Las preguntas engañosas que podrían interponerse en tu camino a la ciudadanía estadounidense

‘NOMBRE UN EJEMPLO DE UNA INNOVACIÓN ESTADOUNIDENSE’. EEH… ¿‘THE REAL HOUSEWIVES’? ¿LOS RASCACIELOS? ¿ESTA PRUEBA?

Los Angeles, California, USA - June 22, 2007: Immigrants of many ethnic backgrounds appear at a swearing in ceremony for US citizenship. Photo taken at the US Court's public citizenship ceremony at the LA Convention Center.
Los Angeles, California, USA - June 22, 2007: Immigrants of many ethnic backgrounds appear at a swearing in ceremony for US citizenship. Photo taken at the US Court's public citizenship ceremony at the LA Convention Center.

Háganme caso, que no soy ciudadana: hay mucho que aprender de la prueba de naturalización, uno de los obstáculos finales que un inmigrante debe superar para conseguir la ciudadanía.

En realidad es bastante difícil, en particular la versión nueva y expandida de la prueba de educación cívica que entró en vigencia el 1 de diciembre. Para quienes vivimos bajo la Escuela de Exclusión Stephen Miller, esta es una barrera adicional en la odisea de un inmigrante para poder vivir aquí. Las preguntas y respuestas están en línea actualmente. He estado practicando en una variedad de acentos estadounidenses.

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La prueba más reciente tiene 128 preguntas de educación cívica sobre el gobierno y la historia de Estados Unidos. El solo hecho de poder tomar esta prueba normalmente significa que ya has superado una carrera de obstáculos que involucra varias resmas de papeleo, miles de dólares en abogados y costos gubernamentales, años de residencia legal, una cita para los datos biométricos y un examen de dominio del inglés. Las preguntas de la prueba se hacen de forma oral en la que un funcionario del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS, por su sigla en inglés) le pide al potencial ciudadano que responda veinte de las 128 preguntas cívicas; si responde bien doce, pasa. Después de eso, lo único que necesita hacer es recoger sus papeles. Luego puede jurarle lealtad a la bandera y decidir cuál temporada de “The Real Housewives” ver para comprender realmente a esta compleja nación.

La nueva prueba implica un gran cambio con respecto a la anterior, que requiere que estudies solo cien preguntas y respondas diez de ellas, con seis respuestas correctas mínimas para aprobar. El gobierno de Trump no ha dejado casi ninguna parte del sistema migratorio sin modificar. Ha realizado cambios grandes y pequeños, desde escandalosas prohibiciones de nacionalidades enteras hasta cambios administrativos solapados pero potentes como este. Por más inocuas que puedan parecer algunas transformaciones, todas iluminan el objetivo final: frenar la inmigración legal.

Como muchas otras ideas trumpianas, las semillas estuvieron ahí todo el tiempo. La Ley de Naturalización de 1906 decretó por primera vez que los potenciales ciudadanos debían hablar inglés, y aunque este no es el idioma oficial de Estados Unidos, la mayoría de los inmigrantes hoy en día todavía tienen que aprobar un examen de dominio del inglés. La prueba de educación cívica solo se realiza en este idioma.

Soy hablante nativa de inglés, y aun así me costó entender algunas de las interrogantes. Y a diferencia de la guía de estudio en línea, las preguntas no son de opción múltiple. Eso significa que un día, si llego a presentar la prueba, tendré que intentar mantener una expresión seria mientras miro a los ojos a otro ser humano y trato de responder la pregunta: “¿Por qué es importante el Colegio Electoral?”

Algunas personas tienen un camino más sencillo. Si tienes 65 años o más y 20 años de residencia permanente bajo el cinto, deberás responder menos preguntas. Esto me hace sentir mejor con los considerables errores cometidos por el senador electo de Alabama, Tommy Tuberville, de 66 años de edad. Durante una entrevista este mes en The Alabama Daily News, Tuberville se equivocó nombrando las tres ramas del gobierno federal y confundió la razón por la que Estados Unidos combatió en la Segunda Guerra Mundial. Para ser justos, Tuberville jugó fútbol americano durante mucho tiempo. Tengo entendido que este deporte en extremo estadounidense implica recibir muchos golpes en la cabeza, alguno de los cuales seguramente eliminará ciertos conocimientos de educación cívica.

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Hablando de senadores, uno de los cambios más siniestros en la prueba de educación cívica es la respuesta a la pregunta, “¿A quién representa un senador de Estados Unidos?” La única respuesta aceptada ha sido modificada de todas las personas de su estado a ciudadanos de su estado. Yo solo soy una persona, no una ciudadana. ¿No soy digna de tener representación? Creo que hubo todo un alboroto sobre el pago de impuestos sin tener representación, si mal no recuerdo.

Simone Hanlon Shook está preocupada por estos cambios. “En realidad esto es un castigo para las personas que no tienen títulos avanzados, y no está en su idioma principal”, me dijo. Afirmó que no le preocupó aprobar su propia prueba, la cual presentó el 7 de octubre. Fue la más corta y sencilla. Además, es profesora de historia en una escuela secundaria. Originaria de Irlanda, Hanlon Shook vive en Poughkeepsie, Nueva York, y en los últimos años utilizó las preguntas del USCIS para interrogar a sus estudiantes de secundaria mientras esperaba su turno para tomar la prueba real. “La idea fue: si no fueras ciudadano, ¿pasarías esta prueba? Y muchos de ellos no la habrían aprobado”.

Su turno llegó finalmente durante la pandemia, por lo que un funcionario del USCIS la llevó a una habitación con un iPad, y luego fue a la habitación contigua para realizarle la entrevista de manera virtual. Respondió correctamente el 100 por ciento de las preguntas y el 23 de octubre recibió sus documentos de ciudadanía y una pequeña bandera estadounidense durante una ceremonia en auto en un estacionamiento junto al aeropuerto de Albany. Al día siguiente, me dijo, votó en las elecciones presidenciales.

Un día espero hacer lo mismo, por lo que, cada vez que puedo, tomo preguntas de práctica. Esta me sorprendió: “¿Por qué es famoso Alexander Hamilton?” Es famoso por su genial cola de caballo y por ser una estrella en Broadway, ¿cierto? Incorrecto. Al parecer, es famoso por ser “uno de los escritores de El Federalista”. No sé bien qué es eso, pero suena importante.

Otra es “Nombra un ejemplo de una innovación estadounidense”. Se me vienen a la mente las papas fritas Zapp sabor a vudú, así como la confianza inmerecida. Sin embargo, ninguna de esas opciones está incluida en la lista de respuestas aceptables. En vez de esas: bombillas, rascacielos y el aterrizaje en la luna.

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Hernán Prieto es el coordinador del programa de ciudadanía en Irish Community Services, una organización sin fines de lucro en Chicago que proporciona servicios sociales y de inmigración a migrantes de cualquier nacionalidad en el Medio Oeste. Parte de su trabajo consiste en preparar a los inmigrantes para la prueba de educación cívica. A diferencia del senador electo Tuberville, sus estudiantes suelen responder de manera correcta la pregunta sobre las ramas del gobierno. También están familiarizados con algunos de los nombres en la prueba, me dijo. Saben quién es Martin Luther King Jr. y por qué es importante. Las fechas les cuestan, eso sí.

Prieto, quien nació en Argentina y tiene tarjeta de residente, espera solicitar la naturalización el próximo año, y me dijo que aprecia lo que aprende junto a otros inmigrantes. Lo principal es que el estudio de la educación cívica le informa a los posibles estadounidenses lo que pueden obtener y lo que tienen que dar si esperan cumplir con el primer lema de esta nación. También aprenden ese lema, el cual es “E Pluribus Unum” o “De muchos, uno”. Aprenden que la Constitución promete la igualdad, que nadie está por encima de la ley, y que votar es un deber cívico.

Prieto atesora ese conocimiento, pero no está convencido de que la prueba en sí sea útil. “No sé si necesitemos una prueba formal, con 128 preguntas que debes aprender, y contestar doce de ellas de manera correcta”, dijo. “¿En realidad necesitamos eso? Lo importante para un nuevo ciudadano es conocer sus derechos y responsabilidades. Eso es lo que los nivela con otros ciudadanos”.

This article originally appeared in The New York Times.

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