El ojo de la vieira, un molusco con tecnología de telescopio
¿Qué tiene de especial una vieira? De la familia de los pectínidos, se parece mucho a una almeja, a un mejillón o a cualquier otro bivalvo. Dentro de su concha se esconde una criatura musculosa. Muy apreciada por los humanos por su valor gastronómico. Sin embargo, posee un rasgo único que la diferencia de otros moluscos: su capacidad para ver el mundo a través de cientos de ojos.
Dispuestos a lo largo del borde de su cuerpo, los ojos de la vieira brillan como un collar de diminutas perlas azules o verdes. Cada uno de estos ojos se asienta en la punta de un pequeño tentáculo, que puede extenderse ligeramente más allá del borde de su concha.
Aunque muchos invertebrados tienen ojos que solo distinguen entre luz y oscuridad, los científicos han sospechado desde hace tiempo que las vieiras son capaces de distinguir imágenes complejas. Esta habilidad podría permitirles identificar depredadores a tiempo y huir rápidamente hacia un refugio seguro.
No obstante, los ojos de las vieiras son tan pequeños y tan delicados que entender su funcionamiento ha sido un desafío para la ciencia durante décadas.
Una óptica intrincada y sorprendente
La estructura óptica de los ojos de las vieiras es notablemente distinta a la de los seres humanos y otros animales.
En este bivalvo, la luz entra en el ojo a través de una pupila y un cristalino, y pasa por dos retinas: una distal y otra proximal. Finalmente, alcanza un espejo compuesto por cristales de guanina en la parte posterior del ojo. Este espejo curvo refleja la luz hacia las retinas, donde se generan señales neuronales. Estas señales son enviadas a un pequeño ganglio visceral, un grupo de células nerviosas que controla funciones vitales como el intestino y el músculo aductor de la vieira.
El funcionamiento de los ojos de la vieira ha desconcertado a los científicos durante años. Según las leyes de la óptica, la retina principal debería recibir imágenes desenfocadas, ya que se encuentra demasiado cerca del espejo. Pero no es así.
Investigaciones recientes revelaron que las pupilas de las vieiras tienen la capacidad de abrirse y cerrarse, aunque lo hacen de manera mucho más lenta que las nuestras. El diámetro de su pupila puede cambiar hasta un 50 % y la dilatación o contracción puede llevar varios minutos.
A diferencia de los ojos humanos, las vieiras no poseen un iris; en su lugar, las células de la córnea cambian de forma, alterando su curvatura y permitiendo que el ojo se ajuste y forme imágenes más nítidas
Los misteriosos espejos de las vieiras
Un estudio publicado en la revista Science desveló detalles sobre la compleja estructura de los espejos oculares de las vieiras. Estos están formados por millones de pequeños mosaicos cuadrados de guanina, dispuestos en 20 a 30 capas superpuestas.
Aunque los cuadrados de guanina son transparentes por sí solos, su disposición precisa en capas alternadas con finas capas de fluido crea un efecto de espejo, reflejando la luz hacia las dos retinas de la vieira. Este diseño óptico es similar al utilizado en telescopios reflectores avanzados, como los inventados por Isaac Newton y perfeccionados para la astronomía moderna.
Los investigadores han descubierto que esta configuración es ideal para la visión submarina, ya que recupera eficientemente los colores azul y verde, que son menos absorbidos por el agua.
A medida que un haz de luz atraviesa una gran masa de agua, las frecuencias asociadas al rojo y al naranja se atenúan, mientras que los tonos azules y verdes persisten. Esta adaptación permite a las vieiras utilizar la luz disponible de manera eficiente, enfocando distintas partes del campo visual en cada retina.
Cada una de las dos retinas de la vieira tiene una función distinta: una se encarga de captar una imagen clara del área central frente al ojo, lo que podría ayudarle a identificar rápidamente a los depredadores que se aproximan, permitiéndole escapar mediante su característico método de propulsión a chorro.
La otra retina, en cambio, proporciona una mejor visión periférica, útil para orientarse en la búsqueda de un lugar adecuado en el fondo marino donde asentarse y alimentarse.
Innovación inspirada en la naturaleza
La complejidad de los ojos de las vieiras y de otros animales ha inspirado incluso a la NASA, que ha diseñado detectores de rayos X basados en estructuras oculares similares a las de los bogavantes para estudiar fenómenos astronómicos como los agujeros negros.
La posibilidad de desarrollar ojos artificiales inspirados en las vieiras podría revolucionar la fotografía submarina, permitiendo captar imágenes en condiciones de poca luz sin necesidad de iluminación artificial.
Este descubrimiento no solo amplía nuestro entendimiento sobre la biología de las vieiras, sino que también abre nuevas posibilidades para la ingeniería de materiales.
La habilidad de las vieiras para formar cristales organizados de manera tan precisa desafía lo que los científicos creían posible en la creación de materiales ópticos avanzados. Este dominio no solo refleja una sofisticación evolutiva asombrosa, sino que también ofrece una rica fuente de inspiración para innovaciones tecnológicas.
La naturaleza vuelve a darnos lecciones magistrales, mostrándonos que, incluso en los organismos más pequeños y aparentemente simples, se esconden soluciones ingeniosas que podrían redefinir nuestras propias creaciones.
El ojo de la vieira, con su compleja arquitectura y funcionamiento, es un testimonio de cómo la evolución puede superar la imaginación humana y servir como modelo para futuros avances.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation, un sitio de noticias sin fines de lucro dedicado a compartir ideas de expertos académicos.
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Antonio Figueras Huerta no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.