de las casas coloniales están en el piso. Mi papá, que tiene 80 años, dice que este es el peor huracán que ha visto”, dijo.

“Ellos ya estaban pasando mucho trabajo con la alimentación. Hubo días que solo tenían luz cuatro horas al día. No sé cuándo podrán recuperarse de esto”, señaló Casas. Ella espera que su esposo pueda volar de regreso a la Florida el viernes.

Hospitales, escuelas, carreteras, estadios de béisbol y fábricas, todos llevan las marcas del camino destructivo de Ian sobre Pinar del Río.

“La ciudad y las carreteras aledañas quedaron devastadas”, dijo Roberto Padrón Carmona, empleado de la estación de radio local Radio Guamá. La mitad de los edificios escolares de estilo soviético de la provincia perdieron ventanas o sufrieron otros daños.

Doscientas veinte toneladas de tabaco se echaron a perder y los cobertizos que se usan para curar el tabaco de forma natural ya no están. “No queda ni uno en pie”, dijo Marino Murillo, jefe de la principal empresa de distribución de tabaco de Cuba, Tabacuba, según TelePinar.

Mientras Ian se alejaba de la isla, los funcionarios del gobierno cubano comenzaron a celebrar reuniones frecuentes. Algunos, incluido el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel, recorrieron algunos lugares para evaluar los daños. Pero hay poca información pública sobre cómo la ayuda prometida está llegando a las comunidades más vulnerables.

Según Pino, los residentes de La Coloma se encuentran entre los que carecen de asistencia gubernamental en un momento crítico. Ella dijo que había perdido la comunicación directa con su familia, pero que está en contacto con otros vecinos. Los videos que le enviaron y que compartió con el Herald muestran la devastación que dejó el huracán y la falta de respuesta del gobierno inmediatamente después.

“Las personas quejándose porque aquí no ha venido nadie a ver si estamos vivos o estamos muertos”, dijo una vecina de La Coloma en uno de los videos compartidos con el Herald.

En otro video, una mujer muestra los daños a lo largo de una de las calles principales del pueblo, sin socorristas ni funcionarios del gobierno a la vista.

“En este momento, una de las cosas que más me preocupa es que mi padre no tiene asistencia médica”, dijo.

Pino relató que su padre perdió los medicamentos que recibió durante la inundación y la mayor parte de los alimentos que ella le había estado enviando de Estados Unidos. También dijo que las autoridades locales solo han proporcionado alimentos al pequeño grupo de personas que se refugiaron en la escuela del pueblo, el consultorio médico y el círculo infantil.

“Es inconcebible que le lleven comida a un pueblo que está en estado de desesperación, y se la den solo a algunas personas cuando saben que la mayoría de esa población lo perdió todo”, dijo Pino. “El gobierno se está ensañando de la misma manera que se ensañó el mar con mi pueblo”.