Qué es el paladar adolescente y en qué consiste el método que puede ayudar a superarlo

Alejandra aplica el método boul para que sus chicos coman verduras
Alejandra aplica el método boul para que sus chicos coman verduras - Créditos: @Santiago Filipuzzi

En la casa de Alejandra Efrón, sus tres hijos, Matías de 13 años, Nicolás de 10 y Thomas, de seis, ya conocen la regla. Ellos pueden decir que no les gusta un vegetal, pero solo después de haberlo probado más de cinco veces. “Si me dicen que no quieren calabaza se los acepto, pero porque la probaron y no la eligen. Pero en cambio saben que en su plato se van a servir otros dos o tres vegetales, además de la carne o pollo, milanesa, lo que sea”, contó Alejandra, que es abogada e influencer.

Pero no siempre fue así. Cuando el mayor era bebé no quería probar nada. Desmoralizada por la situación, cuando Matías fue un poco más grande, la madre incursionó en esa recomendación que le había oído alguna vez a Narda Lepes. “Y me recontra funcionó. Hoy es un lujo cómo comen”, dijo, mientras preparaba la cena y mandaba una foto de los platos de los cinco: tomates, zanahoria rallada, palta, hojas verdes, arroz.

Algunos platos tienen milanesa y, otros, pollo. “Me costó un montó llegar acá”, contó.

Justamente, los especialistas en nutrición aseguran que se necesita probar un alimento al menos entre siete y 14 veces antes de aceptarlo. La primera vez ante un plato con texturas raras o sabores intensos puede resultar una experiencia demasiado extrema para el paladar inexperto. Sin embargo, no es necesario comer una gran cantidad: apenas con probarlo y reiterar la experiencia entre siete y 14 veces se crea una huella en la memoria, que abre el paladar y permite superar lo que se conoce como paladar infantil o paladar adolescente. Muchos adultos nunca logran traspasar esa aversión a los sabores más diversos por no haber insistido en probar lo nuevo, lo distinto.

Alejandra y sus 2 hijos aplican el método bowl para que los chicos coman verdura.
Alejandra y sus 2 hijos aplican el método bowl para que los chicos coman verdura. - Créditos: @Santiago Filipuzzi

No existen chicos a los que no les gusta la verdura. Hay chicos a los que no se les enseñó a comer”, dijo Silvina Tassat, licenciada en nutrición, que suele recomendar ese método cuando llega a su consultorio una madre o un padre preocupados porque sus hijos no comen verduras ni variedad.

“La recomendación es que no peleen. No sirve de nada que el momento de la comida sea una guerra. Comer obligados refuerza el paladar adolescente. Después, tenemos adultos que no comen verdura o que no salen de la milanesa con papa fritas y de las hamburguesas”, explicó Tassat.

Ganar en dólares. La fórmula buscada por cada vez más argentinos, pese a las trabas para cobrar

Leticia Meridio es la madre de Ana, de ocho años, y de Mateo, de dos. Mientras que al más chiquito le encanta la fruta, a la mayor, desde que nació el hermano se le acentuó el rechazo por el mundo vegetal. “Nos fuimos acostumbrando a que no coma verdura. Directamente, a ella le servimos la milanesa, el huevo, los fideos, pero para no pelear evitamos la verdura. A lo sumo come cuatro pedazos de tomate y es una lucha. Consultamos con una nutricionista y nos sugirió ese método: nos dijo que cada día le sirvamos en el plato algún vegetal y que negociemos: la dejamos que no lo coma, si en cambio lo prueba. Así, para lograr que desaparezca esa aversión a las verduras. Todavía estamos en esa etapa. Como es muy hábil negociadora, con tal de no comer toda esa montañita de zanahoria, o de zapallitos, o de choclo, accede a simplemente probarlo. Será cuestión de insistir”, dijo la madre.

Otra actividad que hacen por sugerencia de la nutricionista es hacer expediciones a la verdulería, donde la dejan a Ana elegir un vegetal que le de curiosidad, googlear cómo se puede preparar y cocinarlo juntas. “Estamos en proceso”, dijo.

Métodos y ferias

Alejandra Efrón, además de ser abogada, tiene una cuenta en Instagram, @Alelitips, desde donde suele publicar consejos domésticos. A medida que fue contando su experiencia con el método bouls en reels, cada vez más padres y madres la consultan y le piden más recomendaciones. “Mi hijo mayor no comía nada, nada. Era muy frustrante, porque mi marido y yo comemos de todo y me encanta cocinar. Siempre pensé que mis hijos iban a comer variado, pero no pasaba. Había que darle un vaso de agua para que abriera la boca y ahí meterle la comida. No subía de peso, un desastre. Hasta que después de leer mucho y buscar, encontré este método: yo preparo y sirvo en la mesa una bandeja con seis o siete vegetales. Desde calabaza, tomates, zanahoria, hojas verdes, palta, choclo, entre otros. Y mis tres hijos saben que cada uno tiene que elegir tres. No es negociable. Lo mismo que comer la proteína que les sirvo. Trato de hacérselas rica, como les gusta, y variada, no siempre lo mismo. Y la verdad es que hoy ellos comen de todo”, dijo Alejandra.

Rocío Suárez es la madre de Valerio, de 11 años y de Tadeo, de 13. El viernes de la semana pasada recorría con sus dos hijos la feria Mappa, mientras los tres intentaban ponerse de acuerdo en qué iban a comer. Mientras que Valerio quería probar los chipirones que había visto en Crizia, Tadeo se inclinaba por la chistorra con papas bravas que se servía en el stand de Juan Pedro Rastellino. “Yo probé chistorra en una feria de food trucks en Necochea y me encantó”, dijo el chico.

“Antes no comían tanta variedad. Pero desde que empezamos a venir a las ferias gastronómicas, como que fueron abriendo el paladar, porque son muy curiosos. En casa comen variado, pero acá se van animando cada vez más a platos distintos y nuevos. Yo creo que tiene que ver con haberles enseñado desde chicos a comer de todo”, dijo Rocío.

“Me gusta que los chicos entiendan de dónde viene la comida, dónde empieza todo. Que comprendan que lo que consumen no es el paquete que abren, que hay algo antes ­–dijo Danilo Ferraz, creador de Hell´s Pizza y Morelia Restaurant y uno de los chefs que participaron de Mappa–. Me parece que en este sentido estamos bien encaminados, la gente está abierta a probar opciones diferentes. Está el que viene y te dice que nunca había probado un determinado producto y lo hizo acá por primera vez. Eso es buenísimo. Hay un interés mayor por comer bien e incorporar cosas nuevas”.

“Por suerte la cultura gastronómica creció un montón, hoy todos buscan comer rico y bien. Con la diversidad y calidad de recursos que tenemos y la excelencia gastronómica que hay no podés comer mal”, apuntó la cocinera Maru Botana, otra de las chefs que participaron de la feria y que siempre abogó por que los chicos, empezando por sus propios hijos, coman variado.

Unos minutos antes, una nena de unos 10 años se había acercado y le pidió que le explicara, una por una, de qué estaba hecha cada torta. “Esto antes no pasaba. Hemos crecido como consumidores, estamos aprendiendo de la diversidad. Está el que come sin gluten, el que es vegano, el que come de todo… Eso es maravilloso y los pequeños están educando el paladar porque los padres han ido evolucionando mucho en su alimentación. Hay más conciencia de lo que comemos”, dijo Botana.