Socialismo para los ricos y capitalismo para los demás, lo que está pasando en EEUU | OPINIÓN

Los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. ¿Se está rompiendo el capitalismo? Foto: Getty Images.
Los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. ¿Se está rompiendo el capitalismo? Foto: Getty Images.

Entiendo por qué los demócratas están echando chispas.

Durante sus primeros tres años, gracias a recortes tributarios, gasto militar y escasa disciplina fiscal, Donald Trump incurrió en déficits presupuestarios a niveles que solo se habían visto en nuestra historia durante guerras y crisis financieras importantes. Y eso sucedió antes de la pandemia, cuando la economía ya estaba creciendo y la tasa de desempleo era baja. Pero ahora que Joe Biden quiere gastar más en ayuda para superar la pandemia y evitar que la economía caiga más, muchos republicanos (sin demora) están redescubriendo su estricta postura de vigilancia del déficit.

Qué engaño.

Tenemos que hacer todo lo necesario para ayudar a los estadounidenses más vulnerables que han perdido su empleo, su casa o su negocio por el coronavirus, y apuntalar a las ciudades asoladas por el virus. Así que estoy totalmente a favor de redoblar la generosidad.

Pero, pero, pero… cuando este virus desaparezca, TODOS tenemos que hablar.

En los últimos años, se le ha prestado tanta atención a las desventajas de la globalización acelerada y al “pensamiento de grupo neoliberal de libre mercado” —que ha influido tanto a los demócratas como a los republicanos— que hemos dejado de lado otro consenso más decisivo que se ha enraizado en ambos partidos: que estamos en una nueva era de tasas de interés permanentemente bajas, así que los déficits no importan siempre y cuando podamos atenderlos, y entonces puede seguir ampliándose el papel del gobierno en los países desarrollados, lo cual ha sucedido con rescates financieros cada vez más grandes, gastos deficitarios continuos, deudas gubernamentales crecientes y dinero cada vez más fácil que sale de los bancos centrales para financiarlo todo.

Este nuevo acuerdo tiene un nombre: “Socialismo para los ricos y capitalismo para los demás”, sostiene Ruchir Sharma, estratega principal a nivel global en Morgan Stanley Investment Management, autor de “The Ten Rules of Successful Nations” (Las diez reglas de los países exitosos) y uno de mis pensadores económicos favoritos de los que suelen ir contra la corriente.

“El socialismo para los ricos y el capitalismo para los demás” se dan, explicó Sharma en una entrevista telefónica, cuando la intervención del gobierno hace más para estimular los mercados financieros que la economía real. Los estadounidenses pertenecientes al diez por ciento más adinerado, que poseen más del 80 por ciento de las acciones de Estados Unidos, han visto más que triplicarse su riqueza en los últimos 30 años, en tanto que los pertenecientes al 50 por ciento en los estratos inferiores, que para sobrevivir dependen de su empleo en los mercados reales, no obtuvieron ninguna ganancia. Mientras tanto, la productividad mediocre en la economía real tiene posibilidades, alternativas y aumentos de ingreso limitados, tanto para los pobres como para la clase media.

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Creative businessman makes money
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La mejor prueba es el año pasado: estamos en medio de una pandemia que ha destruido los empleos y las pequeñas empresas, pero el mercado de valores está ascendiendo. Eso no está bien. Es como cuando vuelan los elefantes. Siempre me preocupa ver volar a los elefantes. Casi nunca termina bien.

Además, incluso si aumentamos los impuestos a los ricos y canalizamos más ayuda a los pobres, cosa que yo defiendo, si seguimos dependiendo de estos incentivos, alega Sharma, vamos a tener muchas consecuencias no deseadas. Y las estamos teniendo.

Por ejemplo, en julio, Sharma escribió en un ensayo para The Wall Street Journal titulado “The Rescues Ruining Capitalism” (Los rescates que están arruinando el capitalismo) que el dinero fácil y los rescates cada vez más generosos estimulan el aumento de los monopolios y mantienen “vivas a empresas ‘zombis’ muy endeudadas a costa de empresas emergentes, las cuales impulsan la innovación”. Y todo eso está contribuyendo a que haya una menor productividad, lo que significa un crecimiento económico más lento y una “reducción del pastel para todos”.

Así las cosas, a nadie debería sorprenderle “que los milénials y la generación Z estén cada vez más decepcionados de esta forma distorsionada del capitalismo y digan que prefieren el socialismo”.

Los últimos años debieron haber sido una era de gran destrucción creativa. Con tantas nuevas herramientas digitales de innovación baratas, tanto acceso a la computación de gran potencia barata y tanto dinero fácil, las empresas emergentes debieron haber proliferado. Pero no fue así.

“Antes de la pandemia, la velocidad con la que Estados Unidos estaba generando empresas emergentes —y cerrando empresas establecidas— era la más lenta desde al menos la década de 1970”, escribió Sharma. La cantidad de empresas estadounidenses que cotizaban en bolsa había disminuido casi a la mitad, a aproximadamente 4400, desde su nivel máximo en 1996”. (La cantidad de empresas emergentes ha aumentado en la pandemia, pero tal vez se deba al cierre de tantas empresas).

Gigantes monopolísticos

No obstante, por desgracia, las empresas grandes se están volviendo enormes y más monopólicas en esta era del dinero fácil y las bajas tasas de interés. No es solo porque el internet creara mercados globales en donde el ganador se queda con todo, lo que ha permitido que empresas como Amazon, Google, Facebook y Apple acumulen cantidades de dinero más grandes que las reservas de muchos Estados nación. También es porque con facilidad pueden usar los precios inflados de sus acciones o sus grandes cantidades de dinero para adquirir a sus competidores en ciernes y succionar todo el talento y los recursos “desplazando a los pequeños”, señaló Sharma.

Añadió que, al mismo tiempo, mientras los gobiernos siguen interviniendo para eliminar las recesiones, las crisis ya no desempeñan su papel de eliminar de la economía a las empresas ineficientes, y las recuperaciones se han vuelto cada vez más débiles, con un menor crecimiento de la productividad. Así que cada vez se necesitan más y más estímulos para apuntalar el crecimiento.

En realidad, todo esto está haciendo que nuestro sistema se vuelva más frágil.

Entonces, sí, sí, sí: ahora mismo debemos ayudar a atravesar esta pandemia a nuestros ciudadanos afligidos. Pero en vez de repartir más dinero, tal vez debamos hacer lo que han estado haciendo los coreanos, taiwaneses, singapurenses, chinos y otros asiáticos del este: proporcionar dinero solo a los más vulnerables y realizar más inversiones en infraestructura para aumentar la productividad y generar buenos empleos. Los asiáticos del este también se concentran en hacer que sus gobiernos sean más eficientes, sobre todo en torno a la prestación de servicios como la atención médica, en vez de que sean más grandes, una razón por la que han pasado por esta pandemia sin tanto sufrimiento.

Biden tiene programado un gran paquete de infraestructura. Él entiende todo esto. Solo espero que el Congreso, y los mercados, no tengan fatiga de deuda para cuando llegue la hora de aplicar la medicina más productiva: la infraestructura.

De ahora en adelante, podríamos tener más capitalismo inclusivo para todos y menos socialismo irreflexivo para los ricos. Las economías crecen cuando más personas inventan y crean cosas. “Sin el riesgo que corren los emprendedores y la destrucción creativa, el capitalismo no funciona”, escribió Sharma. “La disrupción y la regeneración, el corazón del sistema, se quedan paralizadas. Lo inservible perdura por siempre. La revitalización se corta de raíz”.

VIDEO | ¿Es el capitalismo un sistema saludable?

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This article originally appeared in The New York Times.

© 2021 The New York Times Company