La Noche de Ánimas: así celebran su emotivo regreso en Michoacán

CIUDAD DE MÉXICO, octubre 31 (EL UNIVERSAL).- La oportunidad de convivir con los difuntos se presenta una vez al año, al menos de manera simbólica durante el Día de Muertos. Así, hay muchos lugares en el país donde estos días cobran un significado más profundo. Una de las tradiciones más arraigadas y representativas de México se manifiesta en la zona lacustre de Michoacán, en donde el Animecha Kejtsïtakua o Noche de Ánimas es más una celebración a la vida.

El pueblo purépecha tiene el compromiso sagrado de mantener el recuerdo de aquellos que ya partieron. Representa la visión prehispánica de la vida y la muerte no como fuerzas antagonistas, sino complementarias.

Noche de Ánimas, un deber sagrado

Acorde a la tradición purépecha La Noche de Ánimas o Noche de Muertos no celebra la muerte como tal, sino la vida pasada de los que ya no están y "la otra vida", aquella que comienza tras la partida física de este mundo. En esta fecha —que fusiona creencias prehispánicas y católicas— las almas de los difuntos regresan con los suyos a este plano, por una noche, para compartir y convivir. Estos días representan ceremonias y rituales propios de las culturas locales que buscan ofrendar lo mejor que tienen. Esperan un año para este momento, por lo que el respeto hacia ellos y sus creencias debe ser absoluto.

La leyenda purépecha

Animecha Kejtsïtakua tiene su origen en la leyenda de dos príncipes purépechas: Mintzita, hija del rey Tzintzicha, e Itzihuapa, heredero de Janitzio, hijo del rey Taré. Cuentan que ambos estaban enamorados, mas no pudieron casarse porque los conquistadores apresaron a Tzintzicha. Desesperada, la princesa ofreció un tesoro a los españoles para que liberaran a su padre. El botín se encontraba bajo las aguas del lago de Pátzcuaro. El príncipe Itzihuapa fue elegido para ir por el codiciado tesoro, pero una vez en el fondo, 20 sombras de remeros lo adormecieron y le ocasionaron la muerte.

Esos espectros convirtieron a Itzihuapa en el vigésimo primer guardián de ese tesoro, pero cada 1° de noviembre, al escuchar las campanas de Janitzio, regresa para encontrarse con su amada. Juntos, suben la cuesta de la isla para recibir las ofrendas de sus habitantes.

Top 3 de Michoacán

Posee tres elementos que fueron declarados Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.

-Pirekua: Es el canto tradicional de las comunidades purépechas.

-Cocina michoacana: Es una de las más antiguas del país. Gracias a esta, la cocina mexicana tradicional recibió la declaratoria en 2010.

-Día de Muertos: De acuerdo con la Unesco, es considerado "obra maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad (...) por tratarse de una expresión tradicional integradora, representativa y comunitaria".

Celebraciones en la zona lacustre

Abrazados por la espesa neblina que danza en el vaivén del lago de Pátzcuaro cada amanecer, en la región lacustre se han preparado más de 600 eventos culturales y artísticos para celebrar la Noche de Ánimas.

Aunque unidos por el lago y las raíces culturales, cada pueblo tiene su peculiar manera de vivir el Día de Muertos.

Janitzio

Cuenta una leyenda purépecha que, al morir, las almas de las personas se convierten en mariposas monarca que vuelan hacia la isla de Janitzio. ¿Será por eso que la temporada migratoria de estos insectos viajeros coincide entre octubre y noviembre?

Justo en la madrugada del 1 de noviembre podrás observar cómo los habitantes de esta pequeña isla, sobre todo mujeres y niños caminan con velas y antorchas en silencio al panteón de Tzurumútaro para reunirse con las almas de sus familiares fallecidos.

Ya sea que estés en la punta de la isla en el cementerio, en el monumento a Morelos o a orillas del lago es muy emotivo el espectáculo que ofrecen las personas en procesión y los pescadores que navegan por el lago con sus canoas tradicionales alumbradas por antorchas.

Pátzcuaro

Pátzcuaro significa "la puerta del cielo". En tiempos antiguos fue el principal centro ceremonial y religioso del imperio purépecha. Entre casas de adobe y teja roja, calles empedradas e iglesias de estilo barroco y neoclásico, el primer Pueblo Mágico de Michoacán muestra que la vida y la muerte fortalecen los lazos, pues en estas fechas todos se preparan para recibir a las ánimas.

En la ribera del lago, Pátzcuaro se vuelca en un ritual de velas y rezos durante las noches de velación, las cuales son tan impactantes que harán sentir al visitante esa devoción y ese cariño por sus difuntos.

La ciudad más grande de la zona lacustre prepara, en sus calles, edificios y museos, exposiciones y concursos artísticos, funciones de teatro, música, tianguis artesanales, ofrendas monumentales y muchas actividades más.

Tzintzuntzan

La antigua capital del imperio purépecha sigue siendo un poblado con mucho arraigo y respeto por sus tradiciones. Aquí se oficio la primera misa en el actual estado de Michoacán y, por ende, Tzintzuntzan fue testigo del inicio evangelizador de la zona.

Al caer la noche el panteón municipal se ilumina con veladoras y miles de flores. Se escucha música tradicional, murmullos, rezos y hay mucha emotividad.

Aunque ya casi desaparecida, con mucha suerte podrás observar la cacería de patos el 31 de octubre, la cual marca el inicio de la Noche de Muertos, pues a bordo de tradicionales canoas, armados con fisga (arpones hechos con metal y carrizo), los pobladores emprenden un viaje por la mañana para obtener la carne de estas aves y ofrendarlas en los próximos días tanto a vivos como a las almas.

Santa Fe de la Laguna

Santa Fe de la Laguna se volvió muy famoso por ser el lugar en el que Disney se inspiró para crear Santa Cecilia, el pueblo de "Coco". Se asegura que los creadores de la película también se inspiraron en doña María Salud Ramírez, "Nana Salud", nativa de Santa Fe (quien falleció hace unas semanas), para concebir al tierno personaje de la abuela de Miguel.

Aquí, la llegada de las ánimas es toda una ceremonia. Se construyen altares monumentales que pueden costar más de 70 mil pesos. Estos se caracterizan por sus arcos, por la gran cantidad de flores que lo tapizan todo y por la comida.

En las calles destellan las luces amarillas y naranjas de las velas que se colocan en las banquetas para guiar a los espíritus hacia sus seres queridos que los esperan ansiosos.

La película, que le dio la vuelta al mundo, provocó un boom turístico, atrayendo a los extranjeros al lago de Pátzcuaro y a Santa Fe de la Laguna, donde los curiosos ven, más que simples coincidencias, los paisajes similares entre el pueblo real y Santa Cecilia.

Cuanajo

Esta pequeña localidad de unos cinco mil habitantes únicamente construye altares para aquellas personas que murieron en el transcurso del año en curso. Tienen la forma de un caballo de madera, pues los locales creen que la muerte viene montada sobre un equino.

Caminando por sus empedradas calles cubiertas de musgo, debido a la humedad del lago, encontrarás altares de todos tamaños y colores, adornados con cempasúchil, plátanos, calabazas, mazorcas, cañas, pan…

En la plaza principal es común ver un caballo monumental durante estas fechas.

Tzurumútaro

Es uno de los pueblos más pequeños de la región lacustre, ubicado a solo seis kilómetros de Pátzcuaro. Aquí, su gente vive con devoción impoluta el Día de Muertos: comparten alimentos y la ofrenda con el visitante, a quien ven como un acompañante durante la Noche de las Ánimas, un momento muy significativo.

Ellos también elaboran altares con arcos, iluminados con velas. Sus panteones repletos de luz y gente te harán sentir en uno de los lugares más auténticos para vivir esta celebración, a la que deberías ir, al menos una vez en la vida.