Paraanormales: la lupa sobre un arquetípico grupo de padres

Paraanormales

Libro: Daniel Veronese y Matías del Federico. Elenco: Paola Barrientos, Marina Bellati, Laura Cymer, María Figueras, Carlos Portaluppi y Gonzalo Suárez. Dirección: Daniel Veronese. Sala: Multiteatro. Duración: 90'.

Desde el punto de vista meramente argumental, podría pensarse que Paraanormales es la típica comedia del circuito comercial, que conjuga de manera inteligente cierta dosis de humor con un contenido social tan pregnante como vigente. Y es que algo de eso hay en la decisión dramática de trabajar sobre la discriminación hacia un niño en un ámbito educativo. La obra se sirve, para ello, de un caso real ocurrido hace algunos años, en el que un grupo de padres, en alianza con la directora del colegio de sus hijos, generaron un plan para expulsar del colegio a un niño diagnosticado con síndrome de Asperger. Sobre esa base se construye un texto que muestra la reunión en la que todo se planifica y ejecuta. Hasta allí nada demasiado novedoso. Pero Veronese como director siempre encuentra un modo de extrañar esta simpleza jugando con algunos elementos que aproximan la propuesta más hacia una teatralidad protagónica que una negada en pos de un relato conmovedor. Hay en las producciones de este director tan importante para el teatro independiente argentino, algo que perturba las normas del circuito comercial al aproximarse a una zona de extrañamiento en donde la teatralidad y el artificio se imponen en algún punto. Y esto, hay que decirlo, siempre es una zona con algo de riesgo que se celebra.

El título remite directamente a un objeto presente en la escenografía -lamentablemente, demasiado subrayado- que va a tener como función tejer los hilos de un sistema dramatúrgico que va llevando la experiencia de la discriminación de un actor a otro haciendo que la obra siempre vuelva a empezar aunque no de manera literal. La luz acompaña y remarca ese efecto paraanormal.

Para lograr esto la propuesta se vuelve absolutamente dependiente de un grupo de actores que esté en condiciones de llevarla adelante teniendo escasos segundos para producir el salto interpretativo que el director les exige. Y en este sentido el equipo que conforma Veronese es profundamente inteligente como para darle a la platea eso que le está pidiendo, al tiempo que tiene el poder de producir ese viraje que el texto impone. Cada uno de ellos consigue la composición justa y arquetípica -de fácil e inmediato reconocimiento-, pero para sumergirlo luego en una instancia más rica de zonas grises. Y, mérito del director, logra incluso y pese a eso un desempeño absolutamente parejo.