Personas sometidas a la tortura del “submarino” explican en qué consiste realmente
“Tienes agua en tus pulmones; tu cerebro y tu cavidad nasal están en llamas y tu garganta está completamente hinchada”, confesó un ex interrogador del ejército.
WASHINGTON – El miércoles, Gina Haspel, una agente veterana de la CIA que al parecer supervisó una prisión secreta en Tailandia donde un supuesto terrorista fue sometido a la técnica del ahogamiento simulado y luego ayudó a destruir las cintas de vídeo de las sesiones del interrogatorio, presentará el caso ante el Comité del Senado que debe confirmarla como directora de la agencia de espionaje.
Será la primera vez que Haspel, quien ha pasado años trabajando como agente encubierto, hablará públicamente sobre su carrera, por lo que algunos legisladores están instando a la CIA a desclasificar los documentos que revelan su papel en el programa de tortura. Haspel, actual directora en funciones de la CIA, nunca ha expiado públicamente su participación en la operación de interrogatorio, ahora en desuso, y el posterior encubrimiento. Si se confirma, servirá bajo un presidente que prometió en su campaña electoral poner en marcha “un infierno mucho peor que el submarino”.
Cuando Haspel comparezca ante el Comité del Senado para su audiencia de confirmación, los legisladores no solo evaluarán su carrera, sino que también decidirán si haber supervisado la tortura la descalifica para el puesto. Debido a que la mayoría de las personas que fueron torturadas por funcionarios de la CIA, en ocasiones bajo la supervisión de Haspel, no pueden contar sus historias, el HuffPost pidió a varias personas que fueron sometidas a la tortura del submarino como parte de simulacros de interrogatorios o entrenamiento militar que contaran sus experiencias. De hecho, en marzo reportamos que en 2007 los militares prohibieron silenciosamente el uso del ahogamiento simulado como parte del entrenamiento por considerar esta técnica demasiado brutal.
Las personas que el HuffPost entrevistó fueron sometidas una vez a una simulación de ahogamiento, aunque sabían que se trataba de un procedimiento controlado. La CIA utilizó esta técnica 183 veces con uno de sus prisioneros, Khalid Sheikh Mohammed, según reveló un informe del Senado sobre el programa de tortura de la agencia.
George Wolske, ex tripulante de la Marina
Wolske fue sometido al ahogamiento simulado durante el entrenamiento de Supervivencia, Evasión, Resistencia y Escape (SERE) en marzo de 1969, en la Base Aeronaval de North Island en San Diego, cuando tenía 25 años. Con 72 años cumplidos, Wolske dice que todavía recuerda aquella experiencia.
Te cuento, ocurrió hace años, pero fue la experiencia de aprendizaje más punzante y ardiente que he vivido. El proceso se muestra y enseña como un elemento de tortura. Y eso es… La breve introducción al submarino, el término con el que se conoce esta técnica en el entrenamiento SERE, es tan intensa y violenta mentalmente para quien lo escucha, que nunca lo olvidará. En realidad, llegas al punto de pensar que te vas a ahogar.
Solo tarda unos minutos. Pero todo es muy intenso y real. Te acuestan sobre una tabla, te ponen de espaldas, te atan y ya no te puedes mover. Comienzan a verter agua sobre la cara. Se te mete por la nariz, no puedes respirar. En ese instante, te das cuenta de que lo único que realmente importa en la vida es el oxígeno. Puedes prescindir de un montón de cosas, pero si no puedes respirar, vas a morir.
Siempre pensé que George Bush y Dick Cheney debían someterse a la tortura del submarino y descubrir cómo es. Lo mismo vale para Gina Haspel.
Después de que me sometieran a la tortura del submarino, no he podido borrarlo de mi mente, ese recuerdo nunca se ha desvanecido. Suelo ser una persona muy tranquila, pero durante las tres semanas posteriores a esa experiencia, cualquier pequeño sonido, si alguien me pinchaba o rozaba, me asustaba. Estaba nervioso.
Chris Jaco, ex piloto militar
Jaco fue sometido al ahogamiento simulado durante el entrenamiento SERE en la Academia de la Fuerza Aérea en 1970.
Cuando sucedió, realmente no sabíamos de qué se trataba, tenía apenas 19 años, no sabía qué era la tortura del submarino. Lo usaron para transmitirnos las sensaciones y ayudarnos a comprender cómo era, para que supiéramos qué podría pasarnos si nos capturaban…
Parecía como si te estuvieras ahogando en el agua y no podías hacer nada para evitarlo. Soy alto, aunque no soy particularmente grande ni fuerte, pero recuerdo que intentaba deshacerme de las personas porque era agobiante. Cuando te estás ahogando con agua, realmente no piensas: ‘Bueno, esto es solo entrenamiento, tengo que experimentar cómo se siente’. En este momento estás un poco asustado. Más bien pensaba que no podía respirar, el agua entraba por mi nariz, y mi garganta estaba, básicamente, llena de agua.
Te hacen preguntas… y tú intentas no responder, si puedes. Llegué a un punto en el que me limitaba a empujar a la gente lejos de mí y luego salí corriendo de la tienda. Al final me sometieron y metieron dentro de una caja caliente. Se trataba de una caja pequeñísima con una puerta, no podías adoptar una posición muy cómoda. Dentro solía hacer mucho calor…
Yo diría que los militares necesitan experimentar algunas cosas para entender lo que podría pasarles. Sin embargo, respecto a la tortura del submarino, creo que se han producido suficientes películas y programas de televisión que han mostrado el ahogamiento simulado, de manera que te formas una idea bastante clara al respecto. No creo que tengamos que experimentarlo… Puedes extrapolar las cosas que ya has experimentado en el entrenamiento SERE sin necesidad de morir prácticamente ahogado en el agua.
Jeromy Shane, ex instructor de interrogatorios del ejército
Shane fue sometido a la tortura del submarino en el año 2003, durante el entrenamiento de SERE en Fort Bragg, Carolina del Norte.
Fue la peor experiencia de mi vida. Cuando te sometes al submarino, en realidad estás inhalando agua… No hay forma de decirle a tu cuerpo que se calme porque todo va a terminar. Tu cuerpo cree que te estás ahogando y deja de actuar de manera adecuada… Es doloroso desde el punto de vista físico. No sé si alguna vez te ha entrado agua por la nariz mientras estás nadando. Es eso mismo, una y otra vez, hasta que el interrogador se detiene. Tienes agua en tus pulmones; tu cerebro y tu cavidad nasal están en llamas y tu garganta está completamente hinchada.
Malcolm Nance, interrogador retirado
Nance fue sometido a la tortura del submarino en 2006 durante el entrenamiento SERE, en la Base Aeronaval de North Island en San Diego. Crítico con el uso de la tortura, Nance testificó en 2007 sobre su experiencia con el ahogamiento simulado ante un panel del congreso y la Comisión de Helsinki de los Estados Unidos. El Pentágono prohibió el uso de la tortura del submarino en el entrenamiento SERE poco después de que testificara. Estos son algunos extractos de sus testimonios:
El submarino no es una simulación. A menos que te hayan atado a la tabla, hayas soportado la agonizante sensación del agua estimulando tu reflejo nauseoso y luego sientas que tu garganta se abre y permite que el agua llene involuntariamente tus pulmones, no sabrás el significado de esa palabra… El submarino es una asfixia en cámara lenta con tiempo suficiente para contemplar la inevitabilidad del apagón y la expiración; por lo general, la persona sufre un ataque de histeria en la tabla. Para quienes aún no lo han experimentado, es horrible mirar y, si sale mal, puede provocar directamente una hipoxia terminal. Cuando se hace bien, se convierte en una muerte controlada. La falta de cicatrices físicas permite que la víctima se recupere, solo para que la amenacen con su uso una y otra vez.
En mi caso, la técnica fue tan rápida y profesional que no supe qué estaba pasando hasta que el agua entró en mi nariz y garganta. Luego empuja hacia abajo en la tráquea y comienza el proceso de degradación respiratoria. Es una experiencia agobiante que causa horror y desencadena un instinto de supervivencia frenético. A medida que se desarrollaba, era plenamente consciente de lo que estaba sucediendo: me estaban torturando.
Chris Sampson, periodista e investigador
Sampson se ofreció como voluntario para someterse a la tortura del submarino en 2015, como parte de un documental de la BBC. Mientras el “interrogador” vertía el agua en su nariz y boca, le preguntó si nació con forma de conejo. Sampson dijo que sí. Fue torturado con agua durante apenas 18 segundos.
El agua empezó a llenar mi cavidad nasal, convirtiéndome en una especie de recipiente invertido. Pasó por mi cavidad nasal y llegó hasta mi garganta. Entonces todo mi cuerpo se sacudió, intentando luchar contra la mesa. Luego llegó una especie de punto crítico y mi cerebro dijo: “Lidia con esto de otra forma”, y fue cuando dije: “Sí, al nacer era un conejo”.
Obviamente, era una respuesta irracional. Si la pregunta hubiera sido: “¿Vas por ahí intentando bombardear sitios? ¿Eres miembro de Al Qaeda? ¿Te pones un tutú por la mañana?” lo hubiera aceptado igualmente. Les das la respuesta que quieren porque tus instintos naturales de supervivencia toman el control de la situación.
Escupí mucha agua, tenía agua en los senos nasales, toda la cavidad nasal, mi garganta y estaba comenzando a llegar a mi esófago, que empezaba a subir. Mientras todo eso ocurría, mi mente racional permanecía completamente ajena a las preguntas.
Charlie Thompson, antiguo piloto naval
Thompson escribió para Mic en 2012 sobre la tortura del submarino que sufrió en un centro de formación de SERE cerca de Warner Springs, California.
Me cubrieron la boca, nariz y ojos con una toalla húmeda y el agua empezó a caer sin parar. Lo primero que percibes es una sensación de asfixia, seguida de la imposibilidad de expulsar el agua que ha saturado la toalla y que terminas ingiriendo o inhalando. Finalmente nos dijeron que era como la sensación de ahogo. Es probable que sea así.
En cualquier caso, mis oídos empezaron a sonar, detrás de mis ojos comenzaron a parpadear luces y dejé de luchar poco a poco. Sin embargo, justo antes de perder el conocimiento, el oficial ordenó “parar” y retiraron la toalla. Luego repitió la pregunta que yo había evitado, escupí, me atraganté y balbuceé “USS Guppie”. Entonces dio la orden y todo volvió a empezar, pero esa vez, cuando me volvieron a preguntar qué barco había pilotado, respondí que era el “Constellation”.
Aparentemente, fue la respuesta acertada, aunque era mentira ya que era obvio que no había pilotado ningún barco. Luego ordenó que me retiraran de la mesa. Cuando quitaron las contenciones, rodé y caí sobre mis manos y rodillas. No podría haberme levantado ni siquiera si mi vida hubiese dependido de ello. Y me quedé allí vomitando agua y respirando sin aliento cuando me preguntaron: “¿Bombardeas a las personas que aman la paz en la ciudad? ¿Asesinas a mujeres y niños?”. Afirmé con la cabeza.
En ese momento, habría confesado que era la reencarnación de Jack el Destripador si eso significaba que podría evitar otra sesión de la infame tortura del submarino, de hecho, al contarlo aún siento un escalofrío.