“Noir Tropical Miami”, antología sobre las playas oscuras de la Ciudad del Sol
El primer registro que se tiene en Miami de una novela noir data de 1936 con Kid Galahad de Francis Wallace. Sin embargo, para muchos, el noir empieza en los sesenta, con las novelas del inspector Travis McGee, personaje que vivía en un bote mucho antes que Crockett de Miami Vice creado por John D. MacDonald, quién después de la Segunda Guerra Mundial, adopta al sur de la Florida.
Parte de la crítica considera a 8th Street de Douglas Fairbairn la gran novela noir. Esta obra pulp cuenta la historia de Mead, un norteamericano anglo, dueño de un dealer de autos en Calle 8 extorsionado por la mafia cubana. Aquí vemos uno de los mecanismos del género: la tensión racial (siguiendo la categorización estadounidense que considera al hispano como perteneciente a una raza distinta). Mead es testigo del cambio sociocultural, ya sea porque en la Calle 8 los cafés extienden la oferta del menú con coladitas y lechón, o porque Miami Beach está “invadida” por judíos y cubanos llegados en el éxodo del Mariel.
No obstante, el aporte más valioso vendría de la mano de Charles Willeford, creador de las novelas del inspector Hoke Moseley. Implacable a la hora de resolver un crimen, se aloja en el hostal “El Dorado” y se desenvuelve entre la fauna del hampa de Downtown y Miami Beach. Por aquellos años también apareció la firma de Elmore Leonard, uno de los más grandes referentes del noir con títulos como La brava, una historia de South Beach donde un exagente de inteligencia se involucra con una movie star acosada por un matón y su sidekick marielito.
Desde entonces, abundan este tipo de obras. Lo vemos en Edna Buchanan y su saga de la reportera de policiales Britt Montero; en Carolina García Aguilera y las novelas de Lupe Solano. Carl Hiaasen, quien publica cada dos años obras noir ambientadas en la ciudad, y tantos más.
Leer hoy a Miami desde la perspectiva del anglo es una visión parcial. Para entender su complejidad se necesita contrastar enfoques anglo e hispano. Si miramos la literatura escrita en español el primer hito debemos ponerlo en los ochenta, con los autores cubanos que llegaron a Miami durante el éxodo del Mariel, como Reinaldo Arenas, José Abreu Felippe, Luis de la Paz y Eddy Campa. La obra de estos autores, sin embargo, es más de factura cubana que miamense, y, a pesar de que en esos años fueron pocas las manifestaciones literarias, hay dos que debemos subrayar como fundacionales y que sin ellas sería imposible comprender la literatura en español del Miami actual. La primera es El Círculo del Alacrán del colombiano Luis Zalamea, publicada en 1990. Podemos considerarla como un documento de la época, un fresco de aquel Miami y su comunidad cubana, donde el personaje principal, colombiano, trabaja en la sala de redacción de un periódico cubano radical de derecha. Abundan las descripciones detalladas de barrios, se juega con un lenguaje propio de sus calles, mientras nos cuenta la historia de un cubano que llega a la ciudad huyendo de la dictadura de Fidel Castro.
La otra es Nieve sobre Miami, del español Juan Carlos Castillón, que llegó en los ochenta desde Centroamérica, con un visado de tránsito y se quedó veinte años. Esta novela vio la luz en 2003, aunque fue escrita quince años antes. Cuenta la historia del Loco, un exguerrillero centroamericano que emigra con la idea del American Dream y que se da cuenta de que, para sentarse al volante de un convertible, había que meterse en el narcotráfico. Castillón nos muestra el choque de culturas hispana y anglo, la rivalidad entre las distintas comunidades, además de retratar el submundo de los trabajos de dishwasher del recién llegado, de las habitaciones compartidas por varios inquilinos, y la santería.
Ambas retratan el Miami que vivieron los autores, alejados del balneario de jubilados con dinero y más cercano a un lugar marginal y violento. En la intersección de estas novelas reposa la literatura contemporánea escrita en español en Miami.
La dinámica inmigratoria de Miami hospedó varias oleadas de latinoamericanos que propiciaron el surgimiento de personajes locales. En las primeras décadas del siglo XXI, surgen autores que tienen al noir en su ADN como el cinco veces ganador de la Semana Negra de Gijón, el cubano Rodolfo Pérez Valero; la española Rosana Ubanell concibe en Volver a morir al detective cubano Nelson Montero. Ignacio Cárdenas Acuña, el padre del policial cubano se reinventa en Miami con Román, el infalible (a cuatro manos junto a Oscar F. Ortiz). La narradora cubana Uva de Aragón, introduce guiño al Conde de Padura a la investigadora María Duquesne. Primero, con un cold case de la época del huracán Andrew (El milagro de San Lázaro) y, luego, un asesinato en Coral Gables (El crimen de Biltmore Way). En El ocaso, de Andrés Hernández Alende, Fernando Estrada investiga el asesinato de la novia de un magnate. Y cerramos este breve repaso mencionando al Comanche, el antihéroe de Pedro Medina León, una saga protagonizada por un investigador que ya no quiere investigar con tramas en las que tiene lugar la historia trágica de la ciudad, revelando parte del perfil cronista de su autor.
Los autores que residen en la ciudad tienen un registro, una marca narrativa que se ha vuelto estilo. Varios llegaron huyendo de crisis políticas o económicas. Durante los primeros años, su mayor preocupación consistió en resolver papeles, conseguir trabajo o crear nuevos lazos, para luego seguir la pulsión literaria que los movía desde sus países y empezaron a escribir. Es una literatura asimilada a un Miami que está presente como personaje: la muestran marginal, lumpen y violenta; con un lenguaje propio que no es el espanglish ni el español que dejó el narrador en su país sino un blend de acentos y modismos que rompen con las reglas lingüísticas, el único válido para retratar la ciudad. Estas obras reúnen así, los mismos elementos que El Círculo del Alacrán y Nieve sobre Miami trazando un recorrido desde el policial con sus sagas detectivescas hasta novelas y cuentos de realismo sucio en los que, de una u otra manera, el crimen siempre se encuentra presente. Además, el carácter marginal de Miami no solo ha despertado el universo creativo de narradores locales: es un arco que se extiende a otros que no residen aquí pero que han retratado la sordidez en algunos de sus trabajos.
Noir Tropical es el resultado de años de lecturas de los editores, de múltiples discusiones, encuentros y desencuentros que siempre llevaron a lo mismo: ¿por qué Miami despierta en muchos escritores la necesidad de mostrar su lado más oscuro? Desde ese interrogante siempre se desprende lo siguiente: el noir en español de Miami tiene patente propia, donde la ciudad es una frontera que se nutre de lo anglo y lo hispano, y con su lenguaje híbrido, no solo aborda crímenes, sino que también plantea conflictos de corrupción y violencia que suelen recaer en personajes inmigrantes que ocupan una porción invisible en la pirámide social, desmitificando así la quimera del Sueño Americano que los trajo aquí. La lista de autores que sustentan esta premisa es larga y este trabajo es solo un esfuerzo por poner sobre el tablero a un puñado de ellos.
Gastón Virkel, Pedro Medina León y Hernán Vera Alvarez son los editores de Noir Tropical Miami.
La antología “Noir Tropical Miami” se presenta, con el patrocinio de la Feria del Libro de Miami, el viernes 15 de diciembre, a las 7:00 p.m., en el Koubek Center, 2705 SW 3rd St, Miami, FL 33135.