La Nobel iraní Narges Mohammadi pide a la ONU que se criminalice el apartheid de género

París, 2 ene (EFE).- La activista iraní Narges Mohammadi, premio Nobel de la Paz en 2023, que está encarcelada en su país por su defensa de los derechos humanos, quiere que la ONU criminalice el apartheid de género y considera que la imposición del velo islámico a las mujeres es uno de los sustentos del "despotismo" en Irán.

En una entrevista publicada este jueves por la revista francesa Elle a la que respondió aprovechando las tres semanas que estuvo en diciembre fuera de la cárcel por razones médicas, Mohammadi cuenta que ha terminado de escribir su autobiografía, que tiene intención de publicar, y que está trabajando en otro libro sobre el acoso sexual contra las mujeres detenidas en Irán.

La premio Nobel insiste en que "el régimen islámico considera la sumisión de las mujeres un punto estratégico para asentar su poder y mantener la dominación no sólo sobre las mujeres sino sobre el conjunto de la sociedad. Porque al imponer el velo obligatorio, se controla no únicamente el cuerpo de las mujeres sino que se hace responsable al conjunto de la sociedad con la tutela del marido, del hijo".

Por eso cree que "si se consigue abolir esta dominación, se derrocará el despotismo".

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Para Mohammadi, la misión más importante de los distinguidos con el Nobel y en particular en Oriente Medio es conseguir que la ONU criminalice "el aparheid de género", es decir, el hecho de que las mujeres tengan una consideración jurídica inferior a la de los hombres.

Por eso escribió una carta al secretario general de la ONU, António Guterres: tenemos que luchar contra esos regímenes y gobiernos que ignoran los derechos de las mujeres, las relegan, les hacen la vida imposible, las ponen en peligro o las obligan para mantenerse en el poder".

Según su análisis, la contestación al régimen en Irán con "el impulso del pueblo hacia la democracia, la libertad y la igualdad es imparable", aunque reconoce que "el camino no estará libre de obstáculos".

Mohammadi, que tiene 52 años y desde hace 26 ha ido encadenando condenas a prisión por su activismo por los derechos humanos, en particular contra la pena de muerte y por los derechos de las mujeres, cumple actualmente en la prisión de Evin, en Teherán, una sentencia de 13 años que se le impuso en noviembre de 2021, a la que se le añadió otra de quince meses por propaganda contra el régimen de la República Islámica de Irán.

En noviembre se le extrajo un tumor de una pierna y, como tenía que pasar una serie de controles médicos, el 4 de diciembre se le concedió un permiso de tres semanas.

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De su estado de salud, cuenta que su cuerpo está "debilitado" por tres años de detención sin permisos durante los que se le ha negado atención médica, pero asegura que su estado mental "es de acero".

Su salida temporal de la cárcel en diciembre le permitió hablar por videoconferencia con sus dos hijos, Ali y Kiana, de 18 años, que están refugiados en París, con los que no había podido hablar desde hacía dos años por su régimen penitenciario, y a los que no ha visto desde hace diez.

Señala que "en una prisión política iraní no hay espacio para la normalidad" porque, "más allá del hecho de que haya inocentes detenidos de forma arbitraria, el aislamiento es uno de los instrumentos de tortura utilizados con más frecuencia".

(c) Agencia EFE