Ofrendan últimos pasos a difuntos en Guanajuato

LEÓN, Gto., noviembre 3 (EL UNIVERSAL).- Pequeñas cajas de regalo sobresalen en las tumbas del panteón municipal Norte de León; en ellas se guardan los últimos pasos de los muertitos que sus seres queridos recolectaron para su descanso en paz.

Los empaques contienen piedras, arena, cal, pétalos de flor, arroz y otros materiales utilizados para formar una cruz en el lugar que ocupó el ataúd, y que para sus seres queridos y amistades simbolizó su presencia en el novenario de rosarios.

Algunos envoltorios llevan mensajes, imágenes religiosas o fotografías de los fallecidos.

Frente a la gaveta de su hijo Juan Armando, quien hace cuatro años fue privado de la vida, Virginia Martínez dice que para los católicos tiene un gran valor recolectar los pasos de la persona fallecida en el novenario.

"En nuestra creencia se recogen los pasos de nuestro difunto durante los nueve días, se depositan en la cajita y se traen a su tumba para que no ande penando", menciona Virginia.

Dice que entre los católicos, al día siguiente del sepelio, se acostumbra poner una cruz de cal o arroz, porque "somos materia" que se deposita en la cajita y se lleva al panteón "a ponerla donde quedó nuestro difunto, porque son los nueve días que, de acuerdo con nuestra creencia, él sigue en nuestra casa".

Ella colocó una parte de los materiales dentro de la gaveta y otro tanto lo mezcló entre la tierra de la jardinera que decora la lápida. "Es consuelo, te da algo de tranquilidad y seguir pidiendo por el eterno descanso de los difuntos", comenta.

Levantar la cruz es un ritual en el que participan familiares directos de la persona muerta, sus padres, hermanos e hijos, quienes se coordinan, porque para ellos la imagen representa el cuerpo y el corazón de la persona amada. "En una cajita van echando las partes del cuerpo, se recoge con una espátula el brazo, del codo hacia arriba o abajo. Se reúne toda la familia, los más allegados se reparten las partes del cuerpo hasta llegar al corazón", describe Patricia Mejía.

El ritual se realiza de manera distinta en cada familia: algunos mezclan flores en la figura religiosa en una ceremonia solemne; otros realizan cantos, danzas y convivios en los que ofrecen un banquete a los asistentes.

Todos los días llegan personas con regalos a las gavetas, la mayoría lo hace con discreción y orando en voz baja, mientras otros arriban en multitud, con mariachis o música de troqueros, dice un sepulturero, quien pide que lo llamen Jesús.

Es tradición que lleguen con "los pasos del muertito" a los pocos días de la pérdida, agrega.

Si las tumbas están en la parte baja ellos mismos colocan los empaques; en el caso de las gavetas que están arriba, contratan a personas con escaleras para que limpien el espacio en el que ponen el objeto, a cambio de una propina.

Jesús comenta que en este lugar, conocido como el "panteón de los pobres", ubicado a un costado del panteón privado Jardines del Tiempo, a los fallecidos les llegan regalos en todas las fechas especiales: en septiembre, por las fiestas patrias; en diciembre, con adornos de Navidad, pero lo más grande es en estos días por el Día de Muertos.

Ahora las personas ponen lozas, remarcan los nombres, renuevan las flores, las fotografías, decoran la gaveta con elementos de temporada, alimentos, cervezas o tequila.

En las tumbas de los niños dejan juguetes y globos de helio.

Desde ahora, en los pasillos suena la música en los celulares, con las melodías que más gustaban a quienes "pasaron a mejor vida"; otros contratan a los músicos que recorren los pasillos ofreciendo sus servicios.

La gente se pasa horas en el panteón y para ello cargan sillas de plástico y sombrillas.