En el país: el dato sobre confianza en las vacunas que aún preocupa

La confianza es menor entre los menores de 20 y los mayores de 65 años
La confianza es menor entre los menores de 20 y los mayores de 65 años

La confianza de los argentinos en las vacunas sigue cayendo, de acuerdo con una nueva edición de un índice nacional que se releva desde 2019. En cinco años, se desmoronó un 9% entre los mayores de 15 años y en todo el territorio, sin que se logren recuperar los niveles previos a la pandemia de Covid-19.

Esto es mayor entre los menores de 20 y los mayores de 65, tendencia que se mantiene, de acuerdo con los resultados del Índice de Confianza y Acceso a las Vacunas (ICAV) que la Fundación Bunge y Born presentó esta mañana.

“La pérdida de confianza es un problema de alcance nacional ya que, por regiones, ninguna se aleja demasiado del promedio para el país”, dijo Julio Ichazo, coordinador de Proyectos de la fundación al mostrar los resultados obtenidos entre noviembre y diciembre del año pasado.

Es la quinta edición anual consecutiva del ICAV, un relevamiento a partir del modelo del Índice de Confianza en las Vacunas que desde 2015 aplica a evaluaciones internacionales un equipo de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres. La versión local releva incluye 7199 encuestados, que es una muestra representativa de la población por regiones y provincias, a través de un cuestionario a celulares.

“La confianza en las vacunas de los más jóvenes [por los de entre 15 y 20 años] sigue siendo la más baja entre todos los grupos etarios y los siguen los mayores de 65 –continuó el investigador–. Esto preocupa porque, en el caso de los más jóvenes, son los que a futuro tendrán a cargo tomar decisiones sobre la vacunación de calendario de sus hijos. Y, en el caso de los mayores, porque en ellos la vacunación es especialmente importante [para reducir el riesgo de complicaciones graves si contraen una infección con vacunas disponibles].”

Gentileza
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Mientras que el índice de confianza nacional promedio entre los mayores de 15 años –la población relevada– era de 93,7 puntos en 2019, el año pasado fue de 85,2 puntos en una escala que va de cero a 100 puntos, lo que representa el 9,1% de descenso reportado. En esa escala, a menor valor, menos confianza, de acuerdo con una combinación de la percepción social de la efectividad, la importancia para los chicos y la seguridad de las vacunas disponibles. En 2022, el nivel de confianza era de 85,9 puntos (un 0,8% más que el año pasado).

Cuestión de acceso

Con preguntas que indagan sobre la capacidad instalada para que la población reciba información sobre dónde vacunarse, costos que le demande hacerlo y el funcionamiento de los vacunatorios (dificultad para llegar, rechazo previo, horarios de atención y tiempos de espera), el ICAV identificó para el año pasado una caída del 2,2% en el índice de acceso a la vacunación de calendario con respecto de 2022, primer año en que se evaluó esa variable.

En una escala de cero a cien, fue de 67,9 puntos el año pasado y de 69,4 el anterior. Por regiones, el acceso en las provincias del noroeste y el noreste del país se encuentra por debajo del promedio nacional (respectivamente, 63,9 y 63,8 puntos). Entre los “cuidadores” –personas con menores de 14 años a cargo y que deciden sobre su vacunación–, el retroceso fue de 1,8 puntos, mientras que en la población general fue de 1,5 puntos.

En esta edición del ICAV, el nivel de educación formal pareció influir más en el acceso a la vacunación que en la confianza. “La desigualdad en el acceso se ve claramente al medir este indicador, que va de 55,5 puntos para quienes tienen la primaria incompleta a 81,3 en las personas con educación de posgrado o superior”, explicó el equipo a cargo del relevamiento. Esos valores mejoraron en este segundo grupo con respecto del año pasado, pero bajaron aún más en la población sin la escuela completa.

La misma tendencia siguieron los resultados que en los años anteriores al tener en cuenta la edad de las personas con menores a cargo: si tenían menos de 20 o más de 65 años, el nivel de acceso declarado disminuía, con respecto a los demás grupos etarios.

Gentileza
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A la pregunta “¿Alguna vez un médico le dijo que no se vacune a usted o su menor a cargo porque consideraba que las vacunas son inseguras?”, dos de cada 10 participantes respondió que sí. Esto también es más alto que en 2022, cuando o también subió el año pasado con respecto de 2022 dos de cada 10 participantes respondió que sí. Esto, según aclaró Ichazo, habla de que existiría una “asociación entre quienes recibieron la recomendación de no vacunar y niveles más bajos de confianza en las vacunas”, aunque enfatizó que eso no permite inferir que efectivamente haya una relación causal.

Dengue y Covid-19

Para ir más allá en ambos indicadores, se sumó un capítulo en esta edición del ICAV. Se eligieron dos enfermedades con vacunas disponibles y nueva información reciente al momento de hacer la encuesta: el Ministerio de Salud de la Nación había recomendado la aplicación de un refuerzo para Covid-19 y se acababa de dar a conocer que estaba disponible en la red de vacunatorios privados y las farmacias (por fuera de calendario) una nueva vacuna contra el dengue.

Mientras que un 46% de los mayores de 15 años manifestó que no tenía pensado darse un refuerzo para Covid-19 (la predisposición crecía a partir de los 51 años por grupos etarios), un 80% dijo que se aplicaría o le aplicaría a un hijo una dosis contra la infección transmitida por el mosquito Aedes aegypti. Lo que se vio es que la confianza en la vacunación era mayor entre los que dijeron que se vacunarían (89 puntos) que entre los que respondieron que no (68 puntos), según se explicó durante la presentación. “Esto nos dice que trabajar en los niveles de confianza aumenta la predisposición social a vacunarse y vacunar a los hijos en general”, expresó Ichazo.

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Pero resultó otro “un dato preocupante” para el equipo de la fundación un alto nivel de desconocimiento en la población de las recomendaciones de las autoridades sanitarias nacionales y provinciales: el 37% de los encuestados consideraba que la indicación de aplicar al menos un refuerzo anual de la vacuna Covid-19 a partir de los seis meses de edad era falsa.

Entre lo que para el grupo a cargo del ICAV son oportunidades para mejorar este escenario, aunque ante una pregunta durante la presentación anticiparon que prevén que los índices sigan cayendo, está la necesidad de comunicar mejor a los jóvenes la importancia de la vacunación de calendario y promover el papel del médico como promotor también de la vacunación. “La Argentina se volvió un país más desigual en términos de acceso a la vacunación: creció la brecha entre los menos educados y aquellos con más estudios”, también señaló Ichazo sobre otra tarea pendiente para las autoridades sanitarias.

Además de Ichazo, el equipo de trabajo por la Fundación Bunge y Born lo integraron Alejandra Candia (directora de Desarrollo Humano), Brenda Walter (gerenta de Proyectos) y Estanislao Pahn (analista de Proyectos). Participaron los consultores asociados para el ICAV Guillermo Bozzoli (doctor en Economía), Tomás Olego (magíster en Estadística Matemática) y Andrés Snitcofsky (diseñador gráfico especialista en visualización de datos).