La ola de calor en el Sudeste Asiático agrava las desigualdades sociales

En Tailandia, las temperaturas alcanzaron los 44 grados en varias provincias, y en Bangkok se llegaron a sentir 50 grados. Y con temperaturas superiores a los 40 grados, Bangladesh cerró sus escuelas apenas un día después de reabrirlas. El calor está afectando especialmente a los más vulnerables.

En el mercado Moonlight, visitado por nuestra corresponsal en Bangkok, Carol Isoux, cerca del río Chao Praya, en Bangkok, Nichapat se ocupa de su puesto de verduras. Desde hace varios días, el calor, habitual en esta época del año, se ha vuelto realmente insoportable. Esto dificulta su trabajo y amenaza también sus ingresos y los de su familia:

“Hace tanto caloooor... Nunca hemos tenido nada igual. Llega a 42, 43, 44 grados en Bangkok y en las provincias, es una locura... Como resultado, mis verduras se pudren más rápido, intento rociarlas con agua, pero eso también puede dañarlas. Así que perdemos dinero”, cuenta a RFI.

Aunque el calor afecta a todo el mundo, golpea con más fuerza a los más vulnerables, como los ancianos que padecen enfermedades crónicas, y a los más pobres, que no tienen acceso al aire acondicionado y a menudo tienen que pasar largas horas al aire libre: vendedores ambulantes, conductores de mototaxis, etc.

En el campo, la ola de calor y la sequía amenazan las cosechas y los ingresos de los agricultores. En las ciudades, el consumo récord de electricidad debido al aire acondicionado está aliviando a las clases medias... al tiempo que contribuye al aumento de las temperaturas exteriores.

Escuelas cerradas en Bangladesh

En Bangladesh, donde viven 171 millones de personas, el calor extremo se ha cobrado varias vidas desde abril, informa nuestro corresponsal en Bangalore, Côme Bastin. Y las escuelas han cerrado.


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