París bien vale una misa. Los lugares imprescindibles de la ciudad

Es una de las ciudades europeas más emblemáticas por su historia y cultura. Todos desearemos conocerla en algún momento de nuestras vidas; palparla en primera persona y formar parte de esa marabunta que pisa las calles adoquinadas y húmedas (la mayoría de las veces). Calles que a lo largo de los siglos han desandado cientos de ilustres personajes de todo pelaje. Ha vivido tantos momentos históricos que es una enciclopedia ilustrada e innegable capital de la moda, el glamour y el perfume.

Al llegar a París, usted podrá sentirse apabullado ante tanta información. Trate de programar su viaje, sus recorridos y visitas obligadas. Esta ciudad está tan saturada de turistas que las colas para acceder a los museos y otras atracciones son francamente kilométricas. Reservar las entradas anticipadamente le evitará horas de espera que podrá emplear en saborear tranquilamente la cocina francesa en coquetos brasseries y bistrós, o hacer compras en los famosos almacenes Galerías Lafayette.

La cúpula Art Noveau de Galerías Lafayette.
La cúpula Art Noveau de Galerías Lafayette.

Se dice de los franceses que son engreídos y chovinistas. Como todo pueblo, tienen características culturales con las que algunas civilizaciones no están muy familiarizadas. Han demostrado su carácter reivindicativo y poseen gran sentido de la justicia social. Desde principios de año se manifiestan en las calles parisinas contra la reforma de las pensiones. En cuanto a la comunicación, no he encontrado a muchos que hablen inglés o español, pero esto no significa desprecio al que llega de fuera. En el vestir, reconozco que son presumidos y sofisticados, sin sobrepasar el colorismo de los italianos.

Público esperando acceder al Louvre.
Público esperando acceder al Louvre.

Si aún no ha interpretado el significado de la frase “París bien vale una misa” (Paris vaut bien une messe) atribuida al rey borbón Enrique IV, quien traicionó su filiación protestante y se convirtió al catolicismo para hacerse con la corona francesa; le confirmo que merece la pena ser un transeúnte más en esta espléndida ciudad y aguardar el tiempo que sea necesario para acceder a una de las pinacotecas más importantes del planeta que expone la única pintura del mundo que no tiene precio: la Gioconda; o visitar la Tour Eiffel, una de las torres más famosas del mundo.

Vista de la Torre Eiffel en el Campo de Marte.
Vista de la Torre Eiffel en el Campo de Marte.

Estos son algunos lugares que no debería dejar de ver si va a París.

La Plaza de la Concordia de París.
La Plaza de la Concordia de París.

La Plaza de la Concordia

Testigo de sucesos históricos trascendentales, su nombre redime hoy los momentos más terribles vividos en París durante la Revolución Francesa. La guillotina rebanó cientos de miles de cabezas, entre las más conocidas: la del rey Luis XVI, María Antonieta y Robespierre.

Majestuosa, se localiza entre el Jardín de las Tullerías y los Campos Elíseos, cerca del Arco de Triunfo. Sobresale el obelisco de más de 3 mil años de antigüedad traído de Lúxor, donado por el virrey de Egipto.

El museo del Louvre

Inauguró la idea del museo que exhibe colecciones reales y aristocráticas al pueblo. Se encuentra en el espacio que ocupó una fortaleza durante el siglo XII y donde siete centurias después levantaron el palacio que alberga una de las pinacotecas más importantes a nivel mundial, con una cifra que ronda las 300 mil obras.

Un cuadro icónico, ‘La libertad guiando al Pueblo’ del pintor Eugène Delacroix.
Un cuadro icónico, ‘La libertad guiando al Pueblo’ del pintor Eugène Delacroix.

Desde La Gioconda de Da Vinci, La libertad guiando al Pueblo de Delacroix, a la Venus de Milo o La Victoria alada de Samocracia, el visitante tendrá que decidir qué rumbo tomar entre los 160 mil metros de este maravilloso y gigantesco habitáculo.

Ìle de la Cité

Atesora una fortuna arquitectónica e histórica, entre ellas Notre Dame, una de las catedrales góticas más antiguas del mundo donde fueron coronados Napoleón Bonaparte y Enrique VI de Inglaterra, y beatificada la heroína Juana de Arco (Jeanne D’Arc). Actualmente no es visitable, pero el público acude a la plaza para fotografiarse, inmortalizándose en este periodo dedicado a su restauración.

A pocos pasos, el barrio latino palpita con su ambiente bohemio y lugares de interés: la simbólica librería Shakespeare and Company (37 Rue de la Bûcherie); la universidad de París, conocida como La Sorbona; la iglesia católica Saint-Séverin del siglo XIII y joya de la zona, ahora en proceso de restauración mediante colecta pública.

El Moulin Rouge en Montmartre.
El Moulin Rouge en Montmartre.

Torre Eiffel

El indudable símbolo de la Ciudad de la Luz, a pesar de sus detractores, que tras erigirse en el siglo XIX para la Exposición de París de 1889, fue considerada horrible por su odioso semblante. Contra todo pronóstico es el monumento de la “Arquitectura de hierro” más visitado del mundo.

La sensación de flotar sobre el aire encima de la ciudad de París con vistas de 360º y sus múltiples experiencias, bien vale la pena. Este año se conmemora el centenario del fallecimiento de su creador Gustave Eiffel y habrá una serie de homenajes, muchos de ellos, propuestos por sus descendientes. https://www.toureiffel.paris/

La Basílica del Sagrado Corazón (Basilique du Sacré-Coeur) de Montmartre.
La Basílica del Sagrado Corazón (Basilique du Sacré-Coeur) de Montmartre.

Montmartre

La visita a este barrio de calles tortuosas y empinadas le mostrará la atmósfera más romántica y canalla. Imperdibles el popular Moulin Rouge, los pintores de la plaza de Tertre que podrán “retratarle”, el cabarét más antiguo de Paris “El conejo ágil” (Lapin Agile), o el convertido en restaurante “Le Moulin de la Galette”, el más frecuentado por el pintor Vincent Van Gogh mientras vivió en Montmartre, o el restaurante “La casa rosa”.

El Moulin Rouge en Montmartre.
El Moulin Rouge en Montmartre.

No se marche sin ascender la colina para ver el semblante blanquecino de la Basílica del Sagrado Corazón (Sacre Coeur), escoltado por cientos de candados del amor que cuelgan de las cercas adyacentes.

Las calles de Montmartre cuentan con cafés en terrazas.
Las calles de Montmartre cuentan con cafés en terrazas.

Las Galerías Lafayette

Despídase visitando lo que fue una mercería próxima a la Ópera y los bulevares parisinos, y se transformó con el transcurso de una centuria en los vistosos Grandes Almacenes que deben su nombre a su primer emplazamiento, en la esquina de la calle La Fayette.

Los fines de semana ofrecen su “Visita al Patrimonio”, fuera del horario de apertura, dejándole acceder a su memoria más exclusiva e íntima. Aunque no sea amante de las compras de lujo, admire la magnífica cúpula, distintivo del Art Noveau e imposible de perderse.

Profiteroles a la francesa.
Profiteroles a la francesa.