En Brasil pasarte en la celebración de un gol te puede costar la amarilla

Un jugador del Palmeiras brasileño recibe una tarjeta amarilla. Foto: REUTERS/Paulo Whitaker
Un jugador del Palmeiras brasileño recibe una tarjeta amarilla. Foto: REUTERS/Paulo Whitaker

Hace décadas, los futbolistas no acostumbraban a festejar los tantos que anotaban con demasiado estrépito. Se entendía el gol como una parte natural del juego, algo que tarde o temprano tenía que llegar, que (por supuesto) alegraba a quien lo conseguía y a su equipo, pero tampoco hacía falta caer en exageraciones. Un grito, un salto, un puño al aire, poco más. Había incluso delanteros legendarios, como José Eulogio Gárate, que se negaban a hacer el menor gesto de ostentación por respeto al rival.

Entonces llegó el fútbol moderno y esta fue una de tantas cosas que cambiaron. Raro es el jugador que no tiene una pose específica y personalizada, o que incluso se marca un baile al ritmo de la canción de moda (que solo suena en su cabeza). Hasta hay equipos, como el Stjarnan islandés, que han llegado a hacerse más famosos por sus muy elaborados numeritos tras cada gol que por sus éxitos deportivos. Ya forma parte del espectáculo y se asume como normal.

Sin embargo, en Brasil consideran que se están empezando a pasar de la raya. Por eso, la confederación nacional (CBF) está animando a los árbitros para que amonesten a los jugadores que se recreen más de la cuenta. “No estimulamos las coreografías porque pueden generar una pérdida de tiempo excesiva”, declaró Marcos Marinho, presidente de la Comisión de Arbitraje de la CBF. “Está previsto en las reglas que, para demoras excesivas, se pueda sacar tarjeta amarilla. La celebración puede perjudicar el control del juego por parte del árbitro, puede impedir al equipo que encajó el gol salir jugando rápidamente”.

Varios jueces ya han llevado a la práctica estas recomendaciones. En las últimas dos jornadas del Brasileirão, el campeonato de Primera División que se disputa entre abril y diciembre, hasta tres futbolistas han recibido la sanción por este motivo. A algunos no les ha hecho nada de gracia; Luan, de Atlético Mineiro, fue uno de los castigados durante el partido contra el Palmeiras, y dijo posteriormente que “la gente ya no va a poder ni marcar goles, van a conseguir que quien toque más el balón sea el que gane el partido”. Su rival Moisés también sufrió el rigor arbitral en el mismo partido y fue aún más explícito: “Están tratando de inhibir hasta celebrar un gol, un momento tan importante en el fútbol. Es una vergüenza”. Los verdes ganaron 3-2 y los futbolistas castigados hicieron los primeros tantos de cada uno de sus equipos.

Está por ver si lo que otros califican hasta de “represión” basta para rebajar el tono de las celebraciones, que casi se habían convertido en una seña de identidad más del fútbol brasileño. La CBF no parece que vaya a ceder hasta que lo consiga, o al menos lo modere. En todo caso, siguen vigentes las prohibiciones habituales de quitarse la camiseta, hacer “gestos provocativos”, subirse a las vallas de separación o “entrar en contacto con la grada”.

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