Pájaro derriba poderío aéreo en papel del régimen de Maduro

El pájaro que impactó el domingo al Sukhoi 30 que cayó a tierra en Venezuela pudo en efecto haber derribado una importante porción de los aviones de guerra con que cuenta la fuerza aérea venezolana, agrupación que casi ya no tiene unidades en condiciones de surcar los cielos por los agudos problemas de mantenimiento que tiene, dijeron expertos.

El accidente, donde un coronel perdió la vida, coloca nuevamente en relieve el pésimo estado en que se encuentra el componente militar, y aunque nadie cuestiona que haya ocurrido por razones ajenas a la actuación del piloto o las condiciones de la aeronave, el Sukhoi 30 que se precipitó a tierra es el tercero que lo hace desde que el fallecido presidente Hugo Chávez le compró a Rusia cerca de dos docenas de ellos en la década pasada.

Y lo que es peor, la aeronave que se estrelló el domingo era uno de los posiblemente tres o cuatro Sukhoi 30 que aún estaban en condiciones para volar.

“La operatividad está actualmente en alrededor del 12 y el 15%, y no solamente el de la Fuerza Aérea, sino también la de las unidades del ejército”,dijo el ex general de la Fuerza Aérea venezolana Eduardo Baez.

Eso significa que de las 21 Sukhoi 30 que en papel aún le quedan a la Fuerza Aérea venezolana, solo dos o tres estarían en condiciones de despegar. Una situación similar es enfrentada por las restantes unidades de combate y de transporte, así como los helicópteros rusos adquiridos para el ejército.

“Se estima que de continuar esta situación, para el año 2025 prácticamente no va a existir fuerza aérea, porque no hay operatividad, no hay disponibilidad de aviones para cualquier tipo de entrenamiento”, advirtió Baez.

El Ministerio de Interior y Justicia de Venezuela había insistido el domingo que el accidente no fue provocado por causas humanas o por fallas técnicas.

“Honor y gloria al coronel Paulino José Millán Sabino, quien [falleció] en un accidente aéreo motivado por la intervención de un ave en el sistema de motores que ocasionó su caída a tierra, no por desperfecto mecánicos ni errores humanos”, señaló el ministerio en su cuenta de Twitter, al publicar un vídeo que muestra cuando el ave entra al motor del avión y genera una humareda.

Millán y su acompañante, el teniente coronel Sergio Luis Hernández Gómez, lograron eyectarse de la aeronave, pero el primero murió al caer a tierra.

La aeronave participaba en una operación de entrenamiento de cara al desfile militar previsto para la celebración del Día de Independencia del 5 de julio, que busca realzar el poderío militar del régimen socialista de Caracas tras haber gastado miles de millones de dólares para modernizar sus equipos, adquiriéndolos de Rusia y de China.

Pero la fortaleza militar de Venezuela solo se refleja en papel, hecho que es más evidente dentro de su componente de aviación.

“La Fuerza Aérea Venezolana se encuentra en un estado patético”, comentó el ex Teniente de la Guardia Nacional José Colina, quien preside una organización de militares venezolanos exiliados. “Esto se debe entre otras razones a que gran parte del dinero presupuestado para el mantenimiento preventivo y correctivo de las aeronaves ha desaparecido con la corrupción. Prácticamente se la han robado”.

Baez, quien al igual que Colina se mantiene en contacto con sus pares activos en Venezuela, agregó que los problemas con los aviones rusos comenzaron desde el momento en que fueron adquiridos debidos a que en primer lugar se trataban de unidades usadas que fueron vendidas como nuevas.

Además de ello, fueron comprados bajo condiciones desfavorables para Venezuela, debido a que el tratado no permitía la transferencia de tecnología, lo que dejó al país atado a un permanente contrato de suministro y mantenimiento con los proveedores que no pudo sostener tras el colapso de su economía y la aplicación de sanciones por parte de Estados Unidos, explicó.

Las pocas unidades que aún están operativas son mantenidas con operaciones de canibalización de equipos, lo cual con los años han terminado por reducir aceleradamente la flota militar de Venezuela, explicó.

Como muchos de los ambicioso programas de expansión emprendidos por Chávez antes de morir, el programa de rearmamento terminó siendo un gran desperdicio de recursos. El gobernante programó el desembolso de entre $15,000 y $30,000 millones para la adquisición de centenares de tanques, helicópteros y transportes blindados, además de decenas de barcos y aviones de guerra, submarinos y redes de misiles.

Las adquisiciones, sin embargo, fueron realizadas de manera improvisada, en procesos “turbios’‘ que carecían de concursos y estudios previos. En muchos casos, los equipos adquiridos fueron rechazados por los componentes militares que debían usarlos debido a que se trataba de tecnología rusa y difícil adopción.