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“Perdió la pierna por un celular”: tiene 19 años, viajaba en tren hacia Capital y sufrió un robo que terminó en tragedia

Juan Cruzado y Alejandra Cruzado, en la puerta del Sanatorio de Los Arcos
Juan Cruzado y Alejandra Cruzado, en la puerta del Sanatorio de Los Arcos - Créditos: @Hernan Zenteno

El 25 de enero pasado, alrededor de las 16, a Flavia Cruzado, de 19 años, le llegó un mensaje de WhatsApp. Viajaba dentro de una formación del tren Belgrano Norte. Se había subido en Pablo Nogués y ahora estaba en la estación Villa de Mayo, en Malvinas Argentinas, en la provincia de Buenos Aires. Tenía una cita con el dentista en Capital y la acompañaba su hermana menor, Katherine, de 14 años. Sacó el celular. El mensaje era de la encargada de la discoteca Creta, ubicada en la costanera porteña, y le avisaba que este mes iban a reabrir sus puertas y ella podría volver a trabajar en el guardarropa del local. Ese fue el instante previo a la tragedia.

“Ella quería volver a trabajar, estaba esperando ese mensaje”, cuenta Alejandra Cruzado, de 21 años, la hermana mayor de Flavia. Luego de mirar la pantalla, un ladrón le agarró el celular y su reacción —que ahora mortifica a Flavia— fue ir en busca de lo suyo. Tomó la manija de la puerta del vagón, que por ser una formación antigua es posible abrirla aunque el tren esté en movimiento, e intentó perseguirlo. Pero algo imprevisto pasó: Alejandra no sabe si Flavia se tropezó o si se enganchó la ropa con la puerta. Lo cierto es que ella cayó en el hueco que se forma entre el andén y la estructura metálica que recién empezaba su recorrido para salir de la estación. La formación le pasó por encima de su pierna derecha.

Alejandra Cruzado, la hermana mayor de Flavia
Alejandra Cruzado, la hermana mayor de Flavia - Créditos: @Hernan Zenteno

“Ella se acuerda de todo. Dice que su pierna se quemaba, pero no podía moverse. Luego empezó a sentir sed por la enorme pérdida de sangre. Ahora se siente con culpa, no entiende por qué salió a correr al ladrón, no puede creer que ella haya perdido una pierna y al otro no le haya pasado nada”, describe Alejandra, que tuvo que renunciar a su trabajo en una hamburguesería, en donde estaba “en negro”, porque el encargado no le quiso dar días libres para acompañar a su hermana. Ella conversa con LA NACION en la puerta del Sanatorio de los Arcos, donde Flavia lucha por recuperarse.

“También se acuerda cuando la trasladaron al Hospital de Trauma Federico Abete, en Pablo Nogués. Ella no quería ir a ese hospital, pero lo cierto es que ahí le salvaron la vida”, agrega Alejandra.

Juan Cruzado y Alejandra Cruzado, en la puerta del Sanatorio de Los Arcos
Juan Cruzado y Alejandra Cruzado, en la puerta del Sanatorio de Los Arcos - Créditos: @Hernan Zenteno

Katherine —que está con tratamiento psicológico tras haber presenciado el hecho—, Michelle, de 17 años, Flavia y Alejandra son las cuatro hijas de Juan, de 47 años. Él es un inmigrante peruano que llegó a la Argentina hace 30 años para trabajar en un local gastronómico de la estación Once. Ahora tiene un trabajo administrativo en una iglesia del barrio porteño de Palermo.

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“Flavia estaba hablando con su supervisora del trabajo. Estaba muy contenta. En ese momento sintió que le arrancan el celular. Siempre hablamos de que si pasa algo no hay que hacer nada, no hay que reaccionar. Que después se comprará otro celular en algún momento. Pero no sabe por qué reaccionó, fue el reflejo. Dice que salió atrás, se enganchó con algo y el tren la agarró”, detalla Juan.

Alejandra interviene: “Hace poco mi viejo tuvo un preinfarto. Y cuando lo llamaron pensó que Flavia se había muerto”.

En busca del agresor

La investigación está en manos de la Unidad Fiscal Nº22 de Malvinas Argentinas a cargo de Gloria Reguan. Según indicaron fuentes judiciales, se están tomando declaraciones testimoniales a testigos y se encuentran recolectando otro tipo de pruebas para dar con el delincuente. Sin embargo, no brindaron más información para no frustrar la investigación en proceso. “No se puede informar si está identificado el agresor”, adujeron.

LA NACION se comunicó con la empresa Ferrovías, que tiene la concesión del Belgrano Norte, para consultarles por la seguridad de los trenes que ellos administran. “Las formaciones tienen un promedio de más de 50 años y efectivamente las puertas son manuales. Las inversiones en infraestructura, tanto en material rodante como en vías y estaciones, son competencia del Estado. Por ejemplo, en los últimos años, Trenes Argentinos Infraestructura llevó adelante la renovación y puesta en valor de 20 de las 22 estaciones de la línea. Por otra parte, en temas de seguridad trabajamos juntamente con la Policía Federal monitoreando a través de cámaras todas nuestras estaciones”, respondieron.

Mientras que ante la consulta de LA NACION por el estado de las formaciones y para saber por qué no se realiza una actualización de los vagones pese a que ese tren suele circular con las puertas abiertas, el ministerio de Transporte de la Nación señaló que “la Belgrano Norte es una de las dos líneas de pasajeros que se encuentran concesionadas a operadoras ferroviarias privadas hace más de 20 años. La gestión, operación y seguridad corresponde al concesionario de servicio”.

Miembro Fantasma

Alejandra precisa que a su hermana le amputaron la pierna derecha hasta la mitad del muslo. Además, se le fracturó el brazo derecho y la operaron del pie izquierdo. Uno de los médicos le comunicó a Flavia su nueva realidad. “Le dijo: ‘te hicimos una cirugía grande y te tuvimos que amputar la pierna’. Pero ella igual estaba muy sedada y está con tratamiento psiquiátrico. A veces dice que le duele la pierna que le amputaron, pero los médicos nos dijeron que es algo totalmente psicológico. Lo llaman miembro fantasma: uno sigue sintiendo dolor o algunas sensaciones, aunque la pierna ya no esté”, dice Alejandra.

Según relata Juan, Flavia se está recuperando, le quitaron la respiración mecánica y empezó a comer. Indica que hoy la tendrán que operar por un hematoma que se generó en el muslo de la pierna amputada.

Juan Cruzado y Alejandra Cruzado, en la puerta del Sanatorio de Los Arcos
Juan Cruzado y Alejandra Cruzado, en la puerta del Sanatorio de Los Arcos - Créditos: @Hernan Zenteno

“Queremos que se investigue lo que pasó. Por un celular mi hija perdió una pierna, es increíble. También quiero agradecer a todos los que se acercaron a ayudarnos y a los médicos que le salvaron la vida. Invito a todos a rezar para que Flavia se recupere”, exclama Juan.

“Aún no sabemos cómo es el camino para rehabilitarse, pero seguramente va a ser complejo, aunque ella va a poder sobreponerse, estoy segura. Flavia siempre quiso estudiar derecho penal, así que ese es su objetivo y lo va a lograr. Y esperemos que atrapen al que hizo esto”, resalta Alejandra.