Películas de autor y entradas baratas: el circuito de cines de la avenida Corrientes aún resiste los embates del streaming
“La actividad cultural es uno de los ejes de la avenida”, opinó Gustavo Luraschi, presidente de la Asociación Amigos de la Avenida Corrientes, Peatonal Lavalle y Obelisco. Para Diego Brodersen, responsable de la Sala Lugones del Teatro San Martín, esto “puede ser una casualidad”, aunque tiende a creer que haya algo de la vieja cinefilia de los años 60 y 70 que quedó un poco en los genes de la gente que transita por la zona. “Tal vez esté ligado a la misma razón por la cual haya cierto tipo de locales que siguen resistiendo a los muy profundos cambios culturales que ha habido en las últimas décadas”, agregó.
Los espectadores acuden a los cines que aún permanecen sobre la avenida Corrientes por múltiples motivos, que van desde la oferta de films más ligados al cine de autor que al comercial; el precio de la entrada ($2800 contra los $6400 de las cadenas) y, como señalan muchos espectadores, que no haya ruido de pochoclos u otra clase de snacks durante la proyección.
Para las amigas Etelvina, de 62 años, y Zunilda, de 78, la salida les trae recuerdos, además de que, luego de la proyección, pueden disfrutar de “una oferta gastronómica que es mucho mejor que un patio de comidas de un shopping”.
El presente de estas salas se conectan con la tradición de aquel pasado glamoroso de la exhibición cinematográfica y se distancia de la actualidad de Peatonal Lavalle. Estas sedes son el CineArte Cacodelphia, BAMA Cine Arte hasta 2019 o Cine Arte en otros tiempos (se accede por la diagonal Roque Sáenz Peña 1150 o por Av. Corrientes 1145, al otro lado de la Galería del Obelisco), el Cine Lorca (en Corrientes y Uruguay) y “La Lugones”, como se conoce popularmente al espacio ubicado, desde 1967, en el décimo piso del Complejo Teatral de Buenos Aires (Av. Corrientes 1530).
Brodersen amplió el listado de este circuito con El Cultural San Martín (Sarmiento 1551, a la vuelta de Lugones), el Cosmos UBA (Av. Corrientes 2046) y el Espacio Incaa Gaumont (Rivadavia 1635), por su cercanía y por un público de preferencia similar. Él no cree que surja un recorrido similar en otro barrio, por la coyuntura actual, la concentración cada vez mayor de títulos blockbusters o “tanques” en los complejos y el alto riesgo de los distribuidores a la hora de comprar películas.
Según Luraschi, las salas de cine pertenecen a un polo integrado también por teatros, librerías y hasta de artistas callejeros. Más aún, entre las 19 y las 2 cuando se cortan los dos carriles de la izquierda de Corrientes, lo que conforma un paseo peatonal. Todo se conjuga en estas pocas cuadras a pie, entre Callao y Cerrito, inauguradas en abril de 2019, casi un año antes de la declaración de cuarentena por Covid-19. El número de concurrentes, según la entidad que preside Luraschi, está volviendo a los valores anteriores a la crisis sanitaria, beneficiado también por el turismo de países limítrofes.
Luraschi recordó que la gran cantidad y variedad de cines se achicó en la década del ‘90 por la aparición de las salas de los shoppings. “Es una pena que se haya perdido toda la actividad”, se lamentó porque “antes Corrientes y Lavalle eran la salida obligada de la familia y de los jóvenes para tener acceso a este tipo de cultura”. Peter Marai, de Mirada Distribution, que planea los lanzamientos de la japonesa Love Life y el clásico Repulsión, de Roman Polanski, añora el circuito bautizado “L” o “Lo” , compuestos por los extintos Lorraine, Loire, Losuar y el sobreviviente Lorca. Guillermo Cisterna, exresponsable del BAMA Cine Arte, apuntó al streaming como un fuerte competidor que la pandemia provocó la aceleración de su uso.
Brodersen describió que la Sala Lugones, a diferencia de otras, sigue siendo “de repertorio”, como se la denominaba tiempo atrás. Es decir, su fuerte siguen siendo las retrospectivas, los focos, los ciclos temáticos. Hace unas décadas, se le sumaron los estrenos nacionales y extranjeros. El año pasado se exhibió Oppenheimer, la candidata a 13 premios Oscar, en 35mm y la galardonada Los delincuentes, del argentino Rodrigo Moreno. Ahora, será el turno de Eureka, la nueva colaboración de Viggo Mortensen con el cineasta argentino Lisandro Alonso tras Jauja.
Se viene otro Bafici
Para más aporte cinéfilo al circuito, desde 2022,, la zona es el centro del Bafici, el festival internacional de cine que se realiza en la ciudad cuya primera edición fue en 1999. Este año sucederá su 25° edición (en 2020, por la pandemia, se suspendió). Otra vez con dirección artística de Javier Porta Fouz, en el cargo desde 2016, está agendado entre el 17 y 28 de abril. “Es un evento cinematográfico cultural muy importante, lo hemos visto con muy buenos ojos”, manifestó Luraschi.
Brodersen destacó que “La Lugones” fue sede en todas las ocasiones y que en “este año no va a ser la excepción”. En esa pantalla, en su primera edición, se vio en competición el cortometraje Lick the Star, de Sofia Coppola (Perdidos en Tokio, Priscilla). Uno de los espectadores de esta función fue Francis Ford Coppola, director de la saga El Padrino, de Apocalipsis Now y de otros clásicos. El ganador de cinco Oscar y dos Palma de Oro en el Festival de Cannes había decidió arribar al país para acompañar a su hija y terminó siendo parte de la programación con una charla abierta.
El CineArte Cacodelphia, también se integrará al Bafici, como el Lorca y otras salas. Este lugar se iba a reabrir como CineArte Lumiere para la edición 2020. Los hermanos Sebastián y Gastón Gallo, junto a su socio Oscar Feito, resistieron los meses de pandemia y aprovecharon para poner aún mejor el lugar antes del nuevo intento, con la colocación de un ascensor, otras mejoras edilicias y la puesta en marcha de proyectores Barco Láser 2K junto al sonido Dolby Sorround 7.1.