¿Un Papa filorruso? La respuesta del Vaticano a las críticas a Francisco por su rol en la guerra en Ucrania

El Papa Francisco se reúne con el presidente ruso Vladimir Putin con ocasión de una audiencia privada en el Vaticano, el 10 de junio de 2015
Gregorio Borgia

ROMA.- En los ya más de cien días de guerra en Ucrania, en los que Francisco hizo 50 alusiones a este trágico conflicto que dejó en vilo al mundo –tal como calculó el sitio Il Sismografo-, lanzó enérgicos llamados a que se callen las armas, se manifestó “dispuesto a hacer todo para frenar la guerra” y hasta a viajar a Moscú para encontrarse con Vladimir Putin, la diplomacia papal fue puesta en el banquillo, con gestos y hechos más criticados que aplaudidos y que hasta ahora no logró anotarse ninguna victoria.

Aunque Francisco -quien denunció reiteradamente y con palabras fuertes la guerra- aludió varias veces al zar del Kremlin, jamás pronunció con todas las letras su nombre, y por esto es acusado de filorruso. Recibió una catarata de críticas no solo en medios anglófonos, sino también en la católica Polonia y en la agredida Ucrania, donde algunos hasta compararon su reticencia a nombrar al agresor con el famoso silencio de Pío XII contra el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial.

Dos días después del comienzo de la “operación especial” de Vladimir Putin, el Papa sorprendió con una visita, en solitario, al embajador ruso ante la Santa Sede. Ya entonces su diplomacia por fuera del protocolo –no corresponde que un jefe de Estado como el Pontífice, se rebaje a ir a visitar a un embajador- fue incomprendida. En una audiencia general, en imágenes que valen más que mil palabras, el Papa besó una bandera ucraniana traída de Bucha, símbolo de los horrores cometidos allí por los rusos contra civiles, visitó a niños enfermos de cáncer trasladados desde su castigado país al hospital Bambin Gesú, recibió a las esposas de soldados del Batallón de Azov atrapados bajo fuego en la fábrica de acero de la martirizda Mariupol. Para mostrar su cercanía a los agredidos ucranianos, envió en misión especial a esa tierra a dos cardenales, el polaco Konrad Krajevsky y el checo-canadiense Michael Czerny.

El Papa Francisco abraza a un niño refugiado de Ucrania mientras preside el encuentro "El Cortile dei Bambini" (El Patio de los Niños) con niños provenientes de toda Italia, el 4 de junio de 2022 en el patio de San Dámaso en el Vaticano. (Foto de Tiziana FABI / AFP)
Agencia AFP


El Papa Francisco abraza a un niño refugiado de Ucrania mientras preside el encuentro "El Cortile dei Bambini" (El Patio de los Niños) con niños provenientes de toda Italia, el 4 de junio de 2022 en el patio de San Dámaso en el Vaticano. (Foto de Tiziana FABI / AFP) (Agencia AFP/)

Hace un mes, en una entrevista con el Corriere della Sera en la que volvió a mostrar su preocupación y a destacar los esfuerzos de la diplomacia vaticana para ponerle un freno a la guerra, Francisco mencionó el “ladrar de la OTAN a las puertas de Rusia” como un desencadenante del conflicto. Algo por lo que el Papa volvió a ser tildado de filorruso. También dijo que estaba dispuesto a viajar a Moscú para reunirse con Putin, aunque hasta ahora no hubo ninguna invitación de su parte. Hoy, ante la pregunta de un niño ucraniano durante un encuentro en el Vaticano, Francisco dijo que le gustaría ir a Ucrania, pero que debe esperar “el momento adecuado”.

Una pregunta habitual

En diálogo teléfonico con LA NACION desde Kiev, el arzobispo lituano Visvaldas Kulbokas, nuncio en Ucrania, es decir, embajador del Papa en esta exrepública soviética bajo fuego, dijo que la diplomacia papal ha sido hasta ahora mal interpretada.

“En estos cien días de guerra, 30 días, que son muchos, el 30% de mi tiempo, los pasé intentando, a través de discusiones, respondiendo preguntas, mails y demás, contestar a esa pregunta de si el Papa es filorruso y no es fácil explicar que no, que no es así”, reconoció Kulbokas, sacerdote que habla perfecto español. Tanto es así que no solo hizo de intérprete del Papa en su histórico encuentro con el Patriarca de Moscú, Kirill, en La Habana, en 2016 -el primero después del cisma que dividió la Iglesia católica de la ortodoxa en 1054-, sino también, en las tres audiencias que Jorge Bergoglio tuvo con Putin en el Vaticano.

El papa Francisco, con Visvaldas Kulbokas
Religión Digital


El papa Francisco, con Visvaldas Kulbokas (Religión Digital/)

Kulbokas, quien junto al embajador polaco, fue el único que nunca abandonó Kiev –y por ello recibió anteayer una condecoración especial de manos del presidente Volodimir Zelensky-, admitió que son comprensibles los cuestionamientos porque hay aspectos múltiples en el tema y porque estamos frente a una guerra “feroz y muy dramática”.

El aspecto más importante es que el Papa es una figura muy visible a nivel mundial, es una autoridad moral, es el pastor máximo de la Iglesia, no es un político. Y una cosa es que yo, o el arzobispo Paul Gallagher [canciller de la Santa Sede, que estuvo hace dos semanas en Kiev] o el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, hablemos claramente de la agresión de Rusia contra Ucrania; pero otra cosa muy distinta es que lo diga el Papa, que tiene otra responsabilidad”, explicó.

“Empezar a acusar no solo impide que se abran canales de diálogo, sino que también disminuye las posibilidades de soluciones de tipo humanitario o diplomático. De hecho para explicarles a mis amigos todo esto a veces les digo que es como cuando en una familia tenés que decirle algo a tu esposa o a tu hijo. No salís a la calle a gritar ‘mi esposa tal cosa’ o ‘mi hijo tal otra’, sino que hablás con ellos, a solas, en casa. El Papa es pastor universal y para él toda la humanidad es su familia. Por eso es difícil para el Papa salir a decir que Rusia es la agresora, algo que sin duda le diría cara a cara a Putin, en forma directa”, agregó.

El papa Francisco recibió a Putin en el 2013
El papa Francisco recibió a Putin en el 2013


El papa Francisco con Putin en 2013, en el Vaticano

“Justamente porque no es una entidad política, es a la Santa Sede a la que se le ha pedido una mediación, no a Polonia, por ejemplo, que es un país activo en el campo político y militar”, subrayó.

En este marco, también recordó que la Santa Sede no es una institución política y que en las Naciones Unidas prefiere mantener su estado de “observador” (y no de miembro) para evitar el riesgo de ser considerada entre las categorías políticas. No solamente en la cuestión de Rusia, la Santa Sede prefiere no votar en ninguna temática en ese organismo internacional.

El Papa, que fue invitado tanto por Zelensky como por el acalde de Kiev a viajar a la capital ucraniana, también fue criticado por la decisión de no ir. “No tengo una respuesta exacta de por qué no se dio hasta ahora este viaje. Confieso que me encantaría ver al Papa en Kiev, sería un gesto enorme, sería un don enorme para Ucrania, que lo espera y seguramente a Rusia no le gustaría. Pero entiendo que al Papa no le interesa viajar a Kiev para decir ‘misión cumplida’, para ser aplaudido o para no ser criticado. Creo que el deseo del Papa, a quien el Espíritu Santo le dirá cuándo hacer este viaje y que tiene la alta responsabilidad de evaluar distintos aspectos de esta visita, es venir a Kiev si esto sirve para detener la guerra”, indicó el nuncio. En la última entrevista con LA NACION, en efecto, el Papa se preguntó: “¿De qué serviría que fuera a Kiev si la guerra continuara al día siguiente?”.

Kulbokas, quien consideró “la más alta diplomacia posible” los gestos del Papa como el beso a la bandera de Ucrania, la visita al embajador ruso o a niños ucranianos enfermos, destacó, finalmente, que es verdad que Jorge Bergoglio “está dispuesto a hacer todo lo posible” para detener esta guerra absurda.

Encuentro con Kirill

Ante una pregunta sobre el posible encuentro bilateral que el Papa tendrá en septiembre próximo en Kazajistán con el patriarca ortodoxo de Moscú, Kirill, ya que ambos viajarán a un congreso de religiosos, admitió que “seguramente no va a caer bien en Ucrania”.

El Papa y el patriarca Kirill de Moscú conversan sobr ela situación en Ucrania, en marzo pasado
El Papa y el patriarca Kirill de Moscú conversan sobr ela situación en Ucrania, en marzo pasado


El Papa y el patriarca Kirill de Moscú conversan sobr ela situación en Ucrania, en marzo pasado

Aunque estaba previsto un encuentro con Kirill en Jerusalén en junio -que habría sido el segundo después del de La Habana de 2016-, finalmente éste fue suspendido después del estallido de la “operación especial” de Putin, que el Patriarca de Moscú justificó y bendijo.

Para que no haya repercusiones negativas de este encuentro en Kazajistán –que habrá que ver si se concretará ya que el viaje también dependerá de cómo sigue el problema de la rodilla del Papa-, lo importante para Kulbokas es que quede enmarcado por fuera de la guerra en curso. “Ya sé que para mí significará semanas y semanas de trabajo para explicarlo”.