Una ola de calor mortal empeoró la crisis humanitaria de Gaza. Fue impulsada por el cambio climático, según muestran nuevos datos

(CNN) -- Una ola de calor mortal en Gaza que llegó en abril, en la que las temperaturas extremas empeoraron una crisis humanitaria ya terrible, se puso aún más caliente, probablemente debido a la crisis climática causada por el hombre, según un análisis publicado este martes.

Gaza no estaba sola. Varias olas de calor que abarcaron una vasta área del continente asiático el mes pasado, durante el mes de abril más caluroso registrado en el mundo, se volvieron más intensas probablemente debido a la crisis climática, según encontró el análisis de la Iniciativa Mundial de Atribución del Clima (WWA, por sus siglas en inglés).

El informe de la WWA dividió las olas de calor en tres áreas: Asia occidental, Filipinas y una región que abarca el sur y el sudeste asiático.

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En Asia occidental, el análisis se centró en los territorios palestinos, Siria, Líbano, Israel y Jordania, donde las temperaturas superaron los 40 ºC (104 ºF) el mes pasado. El estudio descubrió que el cambio climático hizo que el calor en esta región fuera cinco veces más probable y 1,7 grados centígrados más caliente de lo que habría sido antes de que los humanos comenzaran a quemar grandes cantidades de combustibles fósiles.

El aumento de las temperaturas tuvo un impacto particularmente severo en los 1,7 millones de personas desplazadas en Gaza, que ya luchaban contra un acceso insuficiente al agua y una atención sanitaria inadecuada. Casi no hubo respiro del calor incesante para quienes se hacinaban en tiendas de campaña y refugios improvisados, a menudo cubiertos con láminas de plástico. Según los informes, al menos tres personas, entre ellas dos niños, murieron a causa del calor, señala el análisis.

En Filipinas, el calor extremo del mes pasado, que obligó a cerrar cientos de escuelas cuando las temperaturas alcanzaron más de 42 ºC, tenía un vínculo tan fuerte con el calentamiento global causado por el hombre que el informe concluyó que hubiera sido imposible que sucediera sin él.

Los palestinos se meten al agua para refrescarse durante el clima cálido en Rafah, Gaza, el 19 de abril de 2024. Crédito: Jehad Alshrafi/Anadolu/Getty Images.

Para calcular la influencia del cambio climático en el calor extremo, los investigadores de WWA utilizaron datos meteorológicos y modelos informáticos para comparar el clima mundial actual (que es alrededor de 1,2 ºC más cálido que antes de que los humanos comenzaran a quemar grandes cantidades de combustibles fósiles) con el clima del pasado.

“Desde Gaza hasta Delhi y Manila, la gente sufrió y murió cuando las temperaturas de abril se dispararon en Asia”, dijo en un comunicado Friederike Otto, profesora titular de ciencia climática en el Instituto Grantham para el Cambio Climático y el Medio Ambiente y autora del informe. “Siempre hubo olas de calor. Pero el calor adicional, impulsado por las emisiones de petróleo, gas y carbón, provoca la muerte de muchas personas”.

Los científicos también examinaron el papel de El Niño, un patrón climático natural que influye en el tiempo global.

Si bien descubrieron que no tuvo influencia en el calor de abril en Asia occidental, sí afectó la intensidad del calor en Filipinas, y elevó un 0,2 ºC las temperaturas. Sin embargo, el impacto del cambio climático allí fue mayor: las temperaturas aumentaron alrededor de 1,2 ºC.

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En el mundo más cálido de hoy, el tipo de olas de calor extremas experimentadas en Gaza y Asia occidental, así como en Filipinas, no son raras y pueden esperarse aproximadamente una vez cada 10 años, según el informe. Pero advierte que lo peor podría estar por venir.

Si la temperatura promedio del planeta aumenta 2 ºC por encima de los niveles preindustriales, lo que se prevé que sucederá en los años 2040 o 2050 si el mundo no se descarboniza lo suficientemente rápido, se podrían esperar olas de calor extremas similares una vez cada cinco años en Asia occidental y cada dos o tres años en Filipinas.

Las olas de calor son 45 veces más probables

El análisis de la WWA también analizó partes del sur y sudeste de Asia, muchas de las cuales también experimentaron un calor sin precedentes el mes pasado.

Myanmar, Laos y Vietnam batieron récords por tener el día más caluroso de abril, mientras que las temperaturas alcanzaron los 46 ºC (115 ºF) en la India. Bangladesh y Tailandia también experimentaron temperaturas abrasadoras en abril y fueron incluidos en el estudio.

Según el análisis, el cambio climático también jugó un papel importante en esta región, ya que hizo que el calor sea 45 veces más probable y que aumente 0,85 ºC más.

Los científicos adoptaron un enfoque más simple de lo habitual para esta parte de Asia, y analizaron solo datos meteorológicos y no modelos informáticos, porque la región se superpuso con dos análisis anteriores de eventos de calor extremo en 2022 y 2023, que también encontraron que el cambio climático jugó un papel importante.

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Las cifras del informe son importantes, dijo Otto, “porque nos muestran que en todas partes el cambio climático es un factor de cambio absoluto cuando se trata de calor extremo”. Pero las cifras por sí solas no necesariamente muestran cuán graves son los impactos: dependen de la vulnerabilidad y exposición de las personas.

Los días con temperaturas superiores a los 40 ºC (104 ºF) fueron “particularmente difíciles para las personas que trabajan al aire libre, las personas que viven en viviendas informales (y) las personas que viven en campos de refugiados”, dijo Otto.

Asia también alberga algunas de las ciudades de más rápido crecimiento del planeta, dijo Carolina Pereira Marghidan, consultora de riesgo climático del Centro Climático de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, en una llamada con periodistas. Esto llevó a un desarrollo rápido y no planificado. “Muchas ciudades sufrieron pérdidas extremas de espacios verdes”, dijo Pereira, lo que aumenta los impactos del calor extremo en los residentes.

El mundo debe tomar “medidas masivas y sin precedentes para reducir las emisiones”, afirmó en un comunicado Mariam Zachariah, investigadora del Instituto Grantham. Caso contrario, añadió, “el calor extremo provocará un sufrimiento aún mayor en Asia”.