El polémico truco de vendar los ojos a los alumnos para que no miren los apuntes de una profesora en Italia

La queja partió de algunos padres, la recogió el diario local Cronache della Campania y acabó con el concejal regional Francesco Emilio Borrelli pidiendo explicaciones por la imagen de varios alumnos con los ojos vendados y el director del centro aclarando lo sucedido. Según este último, lo que algunos calificaron incluso de tortura en los comentarios, como recoge Il Messaggero, solo fue un ejercicio para demostrar a los alumnos que no necesitaban mirar los apuntes para responder a las preguntas.

El origen de la polémica imagen de los alumnos en una videoclase con los ojos tapados se encuentra en el instituto Caccioppoli de Scafati (Salerno, Italia). Una profesora de Latín y Griego pidió a dos de ellos que se tapasen los ojos con una venda o similar para responder y así asegurarse de que no echaban una ojeada a sus apuntes o al libro aprovechando que la lección era telemática y ella no podía comprobar que no lo hacían directamente.

Un ejercicio, como lo han calificado desde la dirección del centro educativo, que no gustó a algunos padres y por el se quejaron. Domenico D’Alessandro, el director, ha declarado a Ansa que cuando tuvo conocimiento de la polémica preguntó a la docente en cuestión sobre el asunto y esta le aclaró que “se trataba de un ejemplo para demostrar a los chicos que no necesitaban mirar” y que solo eran dos alumnos que se habían tapado los ojos.

El revuelo se vio acrecentado por la mediación del político regional Francesco Emilio Borrelli, quien ha compartido los hechos y la imagen a través de su perfil público de Facebook.

“Estudiantes con los ojos vendados en videoconferencia para interrogarlos y evitar que miren el libro o las notas. Este es el informe que nos llegó de varios padres de los alumnos de un instituto de Scafati, denunciado en el sitio cronachedellacampania.it, muy crítico con una práctica considerada de mal gusto y poco formativa para los niños”, comienza el texto de Borrelli.

Considera el dirigente regional que “ciertamente no es un momento fácil ni para los estudiantes ni para los profesores. Precisamente por eso, quizás, conviene usar siempre la delicadeza y la comprensión. Vendar los ojos a los estudiantes es definitivamente un método poco ortodoxo, así que escribimos a la escuela para pedir explicaciones y comprender cómo pudo haber sucedido. Sin duda, habrá otros métodos para evitar que los niños se miren el libro durante un cuestionario”.

Pero la pregunta de Borrelli fue más allá del instituto llegando hasta la máxima autoridad regional en materia de educación, Lucia Fortini, con el objetivo de conocer “cómo pudo haber sucedido esto y pedir que se verifique si esto también pasa en otros institutos”.

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