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Lo que dejó la pandemia: por qué afirman los expertos que no hace falta desinfectar tanto en el hogar

El uso de ciertos limpiadores entraña más riesgos para la salud que beneficios de desinfección
El uso de ciertos limpiadores entraña más riesgos para la salud que beneficios de desinfección

NUEVA YORK.- Durante los primeros dos años de la pandemia, la industria de los productos limpiadores y sanitizantes tuvo un boom de crecimiento. Los protocolos de limpieza de las escuelas, negocios y otros espacios públicos se endurecieron, y rociar las superficies con sanitizantes y pasarles un trapo después de cada uso se convirtió en una práctica de rigor. El miedo al coronavirus también impulsó el consumo de esos productos en los hogares: entre 2019 y 2021, creció un 12%.

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Hoy sabemos que esos esfuerzos de limpieza adicional difícilmente hayan ayudado a frenar la propagación del virus del Covid, pero sí aumentaron nuestra exposición a las sustancias químicas que contienen esos productos, algunas de las cuales son peligrosas para la salud. Los expertos temen que la inhalación constante o el contacto con la piel de esos productos pueda ser nocivo a largo plazo. De hecho, durante la pandemia también aumentaron los llamados de emergencia de atención por intoxicaciones, en general por ingesta accidental o deliberada.

En algunos casos, como cuando se desata una misteriosa pandemia, el riesgo inmediato de contagio pesa más que las posibles secuelas futuras de exponerse a esas sustancias. Pero como ahora sabemos que desinfectar las superficies no nos protege demasiado del Covid, hay que tener en cuenta que el uso de ciertos limpiadores entraña más riesgos que beneficios. Y lo más importante, según los expertos consultados, es que para la limpieza habitual alcanza con agua y un simple jabón.

Esto es lo que tenemos que saber sobre los riesgos para la salud de los productos químicos antimicrobianos que combaten virus, hongos y bacterias, y cómo reducir la exposición a esas sustancias sin resignar la higiene del hogar.

¿Qué productos de limpieza contienen desinfectantes?

Los desinfectantes suelen estar presentes en los limpiadores multiuso que se venden para la cocina y el baño. Por ejemplo, están los aerosoles antisépticos, las toallitas desinfectantes y todos los productos que en su etiqueta dicen “elimina el 99,9% de los gérmenes”.

Los desinfectantes químicos más usuales son los compuestos de amonio cuaternario (CAC), y sus nombres químicos suelen terminar con alguna variación de “cloruro de amonio”, como el cloruro de benzalconio.

Los otros desinfectantes más extendidos son los productos con cloro —más conocido como lavandina y a veces etiquetado como hipoclorito de sodio—, diferentes tipos de ácido —cítrico, clorhídrico o láctico—, y peróxido de hidrógeno.

Saber qué hay en un producto de limpieza puede ser complicado porque no todos los productos de limpieza consignan los productos químicos en sus etiquetas. Sin embargo, en el sitio web de las marcas de los productos podemos encontrar los ingredientes que contienen.

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¿Por qué pueden ser riesgosos?

Los riesgos para la salud que plantean los productos químicos de limpieza son difíciles de precisar porque el grado de exposición al producto también es difícil de cuantificar, y muchas de las afecciones que se les atribuyen usualmente, como el asma, el cáncer y la infertilidad, tardan años en desarrollarse. Parte de las investigaciones existentes se realizaron para determinar si ciertos problemas de salud son más frecuentes en personas que tienen niveles de exposición más altos, como el personal de limpieza y las enfermeras. Otros estudios realizados en ratones apuntan a demostrar de manera más directa si ciertos químicos tienen efectos nocivos para la salud, pero los hallazgos en animales no siempre son aplicables a los humanos.

Según las investigaciones disponibles, los productos desinfectantes más preocupantes son los más utilizados: el cloruro de benzalconio y la lavandina.

Compuestos de amonios cuaternarios (CAC)

En entornos profesionales, los CAC como el cloruro de benzalconio han sido vinculados con irritación de la piel, asma y otros problemas pulmonares. Varios estudios descubrieron, por ejemplo, que las enfermeras que usan frecuentemente productos químicos para desinfectar superficies y equipos médicos tienen tasas más altas de asma y EPOC, aunque otras investigaciones no encontraron un vínculo relevante. Un estudio de 2021 reveló que la presencia de CAC en la sangre se relaciona con alteraciones en las funciones inmunitarias y metabólicas. En estudios en ratones, la exposición a los CAC disminuyó su fertilidad.

Una serie de artículos recientes encontraron altos niveles de CAC en el polvillo presente en los hogares, en muestras de sangre y hasta en la leche materna. Los investigadores midieron los niveles de varios CAC en productos de limpieza y compararon las cantidades presentes en 2019 y 2020. Se detectaron CAC en la gran mayoría de las muestras, y en los estudios de polvo y sangre, los niveles aumentaron un promedio del 70% a partir de la pandemia. Cuanto más seguido se usaban desinfectantes en los hogares, mayor eran los niveles de CAC en el polvillo hogareño y en las muestras de sangre de sus habitantes.

“Cuando empezamos a notar niveles tan altos en todas y cada una de las muestras, nos quedamos sorprendidos”, dijo Amina Salamova, profesora adjunta de salud ambiental en la Universidad de Emory, quien dirigió la investigación. “La exposición a los CAC está muy extendida, algo que ya sucedía antes del Covid, pero definitivamente aumentó con la pandemia.”

La pregunta que sigue abierta es si el uso doméstico de productos con CAC causa los mismos problemas que se observan en entornos profesionales. “Necesitamos estudios más amplios para analizar los posibles efectos en la población general, en entornos no laborales”, dice Salamova. “Esa es la gran laguna de nuestra investigación”.

También preocupa que los CAC generen resistencia a los antibióticos en las bacterias. En parte por esta razón, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos prohibió el uso de un CAC, el cloruro de bencetonio en sanitizantes para manos, al igual que el agente desinfectante triclosán.

A la luz de esta creciente evidencia, varios grupos ambientalistas y de defensa de la salud pública han incluido los CAC en su lista de sustancias químicas preocupantes. Recientemente, la junta de asesores científicos del estado de Massachusetts recomendó agregar los CAC a la lista de sustancias tóxicas o peligrosas reguladas, y California las agregó a su programa de biomonitoreo. La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, que regula los CAC como pesticidas, clasifica estos productos químicos en el segundo nivel más alto de toxicidad por inhalación o ingesta.

Lavandina

Para la mayoría de la gente, la lavandina es el desinfectante familiar más común, pero a los expertos también les preocupan sus efectos negativos.

“Es imposible evitar el tema porque la lavandina está presente en prácticamente todos los productos de limpieza”, dice Samara Geller, directora de Ciencias de la Limpieza del Grupo de Trabajo Ambiental. Los químicos presentes en la lavandina “son muy corrosivos y además son persistentes en el medio ambiente.”

Justamente por su naturaleza corrosiva, el contacto con la lavandina puede causar daños en la piel y los ojos. Numerosos estudios también han encontrado vínculos entre la lavandina y el asma en personal de limpieza y personas que lo usan con frecuencia en el hogar. “Una de las recomendaciones de la Asociación del Pulmón de Estados Unidos para evitar, prevenir o mitigar el asma es evitar el uso de lavandina”, dice Diana Ceballos, profesora adjunta del departamento de Ciencias de la Salud Ambiental y ocupacional de la Universidad de Washington.

Un riesgo propio de la lavandina es su emanación de gases tóxicos, o sea cloro en estado gaseoso, que ha sido utilizado como arma química. La reacción ocurre cuando la lavandina se mezcla con amoníaco, una sustancia presente en limpiadores de vidrios, limpiadores de hornos y algunos limpiadores multiusos, o ácidos, como el vinagre.

En 2020, los Centros de Control de Intoxicaciones de Estados Unidos registraron más de 5000 casos de exposición al cloro gaseoso relacionados con la limpieza, dos de los cuales terminaron en muerte. En uno de esos casos mortales, una mujer murió después de mezclar un limpiador a base de lavandina con una pastilla limpiainodoros a base de ácido. Es fundamental no mezclar nunca la lavandina con otro producto de limpieza, a menos que estemos absolutamente seguros de que no contiene amoníaco o ácido, algo difícil de saber, ya que las etiquetas rara vez son claras en cuanto al contenido.

¿Y entonces qué usamos para limpiar?

La mayoría de los expertos consultados dicen que en sus hogares casi nunca usan desinfectantes, sino que optan por lo más simple: agua y jabón. También recomiendan cambiar por ingredientes más seguros, como productos desinfectantes que usan peróxido de hidrógeno o ácido cítrico.

“Definitivamente recomendamos que la gente sustituya los productos químicos por recetas de limpiadores caseros”, dice Geller. “Una gota de detergente para vajilla con una pizca de bicarbonato de sodio sirve perfectamente para eliminar los restos adheridos en la bacha de cocina o la bañadera, y ya con eso estamos evitando algunos de los productos químicos más tóxicos y agresivos”.

Hay circunstancias excepcionales que justifican el uso de productos químicos más fuertes, por ejemplo, si alguien en el hogar está cursando una infección de norovirus. En ese caso, si decidimos usar un desinfectante, abrir una ventana y encender un ventilador para ayudar a reducir la exposición al químico, y usar barbijo y guantes al manipular el limpiador.

“Sobre todo desde que se desató la pandemia, la gente empezó a usar muchos productos, pero sin cuidarse”, dice Salamova. “Así que más allá de lo que decida usar cada uno, mi recomendación es seguir las instrucciones y tomar las precauciones necesarias.”

Por Dana G. Smith

Traducción de Jaime Arrambide