Opinión: las razones de una marcha universitaria que nos pone en un dilema

La semana pasada, hubo un abrazo solidario al Hospital de Clínicas, que depende de la Universidad de Buenos Aires
La semana pasada, hubo un abrazo solidario al Hospital de Clínicas, que depende de la Universidad de Buenos Aires

La convocatoria a una marcha en defensa de la universidad pública nos pone nuevamente en el brete de optar entre lo malo y lo peor.

¿Qué salimos a defender? ¿A una institución que concreta oportunidades para todos? No, los egresados universitarios son en gran medida hijos de los sectores medios y altos.

¿A una institución capaz de mirar hacia delante y guiarnos en el derrotero del futuro? No, solo excepcionalmente algunas de sus carreras lo hacen. En general, miran por el espejo retrovisor y no han sabido acomodarse a los nuevos ritmos y modalidades adoptados por el resto del mundo. Lo que se viene haciendo es mantener el modelo siglo XIX y adaptarlo a los compromisos e intereses de sus dirigentes que hasta ahora se traducen en más plata para peores resultados. Subsiste sin duda, una minoría de profesores, investigadores y dirigentes esforzados y de excelencia que son usados para legitimar el sistema.

O es que las universidades publicas nos garantizan espacios de dialogo pluralista y de reflexión honesta entre teorías, concepciones y propuestas. Seguro en alguna lo habrá, pero lo mas evidente es que en ellas reina el sectarismo y la defensa del pensamiento único.

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O apoyamos porque queremos seguir manteniendo la ilusión de que se pueden concretar las consignas de hace 40 años como si no nos hubiéramos encargado en todo este tiempo de mancillarlas y vaciarlas de contenidos. ¿Alguien cree que con la gratuidad y el ingreso irrestricto se garantiza algo más que una selección darwiniana?

La marcha nos pone de nuevo el revolver en la cabeza: ¿estás del lado de los simuladores o de los atropelladores?, ¿preferís seguir aguantando con lo que hay o dejás que destruyan la universidad publica?, ¿por si o por no?, ¿por la foto con Massa o los chicos sin clase?, ¿o marchás con los defensores o sos un destructor?

La realidad no es necesariamente dilemática, sino que así la configuran los que quieren manipularnos. Si las universidades sacaran a la luz sus cuentas y los criterios con los que definen sus políticas pedagógicas, teóricas y administrativas podríamos buscar nuevos caminos que nos acerquen a conseguir una universidad de alta calidad y con oportunidades más equitativas.

La autora es miembro de la Coalición por la Educación y el Club Político Argentino