La increíble historia del gato de Nariño, la especie de felino que nunca existió

Para cualquier biólogo que se precie, descubrir la existencia de una nueva especie (el gato de Nariño, ni más ni menos) es un hito en su carrera. No en vano, qué mas puede pedir un investigador que referenciar en su curriculum, en lo más alto, bien visible, que le ha puesto cara y nombre a un animal hasta ahora desconocido.

A principios de julio de 2023, los medios de comunicación se hicieron eco de esta gran noticia: el hallazgo del bautizado como gato de Nariño o ‘leopardus narinensis’, por su nombre técnico. Un nuevo tipo de triguillo que, en realidad, nunca fue descubierto, porque no es una especie inédita como se quiso hacer creer.

Para entender la historia de este fiasco científico, hay que devolverse 20 años atrás. Corría el año 2001 cuando el biólogo catalán Manuel Ruiz García, de la Pontificia Universidad Javeriana (Colombia), se topó con un raro pelaje de felino que aguardaba a ser encontrado en la colección biológica del prestigioso Instituto Humboldt, uno de los principales centros de investigación sobre biodiversidad del mundo, localizado en Colombia.

Hasta ese momento, ningún otro científico había prestado atención a esa extraña adquisición del Instituto. Excepto Ruiz García, experto en genética. Le llamó la atención el intenso color rojizo de su piel y las rosetas que la engalanaban, de bordes negros especialmente gruesos. “Las pieles de los jaguares y ocelotes son muy homogéneas entre sí, los tigrillos tienen algo de variación. Pero es que este es muy diferente”, aseguró Ruiz en ese momento.

Durante dos décadas, que se dice pronto, el español, junto a un grupo de sus estudiantes más laureados, se dedicó a estudiar el felino para dar con su identidad. Mandó unas fotografías a su colega Rosa García Perea, del Museo de Ciencias Naturales de Madrid (España). La máxima especialista en estos animales a nivel mundial no estaba del todo de acuerdo con que se tratara de una nueva especie, sino “alguno de esos tigrillos raros que de vez en cuando aparecen”.

El gato de Nariño nada tenía que ver, inicialmente, con el resto de especies de tigrillos del continente. Foto: Getty Creative
El gato de Nariño nada tenía que ver, inicialmente, con el resto de especies de tigrillos del continente. Foto: Getty Creative

Muchas dudas en torno al gato que en realidad es ’liebre’

Pero Ruiz García no se detuvo ahí y continúo con sus indagaciones. El ADN fue la clave. Los resultados de las pruebas genéticas arrojaron resultados asombrosos: el gato de Nariño no podía agruparse dentro de los dos grandes grupos de triguillos del continente: el Huiña y el Geoffroy. Concluyó, entonces, que estaban frente a una nueva especie, desconocida hasta entonces.

En 2017, el científico contó al diario ‘El Tiempo’ que el descubrimiento estaba bajo revisión de la ‘Plos One’. La reconocida revista nunca publicó un artículo confirmando ni desmintiendo el hallazgo. Como escribe el periodista colombiano César Giraldo, “Ruiz ya se refería por un ‘nombre propio’ a la especie que todavía no había sido aceptada. Eso no está bien según el paso a paso que deben seguir los científicos para describir nuevas especies”.

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Tuvieron que pasar seis años hasta que, en junio de 2023, la revista ‘Genes’ publicara un artículo sobre el ‘leopardus narinensis’, donde validaba los trabajos de investigación que Manuel Ruiz García y su equipo les había enviado. Sin embargo, el texto no cuenta con el beneplácito de buena parte de la comunidad científica, que señala a la publicación de no proporcionar garantías metodológicas en relación con sus revisiones.

A esto se suma la publicación reciente de una investigación liderada por el biólogo Héctor Ramírez Chaves, cuyas conclusiones chocan de lleno con las afirmaciones de Ruiz García. Según el profesor de la Universidad colombiana de Caldas (Colombia), el análisis genético del gato de Nariño confirma lo que ya adelantó hace casi 20 años la experta española Rosa García Perea. La nueva especie de felino colombiano nunca existió. Se trata de un tigrillo más del común. Eso sí, tremendamente llamativo.

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