Tal como ocurrió a mediados del año pasado, un grupo de personas en situación de calle que dormía en el Aeropuerto Internacional Jorge Newbery fue desalojado durante un operativo encabezado por del Gobierno de la Ciudad.

Un total de 16 hombres y tres mujeres fueron trasladados a un Centro de Inclusión Social luego de que efectivos de la estación aérea y del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat, junto con miembros del programa Buenos Aires Presente (BAP), los retiraran de la terminal aeroportuaria. Según indicaron en un comunicado, allí recibieron asistencia integral y seguimiento profesional, además de elementos de higiene personal, ropa, comida caliente y un lugar donde dormir.

Asimismo, durante el operativo realizado entre la noche del sábado y la madrugada del domingo, se desarmaron seis estructuras precarias que se habían instalado en la explanada de Aeroparque.

“Queremos una ciudad ordenada y trabajamos todos los días para que eso suceda. Resolver el problema de la gente en situación de calle que va acompañando a una política de salud mental es imprescindible”, afirmó el jefe de Gobierno, Jorge Macri, en el mismo comunicado. Y agregó: “Los espacios públicos son de todos los porteños y no un lugar para habitar de unos pocos”.

Además del personal del Gobierno porteño, en el operativo intervinieron funcionarios y personal especializado de Espacio Público e Higiene Urbana de la Ciudad, la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), el Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (Orsna) y representantes de Aeropuertos Argentina 2000.

Según precisaron a este medio fuentes del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad de Buenos Aires, los motivos que derivaron en el desalojo fueron, específicamente, situaciones de violencia e inseguridad dentro y fuera del aeropuerto, como consumo de drogas y alcohol. El orden y funcionamiento del lugar también se veía afectado por estos hechos.

“Al momento del operativo, algunas personas estaban en estado de consumo problemático y uno de ellos en estado violento, lo que dificultó el abordaje. Sin embargo, tras algunas horas de intervención y estrategias personalizadas según el caso, se logró la reubicación de ocho personas intervenidas sin mayores disturbios y en acuerdo de los involucrados. El resto de las personas se retiraron por sus propios medios, indicando que tenían viviendas a donde ir”, aseguraron voceros de la cartera que dirige Gabriel Sebastián Mraida.

Aquellas ocho personas fueron ingresadas a los Centros de Inclusión Social (CIS) de la Ciudad. “Se encuentran con todas sus necesidades básicas cubiertas. Cuentan con atención y contención profesional, mediante entrevistas y seguimiento personalizado, así como también con alimentación (cuatro comidas diarias), elementos de aseo e higiene personal, ducha, ropa y cama con ropa blanca”, explicaron fuentes de dicho ministerio.

Durante esta mañana, el escenario había cambiado por completo el Aeropuerto Internacional Jorge Newbery. Hasta el sábado, había colchones y pertenencias de gente en situación de calle por todas las instalaciones, lo que generaba malestar e incomodidad no solo entre los turistas locales y extranjeros, sino también entre los propios empleados que trabajan en el aeropuerto.

“La convivencia entre la gente y los turistas era muy mala. Los pasajeros tenían miedo de que les roben todo el tiempo”, comentaron a LA NACION dos empleadas de un puesto de libros y revistas, que prefirieron resguardar su identidad.

En la misma línea, un comerciante detalló: “Me ha pasado de ver situaciones sospechosas, pensé que quizá querían robar algo del local, por supuesto que no todos eran así. Me parece mejor que los hayan llevado a un centro de atención, es gente que realmente necesita un techo, un plato de comida y mucha contención”.

Al respecto, fuentes aeroportuarias señalaron a LA NACION que el clima que se vivía era anómalo. “En general la imagen generaba rechazo, pero también a muchas personas le generaba piedad”.

“En toda la parte de arriba, llegué a ver unas 30 personas en este último tiempo. También afuera había cinco familias. Escuché muchas quejas de pasajeros, que no podían creer que permitían que se instalen acá por los olores, actitudes raras y pedidos de plata. Muy triste la situación porque, con el pasar de los días, solía ver cada vez más gente”, dijo a LA NACION otro empleado del aeropuerto que pidió resguardar su identidad.

El antecedente

El antecedente de esta situación data de mediados de 2023, cuando desalojaron a un centenar de personas en situación de calle se habían instalado a lo largo de ese año en el aeropuerto metropolitano.

Según había informado Aeropuertos 2000 (la empresa que tiene la concesión del aeropuerto porteño) en su momento, llegaron a haber aproximadamente 160 personas pernoctando en la terminal. “Frente a esta situación se trabajó de manera ininterrumpida para brindar asistencia a estas personas y ofrecerles las alternativas correspondientes a su encuadre de situación requerido”, indicó la compañía.

Tal como ocurrió en aquella oportunidad, las personas pudieron elegir si querían ser trasladadas a los centros de asistencia porteños. En este caso, de los 19, ocho aceptaron ir, mientras que el resto decidió retirarse por sus propios medios, aduciendo que tenían viviendas en algún lugar del Conurbano u otra provincia.

“Lo más importante es que allí tienen la posibilidad y las herramientas para rearmar su proyecto de vida, capacitarse para el mundo laboral y salir adelante”, expresó el Gobierno porteño.

Según el último relevamiento de personas en situación de calle (Repsic) que realiza el Gobierno de la Ciudad, hay 3511 personas en situación de calle en territorio porteño, de las cuales 2268 personas pasaron la noche en un CIS. Asimismo, más del 60% de la población en esta situación recurre a los servicios del alguno de estos centros de ayuda.

El objetivo de este tipo de censos es posibilitar diagnósticos que “favorezcan al desarrollo de políticas públicas específicas destinadas a esta población que atraviesa situaciones complejas”.