Las píldoras abortivas recetadas por farmacéuticos son el esfuerzo más reciente en la lucha contra el aborto
Los farmacéuticos comenzaron a prescribir píldoras abortivas, no simplemente a dispensar el medicamento, como parte de un avance que pretende ampliar el acceso al aborto aprovechando las normas que les otorgan capacidad de extender recetas en la mayoría de los estados.
Hasta ahora, la iniciativa es limitada (un programa piloto en el estado de Washington), pero se espera que la idea se pruebe en otros estados donde el aborto sigue siendo legal.
“Creo que se va a extender y se está extendiendo”, comentó Michael Hogue, director general de la Asociación Estadounidense de Farmacéuticos, una organización profesional nacional, que no participa en el nuevo programa y no adopta una postura sobre el aborto.
Casi 40 estados permiten ahora a los farmacéuticos recetar al menos algunos medicamentos y cuentan con la formación para hacerlo, dijo. Añadió que, en opinión de su organización, tiene sentido que “alguien tan accesible en una comunidad local pueda proporcionar un acceso seguro a terapias que a veces pueden ser difíciles de conseguir”.
Los partidarios del derecho al aborto consideran que la prescripción farmacéutica forma parte de un esfuerzo por abrir tantas vías como sea posible en un momento en que las píldoras abortivas se enfrentan a crecientes ataques de los detractores del aborto.
Los farmacéuticos están regulados por los estados, por lo que su capacidad para recetar medicamentos específicos no puede ser bloqueada por el gobierno federal. Pero si el gobierno entrante de Trump quisiera impedir que los farmacéuticos receten píldoras abortivas, podría intentar restablecer la normativa de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés) que exige que solo los médicos receten mifepristona, la primera píldora del régimen abortivo con dos fármacos.
Los activistas antiabortistas dijeron que se oponían a que los farmacéuticos recetaran píldoras abortivas, calificando esta práctica de imprudente e insegura.
“Los farmacéuticos, que no reciben formación clínica, no deberían distribuir estos medicamentos peligrosos” declaró en un comunicado Ingrid Skop, vicepresidenta y directora de asuntos médicos del Instituto Charlotte Lozier, organización que se opone al aborto. “Al impulsar estos abortos sin supervisión médica, la FDA y los defensores del aborto continúan por el camino riesgoso de ir minando las normas médicas para las mujeres que quieren abortar”.
Las píldoras son ahora el método utilizado en casi dos terceras partes de los abortos en Estados Unidos y muchos estudios han demostrado que el aborto con medicamentos es seguro y que las complicaciones graves son poco frecuentes.
Las normas que rigen la prescripción de medicamentos por parte de los farmacéuticos varían según el estado. Algunos solo permiten recetar una clase o clases específicas de medicamentos. Algunos exigen que los médicos firmen en cada receta. La norma del estado de Washington se considera la más indulgente, pues solo exige que los médicos aprueben el protocolo general de prescripción y la formación.
Hogue, de la asociación de farmacéuticos, dijo que durante la pandemia de coronavirus, cuando el acceso a los médicos para la atención no urgente era a menudo limitado o se retrasaba, los pacientes se acostumbraron a que los farmacéuticos les recetaran medicamentos. En muchos estados, dijo, los farmacéuticos pueden recetar anticonceptivos y píldoras del día siguiente.
Pero hace poco se reactivó una demanda que pretendía obligar a la FDA a restringir drásticamente la mifepristona después de que la Corte Suprema rechazó el caso, con el argumento de que los demandantes originales carecían de legitimación para demandar.
El fiscal general de Texas demandó recientemente a un proveedor de abortos de Nueva York por enviar píldoras abortivas a una paciente de Texas. Y a los partidarios del derecho al aborto les preocupa que el gobierno entrante de Trump invoque una ley federal antivicio de 151 años de antigüedad, conocida como Ley Comstock, para tratar de impedir el envío de medicamentos abortivos.
“Los ataques contra el acceso a los servicios de aborto han creado una urgente crisis médica, de salud pública y de derechos humanos”, declaró Beth Rivin, directora de una organización mundial de salud sin fines de lucro con sede en Seattle, Uplift International, y es la directora del nuevo programa, denominado Proyecto Farmacéutico de Acceso al Aborto. “Incluso en el estado de Washington, donde el aborto es legal, la gente sigue enfrentándose a barreras para acceder a la atención médica para el aborto, en especial las personas que luchan por llegar a fin de mes, viven en zonas rurales y no tienen fácil acceso a la atención de la salud reproductiva”.
El martes, el Proyecto Farmacéutico de Acceso al Aborto informó que, en un programa piloto llevado a cabo entre el 31 de octubre y el 26 de noviembre, diez farmacéuticos de todo el estado de Washington habían recetado píldoras abortivas a 43 pacientes.
La prescripción se hizo a través de un cribado telesanitario, en el que las pacientes rellenaban formularios en los que se les preguntaba por su embarazo y su historial médico. Las pacientes tenían que ser residentes en Washington y podían tener hasta 10 semanas de gestación. El costo fue de 40 dólares, mucho menos que muchos servicios. Las recetas se transmitían a Honeybee Health, una farmacia de venta por correo con sede en California que trabaja con muchos servicios de aborto por telemedicina, que enviaba las píldoras a las pacientes.
Don Downing, codirector del proyecto y profesor emérito de farmacia de la Universidad de Washington, dijo que, además de proporcionar una línea telefónica directa para preguntas o dudas, los farmacéuticos se habían puesto en contacto con las pacientes para ver cómo estaban, haciéndoles preguntas como: “¿Has tenido un sangrado excesivo o no has tenido ninguno? ¿Tienes fiebre, dolor, o algún otro síntoma?”.
Explicó que durante el seguimiento, las pacientes habían hecho las preguntas habituales, como si su nivel de sangrado era el adecuado teniendo en cuenta el paso del tejido del embarazo. “No tuvimos ningún resultado negativo grave en absoluto, pero disponíamos de una red completa de otros recursos en caso de que eso ocurriera, para poder atenderlas”, afirmó.
Rivin aseguró que el proyecto pretende que la prescripción farmacéutica en toda regla comience este año y que con el tiempo se permita la prescripción en persona en las farmacias de Washington, lo que significa que las pacientes podrían ir a una farmacia y recibir una receta y pastillas en una sola visita.
Esto se haría en conjunto con una política reciente de la FDA que permite a las farmacias obtener la certificación para dispensar mifepristona, que está sujeta a un régimen regulador especial que anteriormente exigía que fuera dispensada principalmente por clínicas u otros servicios de aborto. El segundo fármaco del régimen abortivo, el misoprostol, está menos restringido y hace tiempo que está ampliamente disponible.
El año pasado, Walgreens y CVS empezaron a dispensar mifepristona en algunos estados, al igual que decenas de farmacias más pequeñas en al menos una docena de estados.
c.2025 The New York Times Company