Opinión: La pregunta que Kamala Harris debe responder para vencer a Donald Trump
Kamala Harris se encuentra a medio camino entre el momento en que se convirtió oficialmente en la candidata presidencial demócrata y el día de las elecciones. Su ascenso ha sido notable. Está superando a Donald Trump en la mayoría de las encuestas nacionales y está en empate estadístico en todos los estados disputados.
Pero aún le queda trabajo por hacer. Según una encuesta reciente de The New York Times, el 31 por ciento de los votantes expresó su deseo de saber más sobre ella. Para ganar dentro de 37 días, tiene que responder a una pregunta: ¿Por qué? ¿Por qué quiere ser presidenta, por qué es la líder adecuada para este momento y por qué eso es relevante para los votantes? Ya demostró sus credenciales, planteó con claridad los argumentos en contra de Trump y aclaró algunos de sus puntos de vista políticos, pero no su “por qué”. Eso es lo que el pueblo estadounidense quiere saber de ella.
Es una cuestión fundamental, que deja perplejos a demasiados candidatos políticos.
La forma en que Harris responda determinará si puede convencer a esos votantes indecisos e impulsar una participación histórica entre los votantes demócratas de base. Mi sugerencia para la vicepresidenta: ir a lo grande y asumir más riesgos calculados.
En primer lugar, debe dejar de centrarse incesantemente en Trump. A estas alturas, casi todo el mundo que podría ser persuadido por los argumentos en su contra ya los escuchó.
En segundo lugar, debería cambiar los mítines masivos por actos más pequeños, estilo cabildo abierto, en los estados disputados. Los mítines están pensados para entretener, mientras que los cabildos o foros de diálogo abiertos crean las condiciones para que Harris ahonde en sus motivaciones y se dirija directamente a los votantes, sin la presión de ganar aplausos.
El formato del foro abierto favorece a Harris. Yo fui directora de comunicaciones de Harris en sus primeros días en la Casa Blanca, y la líder que vi en esas reuniones nocturnas en el ala oeste era compasiva, divertida y cálida. Ve a las personas y se interesa por sus circunstancias, esperanzas y sueños. Esas cualidades son las que la convierten en la líder adecuada para este momento y son sus mayores puntos de contraste con Trump. El ambiente íntimo de un cabildo abierto hará que los votantes presencien esas cualidades y añadirá más dimensiones a lo que ya les entusiasma de ella.
Harris es una narradora nata. No recuerdo ninguna reunión con ella en la que no contara una historia para puntualizar sus argumentos, ya fuera una lección aprendida de su madre o la lucha de una madre soltera que conoció en Pensilvania. En un foro de diálogo abierto, Harris podría relatar su perspectiva del mundo, cómo la vicepresidencia ha agudizado su toma de decisiones y lo que su visión del país —incluida su “economía de oportunidades”— significaría para los votantes en términos comprensibles.
Los cabildos abiertos son un formato más arriesgado y el equipo de campaña lo sabe. Pero los foros en los que apareció Harris batieron récords de audiencia cuando se postuló a la presidencia en 2019.
En tercer lugar, debería lanzar la primera campaña pagada a gran escala del partido en redes sociales con influentes. Los demócratas siguen por detrás de los republicanos, que lanzan campañas pagadas a través de influentes durante todo el año. Harris cuenta con la ventaja de los recursos, ya que ha recaudado la cifra histórica de más de 550 millones de dólares, para crear un nuevo manual demócrata de estrategias para la participación en línea que podría activarse incluso después del ciclo electoral.
Siguiendo el modelo de la formidable operación que los demócratas han usado en campo, la campaña debería contar con representantes diversos, desde celebridades hasta microinfluentes, y con distintos antecedentes socioeconómicos, generacionales, culturales y étnicos. Debería dirigirse a los votantes persuasibles y de base en los estados disputados, centrándose en perfilar a Harris, difundir mensajes positivos sobre su historial y llevar a los votantes a las urnas. Esta estrategia sería pionera en la lucha contra la desinformación en tiempo real, que afectó a Joe Biden en 2020 y que, según los estudios, afecta de forma desproporcionada a los votantes demócratas.
El partido ha mostrado algunos indicios de modernización, pero necesita acelerar sus esfuerzos para ganar la batalla de los mensajes. Doscientos influentes digitales fueron invitados a cubrir la convención demócrata de agosto y su contenido obtuvo más de 350 millones de visitas. Los medios tradicionales (y hasta cierto punto la publicidad transmitida por televisión o radio) no pueden replicar ese alcance, ni la precisión para dirigirse a los votantes clave justamente donde están, en su propio idioma y sobre los temas que les preocupan. Dado que una abrumadora mayoría de los estadounidenses afirma que obtiene las noticias a través de teléfonos inteligentes, ordenadores o tabletas, el entorno es propicio. Harris debería utilizar sus vastos recursos para ampliar este enfoque.
Por último, Harris debe dar más entrevistas para que los votantes la conozcan mejor. Por mi experiencia de trabajo con Harris, sé que los medios de comunicación nacionales tienen a menudo una narrativa fija que quieren perpetuar sobre ella y una disposición a recordar sus errores pasados. Esto, aunado a la obsesión con las noticias del día y la escasa frecuencia de sus entrevistas, hace que los votantes se queden con preguntas sin respuesta sobre ella.
Sugiero evitar los medios nacionales tradicionales y priorizar las entrevistas con medios locales en los estados disputados, con plataformas digitales populares y con medios especializados que atraigan a los grupos demográficos clave que ella necesita reforzar, como las docenas de pódcasts dirigidos a madres suburbanas y a hombres negros.
Si toda la política es local, entonces Harris debería estar más cerca de los votantes. Más entrevistas con los medios de comunicación locales y especializados le darían la oportunidad de crear intimidad con los votantes y explicarles cuál es su postura en cuestiones que son específicas de sus vidas. ¿Qué le importa a un votante de Wisconsin la fracturación hidráulica en Pensilvania? La gente trabajadora de Milwaukee quiere saber cómo Harris piensa hacer frente a la escalada de precios de los alquileres en la ciudad.
Donald Trump es claramente vulnerable: las encuestas sugieren que alcanzó un límite con los votantes, que no están entusiasmados con la idea de otra temporada del espectáculo de Trump.
Pero para vencer a Trump, la vicepresidenta no necesita dar al pueblo estadounidense una razón para votar contra el presidente anterior, sino más bien una razón para votar a favor de la siguiente.
Este artículo se publicó originalmente en The New York Times.
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