Jugar hasta los 100: cuando la pasión por la raqueta no tiene límites

Photo: Reuters
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Por Federico E.

Muchas veces nos sorprendemos con un Federer de 35 años ganándolo todo o, dentro de un mundo más terrenal, con un Tommy Haas que a sus 39 años todavía da pelea en uno de los ámbitos deportivos más competitivos del mundo: el circuito de la ATP. Pero, ¿se imaginan a Federer o a Haas todavía jugando a los 100 años de edad?

Foto: Getty Images
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Pasados los 50 o 60 años, la edad se transforma en un obstáculo prácticamente insuperable para muchos amantes del deporte. Y el tenis no es una excepción. Las piernas ya no se mueven como antes, los reflejos pierden su precisión y los dolores de espalda, hombro y cadera se vuelven parte de la rutina. Muchos “cuelgan la raqueta” y optan por actividades más amigables, como caminar o jugar al golf. Para otros, la edad es simplemente una nueva característica más del deporte que aman, un compañero gruñón con el que tratar de amigarse ante cada pelota que se acerca.

Un ejemplo de esta pasión inagotable por el tenis es Artyn Elmayan, quien con 100 años recién cumplidos, no pierde la oportunidad de hacer aquello que lo hace inmensamente feliz: pegarle a la pelotita todas las semanas en el Club Atlético River Plate, del que es socio desde hace más de 60 años.

Armenio pero nacionalizado argentino, Artyn compitió a nivel nacional e internacional en el circuito senior de la ITF, y tiene casi una treintena de copas que dan cuenta de su dedicación y coraje en la cancha. Nunca fue poseedor de una gran técnica, pero quienes lo conocen de toda la vida cuentan que siempre dejó todo en la cancha y que, en sus mejores épocas, era un rival muy difícil de vencer.

La de Artyn no es la única historia de este tipo en el mundo del tenis. También vale la pena hablar de Dorothy “Dodo” Cheney, campeona en 1938 de lo que hoy se conoce como Abierto de Australia. Proveniente de una familia de campeones de tenis, Dorothy dejó para siempre la raqueta a los 98 años, yéndose a la tumba con una increíble cosecha de casi 400 títulos nacionales de la USTA, un récord difícil de igualar.

Foto: AP
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Más recientemente, la sorpresa la dio Gail Falkenberg, quien el año pasado (y con 69 años), ganó un partido clasificatorio para el torneo ITF de Pelham, Alabama (25 mil dólares en premios). Fue 6-0, 6-1 para Falkenberg. Pero, por más impresionante que pueda parecer esta victoria, es importante mencionar que su rival, 47 años menor, había perdido los 25 partidos oficiales disputados hasta ese momento, sin siquiera ganar 1 game. Sin embargo, la determinación de Falkenberg es digna de admiración.

Cuando pensemos en esa pierna que nos duele, en las pelotas a las que ya no llegamos o en ese saque que lastimaba pero que, poco a poco, fue perdiendo toda su potencia, pensemos en Artyn y en su alegría al pisar una cancha. O en el hambre ganador de Dorothy. O en la loca pasión de Gail. De repente, nos daremos cuenta de que tenemos tenis para rato.

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