Osaki CoolGen, el "laboratorio" termoeléctrico japonés de reciclaje de CO2

Osakikamijima (Japón), 27 oct (EFE).- La central termoeléctrica Osaki Coolgen es el laboratorio de captura y reciclaje de CO2 de Japón, un país muy dependiente de los combustibles fósiles y que busca una solución para conciliar la reducción de emisiones y su suministro energético.

Situada en la isla de Osakikamijima, una de las cuatro habitadas entre las más de cien ínsulas del mar interior de Seto (oeste), la planta comenzó a operar de forma convencional en 2009, pero hace cinco años apostó por estudiar un nuevo modelo de negocio para intentar sobrevivir a la transición energética.

Mientras otras grandes potencias están alejando sus estrategias energéticas del carbón, Japón mantiene a este material como uno de los ejes de su nuevo y recientemente aprobado plan energético, en el que se ha fijado que en torno al 41 % de la generación de electricidad del país provenga de fuentes térmicas para 2030.

El porcentaje supone en torno a la mitad de la cuota actual, del 75,7 %, pero sigue siendo el componente de más peso en el plan, que se complementa con el objetivo de duplicar el uso de energías renovables para entonces, hasta representar entre el 36-38 %.

La propensión a sufrir desastres naturales de Japón y su accidentada y montañosa orografía dificultan esta tarea en un país que genera con recursos propios una décima parte de la energía que consume.

Japón se ha propuesto lograr la descarbonización para 2050, pero su alta dependencia de los combustibles fósiles lo ha llevado a buscar una aproximación diferente, de la que la planta Osaki CoolGen es su exponente: la captación y separación de dióxido de carbono (CO2) para su posterior almacenamiento o reciclaje.

La tecnología, destinada a fábricas e instalaciones que generan CO2, ha suscitado expectación por su potencial para contribuir a la reducción de emisiones de CO2 y su posible implementación en países eminentemente industriales o en vías de desarrollo.

CAPTACIÓN DE CO2

En Osaki CoolGen "se usa el CO2 emitido en las actividades diarias como un recurso", explica Kousuke Tanaka, subgerente del Centro de Estrategia Tecnológica de Japan Coal Frontier (J-Coal), una de las empresas involucradas en el proyecto.

La planta genera unas 2.500 toneladas de dióxido de carbono al día, de las que en años recientes se han estado haciendo pruebas de captación de unas 400 toneladas diarias para estudiar la efectividad de la tecnología y la viabilidad del tratamiento del gas.

El proyecto combina de forma pionera, según sus responsables, un sistema de gasificación integrada en ciclo combinado (GICC, por sus siglas en inglés) para producir energía eléctrica, y tecnología de captación y separación de CO2 para reducir las emisiones.

En una siguiente fase de la prueba piloto, se añadirán pilas de combustible al GICC para mejorar la eficiencia, explican.

El CO2 reciclado puede tener múltiples usos. "Los principales son su uso en productos químicos (como policarbonatos), en la generación de biocombustibles o en materiales sólidos como el hormigón", señala a Efe Keiichiro Hashimoto, director del mencionado centro.

La textil es otra de las industrias potenciales.

UN LABORATORIO DE RECICLAJE

Conocida por su industria naviera, sus cultivos de limones y arándanos, y por ser escenario frecuente en producciones cinematográficas, Osakikamijima quiere convertirse en epicentro mundial de la investigación sobre el reciclaje de carbono.

Para ello, la planta se encuentra actualmente en proceso de ampliación. En terreno cercano se están construyendo una serie de recintos y laboratorios para que empresas, universidades y otras instituciones lleven a cabo proyectos de investigación.

La central se encargará de proveer CO2 para las pruebas, que está previsto que comiencen a mediados de 2022.

De momento son cuatro los proyectos confirmados, aunque las instalaciones tendrán capacidad para once, explican.

Entre los estudios en los que se está haciendo especial hincapié se encuentran las tecnologías para absorber CO2 en productos de hormigón, que buscan poder comercializar a partir de 2030.

El hormigón con CO2 se ha usado en carreteras y bloques de cimentación, pero el gas utilizado para este fin tiene restringida su aplicación en productos con acero de refuerzo (existe riesgo de corrosión) y su precio de producción, cinco veces más caro que el de productos actuales.

Las pesquisas se centran en la búsqueda de una fórmula más eficiente que permita ampliar y normalizar su uso.

Otro de los usos potenciales es la creación de biocombustibles para la aviación derivados de microalgas.

Investigadores ya se encuentran inmersos en la recolección de datos sobre el cultivo de distintos tipos de algas en diversas condiciones y mediante la administración controlada de CO2 reciclado, unos test que se prolongarán al menos hasta 2023.

Otros proyectos incluyen el estudio de tecnología DAC de captación de CO2 del aire, con vistas a comercializarla para 2050.

María Roldán

(c) Agencia EFE