El papel de Catar en el camino hacia un alto al fuego en Gaza

(Diego Ibarra Sanchez/The New York Times)
(Diego Ibarra Sanchez/The New York Times)

El emirato ha utilizado su influencia con Hamás para presionar a favor de una tregua con Israel. Pero “la última palabra la tienen los que están en el campo de batalla”, dijo un experto.

Tras el asesinato del líder político de Hamás, Ismail Haniyeh, a finales de julio, los dirigentes de Hamás comunicaron a los mediadores cataríes que tenían nuevas exigencias para las conversaciones de alto al fuego, ya estancadas, según un funcionario árabe y otro estadounidense.

La sugerencia preocupó al primer ministro catarí, que llevaba meses instando a Hamás a llegar a un arreglo. Con el apoyo de su personal, opuso resistencia en las reuniones y llamadas con el grupo militante palestino, dijeron los funcionarios.

Al final, Hamás abandonó la idea.

En los últimos meses, las conversaciones para lograr un alto al fuego y la liberación de los rehenes se han estancado y Catar ha aprovechado su influencia sobre Hamás para intentar salir de un sinfín de callejones sin salida, según se desprende de las entrevistas realizadas a más de una docena de funcionarios con conocimiento de las negociaciones, incluidos funcionarios de la región y de Estados Unidos. La mayoría de los funcionarios hablaron bajo condición de anonimato para poder compartir detalles de las conversaciones a puerta cerrada.

Desde que comenzó la guerra, Catar, junto con Egipto, se ha erigido como mediador crucial entre Israel y Hamás, organizando debates maratonianos con representantes palestinos en salas con aire acondicionado en el centro de Doha, la capital catarí, y transmitiendo mensajes del gobierno de Biden a Hamás. Los cataríes también han colaborado con los israelíes, a pesar de que ambos países no mantienen relaciones diplomáticas formales.

Los esfuerzos cataríes han adquirido mayor urgencia ya que las negociaciones parecen estancadas. Hamás e Israel siguen muy alejados de un acuerdo y la línea de meta parece estar en constante movimiento.

Dos funcionarios estadounidenses afirmaron que Hamás había añadido exigencias en los últimos días para la liberación de los rehenes, pidiendo la liberación de más prisioneros palestinos en la fase inicial del acuerdo.

Los funcionarios esperan que Catar pueda persuadir al grupo militante que de nuevo abandone esas exigencias e incluso reduzca su petición de liberación de prisioneros tras el asesinato de seis rehenes en Gaza.

Ha sido un esfuerzo continuo para mantener el rumbo de las conversaciones. Catar convenció a Hamás para que volviera a la mesa de negociaciones después de que Israel invadiera Rafah, en el sur de Gaza, en mayo, según cuatro de los funcionarios. En las semanas siguientes, presionó a Hamás para que aceptara concesiones en la propuesta.

Más recientemente, Catar ha persuadido a Hamás para que siga participando en las conversaciones, incluso cuando el grupo militante afirma que ya no quiere negociar. Aunque Hamás ha afirmado públicamente que no participó en las dos últimas rondas de conversaciones oficiales en El Cairo y Doha, en privado ha mantenido conversaciones menos formales con funcionarios cataríes y egipcios sobre esas reuniones y ha ofrecido su opinión sobre puntos concretos, según han declarado un funcionario árabe y dos estadounidenses.

“Catar ha estado presionando a ambas partes para que se comprometan a llegar a un acuerdo y a tomar decisiones difíciles dentro de las negociaciones para alcanzar dicho acuerdo”, declaró Majed al-Ansari, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores catarí.

Catar ha mantenido estrechas relaciones con Hamás durante más de una década y ha acogido a sus dirigentes políticos en el exilio desde 2012. El anterior dirigente catarí, el emir Hamad bin Jalifa Al Thani, se convirtió en el primer y único jefe de Estado que visitó Gaza bajo el mandato de Hamás. Y Catar ha financiado el canal árabe de Al Jazeera, que ha amplificado los mensajes de Hamás.

A lo largo de la guerra, el emirato del golfo Pérsico, que tiene un historial de vínculos con los islamistas, ha intentado presentarse como un interlocutor internacional capaz de reducir las diferencias entre las partes enfrentadas.

Catar alberga también la mayor base militar estadounidense en Medio Oriente. Y los esfuerzos de mediación en Gaza han dado al país otra oportunidad de demostrar a Estados Unidos que puede ser un aliado estratégico en objetivos importantes de la política exterior estadounidense.

“Los cataríes siempre quieren demostrar que pueden ser un buen socio”, dijo Dana Shell Smith, embajadora de Estados Unidos en Catar de 2014 a 2017. “Las conversaciones de alto al fuego les permiten hacer precisamente eso”.

Con un ejército pequeño, Catar depende de Estados Unidos para que le proporcione un manto de seguridad, dijo Shell Smith, y señaló que Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, potencias del golfo, han adoptado ocasionalmente posiciones hostiles contra sus vecinos cataríes.

Los funcionarios estadounidenses han elogiado la gestión de las negociaciones del alto al fuego por parte de Catar, afirmando que ha respaldado los intentos estadounidenses de presionar a Hamás en momentos clave. Sin embargo, la cordialidad entre Hamás y Catar también ha hecho vacilar a algunos funcionarios estadounidenses, según dos de ellos.

La buena voluntad de Catar con Hamás proviene en parte de años de apoyo financiero a Gaza. Catar había enviado cientos de millones de dólares a Gaza —con la aprobación israelí— para familias pobres, proyectos de infraestructura y salarios de empleados del sector público, aunque funcionarios israelíes han dicho recientemente que lamentaban la decisión, ya que permitía a Hamás desviar parte del dinero hacia operaciones militares.

Desde que comenzó la guerra hace 11 meses, el primer ministro catarí, Mohammed bin Abdulrahman al-Thani, ha dedicado una cantidad considerable de su propio tiempo a intentar negociar un alto al fuego, incluso a expensas de otros proyectos del gobierno, según tres de los funcionarios con conocimiento de las conversaciones. Según los funcionarios, el primer ministro se ha reunido con representantes de Hamás hasta dos veces al día.

En junio, Catar intervino cuando parecía que una vez más las conversaciones de alto al fuego estaban estancadas.

Israel insistía en que una fase posterior de las negociaciones se centrara en múltiples cuestiones, mientras que Hamás quería limitar el alcance al canje de prisioneros y cautivos.

En colaboración con Estados Unidos, Catar presentó a Hamás tres posibles opciones de redacción con palabras de concesión, según Husam Badran, un alto cargo de Hamás residente en Catar. Los representantes de Hamás eligieron una de ellas, añadió.

Hamás acordó que la fase posterior se centraría en particular en la cuestión del canje, una elección de palabras que dejaba la puerta abierta a la posibilidad de debatir otras cuestiones.

“Lo hicimos porque nos interesa la cuestión del alto al fuego”, dijo Badran. “Si hay algunas frases que faciliten las negociaciones y conduzcan al mismo resultado —el fin de la guerra—, no tenemos ningún problema”.

Tres de los funcionarios familiarizados con las negociaciones dijeron que Catar tuvo que presionar mucho para conseguir que Hamás aceptara esa formulación con concesiones.

Al-Ansari, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, declaró que Catar había estado ejerciendo presión poniendo ideas sobre la mesa, fijando plazos para las respuestas y recordando a ambas partes la gravedad de la situación.

“Catar puede interactuar con Hamás de forma seria y abierta por su larga relación con ellos y por su apoyo a Gaza”, dijo Tamer Qarmout, profesor de Política pública en el Instituto de Estudios de Posgrado de Doha. “Hamás se da cuenta de que si los cataríes los presionan, tienen que entablar conversación con ellos y responder positivamente”.

La influencia de Catar tiene sus límites, ya que tanto Israel como Hamás mantienen posturas aparentemente irreconciliables.

Además de las cuestiones relativas al intercambio de prisioneros, las negociaciones se han estancado, en parte, por el destino del corredor Philadelphi, una estrecha franja de tierra en Gaza a lo largo de la frontera con Egipto. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha insistido en que el ejército israelí debe permanecer en el corredor, mientras que Hamás ha afirmado que cualquier acuerdo exige que Israel se retire de Gaza, incluida esa zona fronteriza.

Varios de los funcionarios familiarizados con las negociaciones expresaron su preocupación por el hecho de que Netanyahu hubiera planteado en las últimas semanas nuevas exigencias que podrían retrasar aún más o incluso torpedear un acuerdo y que incluían el mantenimiento de las fuerzas israelíes en el corredor.

Hamás también ha obstaculizado el proceso.

En una reunión celebrada este verano con responsables de Hamás, los mediadores cataríes presionaron al grupo militante palestino para que aceptara la versión del acuerdo de alto al fuego con Israel que estaba sobre la mesa.

Los responsables de Hamás respondieron que, aunque estuvieran dispuestos a hacerlo, no podrían darle luz verde sin la aprobación de los dirigentes del grupo dentro de Gaza, en particular Yahya Sinwar, la figura más poderosa del territorio. Los cataríes reconocieron el punto y la reunión terminó sin ningún avance, según varios de los funcionarios familiarizados con las conversaciones.

“La última palabra la tienen los que están en el campo de batalla”, dijo Qarmout.


Adam Rasgon
es reportero del Times en Jerusalén y cubre asuntos israelíes y palestinos. Más de Adam Rasgon


Julian E. Barnes
cubre las agencias de inteligencia estadounidenses y asuntos de seguridad internacional para el Times. Ha escrito sobre temas de seguridad durante más de dos décadas. Más de Julian E. Barnes

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