Orlando Gutiérrez Boronat: Diplomacia de las cañoneras rusas en Cuba | Opinión

La flota rusa ha abandonado La Habana, dejando tras de sí un mensaje evidente para Estados Unidos, el Mundo Libre y el pueblo de Cuba.

La presencia naval rusa en el Caribe constituye, ante todo, otro paso calculado en la estrategia de Vladímir Putin para desafiar y erosionar el liderazgo internacional de Estados Unidos y la alianza de naciones libres que lidera.

Hubo un tiempo en que Estados Unidos liberó al hemisferio occidental del imperialismo europeo y sus modelos autoritarios.

América Latina avanzó hacia la libertad y la democracia en algunos lugares como México, donde la asistencia de Estados Unidos fue indispensable para librar a México de un gobernante Habsburgo impuesto y restaurar en el poder al gobierno legítimo de Juárez; o en Cuba, donde la intervención estadounidense puso fin a un gobierno imperial que se había vuelto genocida, abriendo el camino para la invasión de Cuba.

Durante los años de la República Cubana (1902-1959), la isla vivió uno de los ejemplos más impresionantes de progreso social y económico que ha conocido América Latina.

Esta era de defensa de la soberanía del hemisferio occidental por parte de Estados Unidos terminó con el vergonzoso Pacto Kennedy-Khrushchev de 1962.

Al aceptar un enclave ruso en el Caribe, Estados Unidos abrió la puerta a una expansión del totalitarismo en la región que ahora se siente dentro de los EEUU y sus fronteras. Los regímenes antiamericanos han extendido su influencia por todo el hemisferio.

Ese es el mensaje de Putin a Estados Unidos: el patio trasero está ardiendo y puede arder aún más.

Este es un mensaje potente. Putin sabe que el eje de la estrategia rusa en la región es la dictadura de La Habana. Este es un caballo de Troya perfecto para él. Ha aprendido que la dictadura de Castro puede albergar ataques energéticos dirigidos contra diplomáticos estadounidenses y canadienses; puede enviar tropas para ayudar a invadir Ucrania; puede marchar junto a Hamás y Hezbolá y reprimir y golpear al pueblo cubano, pero la UE no puede hacerlo. y Canadá seguirá inundándolo de dinero, y EE.UU.

Tampoco dejará de hacer concesiones.

El mensaje enviado por Putin es también para el pueblo cubano. Mientras continúan estallando protestas generalizadas contra el régimen, Putin quiere asegurarle al clan Castro que Rusia los apoya. Este también es un mensaje terrible.

¿Cuándo el Mundo Libre le ha indicado claramente a Putin que no tiene libertad para intervenir en nombre de la dictadura comunista en Cuba?

El Kremlin está viendo luz verde para utilizar cualquier fuerza necesaria, como estuvo dispuesto a hacer durante la crisis de los misiles cubanos de 1962, a fin de mantener secuestrada la soberanía cubana dentro de su órbita.

A pesar de toda esta debilidad y confusión en Washington, los dirigentes rusos deberían centrarse en otro factor.

Mientras los buques de guerra y submarinos rusos atracaban en La Habana, un gran incendio, con ondulantes columnas de humo, se levantó desde la central eléctrica Antonio Guiteras, en Matanzas.

Es el cuarto incendio de este tipo que sufre esta planta en dos años. Ya sea producto de un accidente, ineptitud del gobierno, sabotaje o todo lo anterior, ese incendio es una metáfora.

Es un símbolo de la decisión de los cubanos de ser libres, expresada por la voluntad de lucha de miles de activistas y ciudadanos que continuamente han salido a las calles exigiendo vida y libertad.

Como han aprendido todos los imperios a lo largo de la historia, y más recientemente en Ucrania, nunca se debe subestimar la determinación de una nación de ser libre.

El caballo de Troya cubano puede llegar a resultar mucho más costoso para Rusia de lo que ahora pueden.

Orlando Gutiérrez Boronat es el coordinador de la Asamblea de la Resistencia Cubana (ACR) y autor del libro Cuba: the Doctrine of the Lie.

Gutiérrez-Boronat
Gutiérrez-Boronat