Pedro Sánchez presenta sus credenciales ante la OTAN para cambiar de puesto de trabajo

Pedro Sánchez (d), saluda a Joe Biden (c) y a Jens Stoltenberg (i) en el inicio de la cumbre de la OTAN. (Photo by Jakub Porzycki/NurPhoto via Getty Images)
Pedro Sánchez (d), saluda a Joe Biden (c) y a Jens Stoltenberg (i) en el inicio de la cumbre de la OTAN. (Photo by Jakub Porzycki/NurPhoto via Getty Images)

Mucha broma con la banderita de España que la organización de la propia OTAN puso del revés junto al presidente del Gobierno, pero el sello propio que España le ha imprimido a la cumbre la organización atlántica está siendo resaltado por buena parte de la prensa internacional.

No solo por la elección del Museo del Prado para la cena oficial, que fue empeño personal del propio Pedro Sánchez, ni por la foto de familia ante 'Las Meninas', que hace palidecer las instantáneas de cumbres anteriores, ni por el hecho de que Suecia y Finlandia ingresarán en la organización después de que Turquía levantara el veto, ni tan siquiera porque la consolidación del frente común contra Rusia evoca a épocas más propias de la Guerra Fría... sino, más bien, por todo un poco. Incluida la voluntad de Sánchez por albergar una cita en un momento cuanto menos tenso dentro de la geopolítica internacional.

El sello personal y la constancia que Sánchez está mostrando con la cumbre tampoco está pasando desapercibido engordando el rumor que ya circulaba desde el histórico resultado del PP en Andalucía: Que Sánchez podría estar preparando una salida profesional cuando abandone el Gobierno. Y que el plan B, que muchos ven casi como un plan A-bis, pasaría por intentar aspirar a un cargo internacional de alto rango como la propia secretaría general de la Alianza Atlántica o una presidencia como la del Consejo Europeo.

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Sánchez ya fue descabalgado una vez del liderazgo del PSOE y, tras recorrerse el país en coche en busca de los apoyos de la militancia socialista, regresó tumbando la candidatura del aparato que encabezaba Susana Díaz. Pero, en caso de revolcón en las urnas en 2023, nadie ve a Sánchez volviendo a bajar al barro para luchar por el liderazgo socialista.

Sumándole a esto que ya cuenta con experiencia en la política internacional y europea, el rumor coge aún más fuerza. El madrileño trabajó en 1998 como asesor en el Parlamento Europeo -ayudando a la eurodiputada Bárbara Dührkop en la confección, entre otros, del presupuesto en el grupo- para, posteriormente, ostentar la jefatura de gabinete del Alto Representante de Naciones Unidas en Bosnia durante la Guerra de Kosovo, el español Carlos Westendorp.

El caso es que ni Nueva York ni Bruselas le son desconocidas para Pedro Sánchez ni viceversa. Ahora bien, ¿hay hueco para él? A día de hoy no, pero de aquí a dos años vencen algunos mandatos ciertamente interesantes para un perfil como el de Sánchez. El de la secretaría general de la OTAN, más concretamente, finalizaría en septiembre de 2023, pero con el contexto de la guerra que Rusia libra contra Ucrania, lo más normal es que el mandato se alargue para dotar de estabilidad a la organización atlántica.

De ser así, Sánchez tendrá que labrarse muchos apoyos, porque el peso de España es mínimo. Por el contrario, el de Estados Unidos es grande, y Joe Biden está encantado con la disposición de España para que la flota estadounidense pueda albergar más destructores en la base de Rota (Cádiz).

Hay gente que dan tan por hecho el cambio de rumbo del presidente del Gobierno que incluso vaticinan que ni siquiera será el candidato del PSOE si Alberto Núñez Feijóo mantiene la tendencia al alza en las encuestas.

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