Y Tom Cruise saltó del techo: París se despide y le pasa el testigo olímpico a Los Ángeles

Tom Cruise descolgándose del techo del Estadio de Francia, un viajero dorado que viene del futuro y la cancha convertida en una gigante sala de fiestas. París se regaló una emotiva celebración para despedir unos Juegos Olímpicos en los que celebró su belleza antes de pasarle el testigo a Los Ángeles.

Los Juegos del rey León

Sonaba la famosa canción “Sous le ciel de Paris”, en la íntima voz de la joven francesa Zaho de Sagazan, cuando apareció en el Jardín de las Tullerías el héroe francés de París-2024, Léon Marchand.

Ganador de cuatro oros individuales en París, el nadador de 22 años fue el encargado de apagar el pebetero y de iniciar el fin de estos Juegos que han sido también los suyos.

Hasta aquí había llegado la llama bajo la lluvia el 26 de julio portada por la exatleta Marie-José Pérec y el judoca Teddy Riner, y de aquí se marchaba hacia el Estadio de Francia, donde le esperaban más de 71.000 espectadores.

Fiesta en la pista

Mientras, la pista se llenaba de atletas que venían a celebrar que ya pasó todo, que las interminables horas de entrenamiento, incertidumbres y caídas, al menos, les habían traído hasta aquí. Algunos lucían sus medallas, otros sencillamente sus ganas de festejar que había valido la pena.

Sonaron clásicos franceses, también “Freed from desire” o “We’re the champions” y el estadio se convirtió en una alegre discoteca antes de que las medallistas de la maratón femenina, que por primera vez cerraron unos Juegos, recibieran las últimas preseas de París-2024.

Viajero dorado

Se oscureció entonces el estadio mientras un personaje dorado se descolgaba por el techo entre una música apocalíptica. La llegada de este personaje venido del futuro, interpretado por el breakdancer francés Arhur Cadre, iniciaba un viaje distópico a una era en la que los Juegos Olímpicos habían desaparecido.

Empeñado en recuperarlos, como ya hiciera Pierre de Coubertin a finales del siglo XIX, este misterioso ser del futuro acabó consiguiendo su misión cuando junto a los 270 bailarines que participaron de la ceremonia consiguieron de nuevo levantar, como un gran trabajo colectivo, los aros olímpicos sobre el gigante escenario de 2.400 metros cuadrados.

De quejicas a fans

Tras proyectar las imágenes de los héroes de estos Juegos, el estadio se convirtió entonces en un glamouroso club parisino mientras la banda francesa Phoenix ofrecía un concierto junto a varios artistas locales.

“De un día a otro, París se convirtió en una fiesta”, se felicitó después el presidente del comité organizador, Tony Estanguet, que bromeó constatando que los Juegos convirtieron “a un pueblo de quejicas irreductibles en fans apasionados”.

También celebró el éxito de una edición “sensacional” el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, antes de que la alcaldesa de París, Anne Hidalgo le pasara la bandera olímpica a su homóloga de Los Ángeles, Karen Bass.

Junto a ella estaba la estrella de la gimnasta Simone Biles, que se quedaría la bandera mientras desde el cielo venían a buscarla.

Unos anillos olímpicos gigantes se forman durante la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos Paris 2024, en el Estadio de Francia, el domingo 11 de agosto de 2024.
Unos anillos olímpicos gigantes se forman durante la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos Paris 2024, en el Estadio de Francia, el domingo 11 de agosto de 2024.

En las alturas

Una luz iluminó entonces una figura en el techo del Estadio de Francia y desde ahí se descolgó Tom Cruise como en una de sus películas de “Misión Imposible”.

Aclamado por los fans, el actor estadounidense llegó hasta el escenario y recibió la bandera de manos de Biles antes de marcharse en moto a iniciar un viaje que acabaría conectando con Los Ángeles, donde los Red Hot Chili Peppers, Billie Elish y Snoop Dogg -estrella viral en París-2024- daban un concierto en la playa.

De la noche parisina de unos Juegos que se acaban al sol ardiente de California y una olimpiada que amanece.

Despedida

Solo quedaba la entrada triunfal de Marchand en el Estadio de Francia para apagar la llama y que Bach cerrara oficialmente estos Juegos que mostraron un París más amable, que quiso abrirse a la gente y sacó por primera de un estadio la ceremonia de apertura y llevó sus polémicas pruebas de aguas abiertas -no para gusto de todos- al Sena.

El público respondió y 9,5 millones de espectadores acudieron a ver las competiciones, superando el récord de 8,3 millones de Atlanta-1996.

París puso su exuberancia al servicio de sus terceros Juegos, y funcionó.

Dentro de cuatro años esperan Los Ángeles y sus estrellas.

Últimas medallas

El último día de los Juegos tuvo sus momentos estelares en lo deportivo. La selección femenina de básquet de Estados Unidos se impuso a las francesas por un ajustado 67-66, para sumar ocho coronas olímpicas consecutivas.

Con esta hazaña, Estados Unidos acaba los Juegos Olímpicos de París como líder del medallero, empatado a 40 oros con China.

El Team USA, no obstante, tiene más medallas de plata que China (44 por 27), y más preseas en total, 126 a 91. Tercero acabó Japón, con 45 medallas en total (20-12-13).

Por la mañana, la neerlandesa Sifan Hassan causó sensación en el maratón femenino, que por primera vez clausuró el atletismo de unos Juegos.

La atleta, que venía de colgarse dos bronces, en 5.000 y 10.000 metros en la pista del Estadio de Francia, acabó la mítica distancia de 42,195 km con un tiempo de 2 horas, 22 minutos y 55 segundos.

Un crono que le valió un nuevo récord olímpico y el honor de recibir su medalla en la ceremonia de clausura, arropada por los miles de deportistas de las delegaciones participantes y un público más que entregado.

Éxito de público

Varias de las pruebas disputadas en París tuvieron un decorado extraordinario: la Torre Eiffel frente a la cancha de voley-playa, el Palacio de Versalles en las pruebas de hípica, el obelisco de la Plaza de la Concordia acompañando el BMX, sin olvidar las olas de Tahití, donde el surfista brasileño Gabriel Medina protagonizó una de las imágenes más icónicas de estos Juegos, levitando sobre las aguas, brazo en alto.

El Sena fue otro de los grandes protagonistas. Pese a los 1.400 millones de euros gastados en limpiar el río, la organización tuvo sudores fríos a diario y se vio obligada a anular varios entrenamientos y postergar un día el triatlón masculino, aunque todas las competencias previstas, incluyendo la natación en aguas abiertas, se pudieron celebrar.

París-2024 fue también un éxito de público, pese a los elevados precios: se vendieron más de 9,5 millones de entradas, muy por encima del anterior récord de Atlanta-1996, cuando se despacharon 8,3 millones.