Otra historia negra de Félix Salgado Macedonio
Héctor de Mauleón | En Tercera Persona
En 1998, el doctor Reynaldo Soria, fundador del PRD era el principal operador de Félix Salgado Macedonio en la Costa Grande de Guerrero. A principios de diciembre le avisaron que habría una reunión con Salgado en Chilpancingo.
En compañía de Basilia "N", con quien había iniciado una relación un año atrás, tomó un autobús en Tecpan de Galeana, con destino a Acapulco.
La primera mujer de Soria, activista de izquierda, fue asesinada en 1995. Para evitar conflictos y no herir los sentimientos de su antigua familia política, Soria mantenía en secreto la relación con Basilia. Quiso la suerte que la exsuegra del médico abordara el mismo autobús en el que iban a Acapulco. "Él me dijo que me quedara en el asiento y que él se iba con su exsuegra", recordó Basilia después.
Al llegar a la estación las cosas se complicaron. Soria tuvo que acompañar a su exsuegra y no halló oportunidad de decirle a Basilia que lo esperara.
Basilia: "Me dejó en la terminal alrededor de dos horas, sin dinero y sin conocer el lugar, […] por lo que me puse a llorar, en ese momento un taxista me pregunta por qué lloraba y le dije que me habían dejado sola y me ofreció ir a su casa con su familia para que pudiera descansar, por lo que acepté".
Cuando Soria regresó, Basilia ya no estaba. Esperó hasta las seis de la mañana y tomó un autobús a Chilpancingo. La reunión con Salgado era a las diez. A las once, la secretaria del entonces perredista le dijo que Basilia estaba con Félix, y que iba a llevarla a la reunión. Pero Félix no llegó. Desesperado, el médico regresó a Tecpan. El relato de Basilia es el siguiente:
"Al otro día, le pregunté al taxista si conocía o sabía dónde vivía Félix Salgado Macedonio y el taxista de inmediato contestó que sí […] Al llegar a la casa toqué la puerta salió un escolta, le di mi nombre y le dije que era la esposa del señor Reynaldo Soria, por lo que me permitieron entrar".
Según su declaración, Salgado le dijo que la llevaría a la reunión y le pidió que esperara en la sala de la casa. Salgado se metió a una recámara.
"Cuando de repente sale el señor Salgado de la recámara y con una cara diferente, como enojado, empezó a atacarme, me arrancó el top y la falda".
Basilia cuenta que Salgado la violó y al final sacó 100 pesos "y me los aventó diciéndome ‘esto no pasó’". Con esos 100 pesos Basilia tomó un taxi y regresó a Tecpan.
Basilia insistió en levantar la denuncia. El ministerio público de Tecpan la desalentó. No era cualquier persona la que iban a denunciar. "Era una persona poderosa y peligrosa", les dijo.
Ni Soria ni Basilia volvieron a tener contacto con Salgado. Hasta que en febrero de 2020 otra vez se les atravesó su nombre. Una persona le contó a Basilia que Salgado tendría un acto de precampaña en Tecpan. Andaban buscando una casa donde recibirlo. Tal vez Soria y Basilia podrían prestar la suya.
"A ella se le volvió a prender la mecha", dice Soria. Interpusieron una denuncia en la FGR, ante la agente del ministerio público Lisset Zamorano de Fevimtra. La denuncia no procedió. La pareja vio cómo la alta cúpula de Morena apoyaba a Salgado.
El domingo pasado el doctor Soria irrumpió en un acto encabezado por Pablo Amílcar Sandoval. Micrófono en mano, Soria estalló: "Esto no es digno de Morena". Había entregado una acusación a la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de ese partido, pero el partido seguía en la tónica de apoyar al candidato de AMLO y del presidente nacional, Mario Delgado.
"Para ellos es un delito que ya prescribió", afirma Basilia. "Para mí no ha prescrito. Estoy lastimada y no quieren verlo".
En efecto, ¿no quieren verlo?
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