Nilo Cruz se remonta a su infancia en Cuba y ‘Un parque en mi casa” llega al Black Box de MDCA

Cuando a Fidel Castro, contra toda advertencia de los expertos, se le metió en la cabeza en 1970 que Cuba iba a producir 10 millones de toneladas de azúcar, no eran pocas las familias cubanas que estaban preguntándose si el “entusiasmo revolucionario” del dictador era solo una coartada para imponer el voluntarismo típico de los regímenes comunistas.

Una de esas familias es la protagonista de “Un parque en mi casa”, la obra de Nilo Cruz que Arca Images presenta en cuatro funciones, todas con traducción simultánea al inglés, del jueves 9 al sábado 11 de noviembre a las 8:30 de la noche, y el domingo 12 de noviembre a las 5:00 de la tarde, en el Black Box Theater del Miami Dade County Auditorium.

El autor se encarga también de la dirección escénica, con un reparto de seis actores: Grettel Trujillo, Claudia Tomás, Daniel Romero, Carlos Acosta Milián, Guillermo Lavandera y Ricky Saavedra. Al final de la función del domingo habrá una sesión bilingüe de preguntas y respuestas con el autor, la productora, Alexa Kuve, y los actores.

“Ilusionada con la idea de que la revolución iba a cambiar sus vidas, una familia cubana está esperando en 1970 la visita de un ruso que va a vivir un tiempo con ellos como parte de un programa de intercambio internacional”, relata Cruz cuando le pido hacer una sinopsis de la obra. “Viene de la meca del comunismo, donde se supone que ya no hay problemas, pero lo que encuentran es un individuo desilusionado cuya experiencia empieza a corroborar el vacío que siente la familia. Y eso cambia sus vidas”.

Nacido en la ciudad de Matanzas en 1960, Cruz vino con su familia a Miami un año antes del desastre de los 10 millones, en 1969. Estudió teatro con Teresa María Rojas en el grupo Prometeo del Miami-Dade College, y luego en Nueva York con Irene Fornés. Aunque su ficha biográfica en Wikipedia dice que “A Park in Our House” (el título original en inglés) es su segunda obra, él la considera su tercera pieza escrita ya como dramaturgo profesional.

Sin embargo, es la primera donde aborda el tema cubano desde la perspectiva de alguien que vive en la isla.

POR PRIMERA VEZ

“Nunca había escrito sobre Cuba, y esta compañía de la Universidad de Princeton, McCarter Theater, tenía un festival con el tema del hogar y me invitaron a hacer algo”, explica Cruz sobre cómo empezó a fraguarse ‘Un parque en mi casa’. “Para mí el hogar era Cuba a mis 10 años, la edad que tenía cuando vine a Estados Unidos, y entonces escribí un monólogo, ‘Madrigal’ –que ahora está en el centro de la historia--, se lo mandé al grupo, me preguntaron si yo creía que podía tener más personajes, y les respondí que sí”.

McCarter hace su festival con obras cortas, pero en medio del programa presentan una más extensa, y cuando Cruz les entregó el texto ya convertido en una pieza de dos actos decidieron que “Un parque en mi casa” iba a llenar la función central del festival, explica.

“En todo mi trabajo siempre hay algo personal, aunque sea de una manera indirecta”, reflexiona el autor. “Esta obra es ya muy autobiográfica: hay personajes que son similares a quien yo era en 1970; el niño mudo, por ejemplo –yo no era mudo, pero estaba absorbiendo todo lo que pasaba a mi alrededor--, y creo que antes había sentido cierto temor a la vulnerabilidad propia de cuando uno escribe algo autobiográfico. No es temor propiamente: es sentirte expuesto, y quizás por eso había evadido el tema. Con ‘Un parque en mi casa’, de buenas a primera, entré”.

Menciona el caso de una estudiante suya, una muchachita iraquí que había vivido la experiencia de la guerra y no podía escribir sobre el tema. “Yo le sugería que fuera haciéndolo poco a poco, indirectamente primero, y entiendo eso, porque fue lo que me ocurrió a mí”, comenta.

Entre los seis personajes de “Un parque en mi casa” hay uno que se encarga de mantener equilibrada a la familia en medio de todo, porque es quien tiene más conciencia de la realidad, revela el dramaturgo y director. “Pero a veces también busca cómo escapar de esa realidad, y está inspirada en mujeres de mi vida como mi madre, mi abuela, incluso una de mis hermanas”, cuenta Cruz; “mujeres luchadoras, porque los hombres de la obra son personas dañadas ya por el sistema; trabajan directamente con el sistema, a diferencia de las mujeres, que están menos lastimadas”.

EN LA TRADICIÓN DE LUZ MARINA

Se trata de Ofelina, interpretada por la actriz Grettel Trujillo, la misma que en 2004 encarnó en Nueva York a Conchita, la protagonista de “Ana en el Trópico”, cuando por primera vez fue representada en español después que le diera a Cruz el Premio Pulitzer de drama. Aquí en Miami, Trujillo integró en 2006 y 2013 los elencos de otras obras del dramaturgo: fue la Sofía de “Dos hermanas y un piano” y la Luciana de “Hortensia y el Museo de los sueños”.

“Ofelina es de ese tipo de personajes con el que cualquier actriz sueña: vibrante y optimista, tierna, terrenal y a la vez soñadora, repleto de transiciones”, explica Trujillo. “Está en la tradición de grandes personajes femeninos del teatro cubano como la Luz Marina de ‘Aire frío’, de Virgilio Piñera; es muy curioso que un autor que vino muy niño a Estados Unidos y vivió aquí casi toda su vida haya atrapado tan bien ese espíritu de la mujer cubana”.

Nilo Cruz cree que en realidad las mujeres son más valientes que los hombres.

“Quizás esté diciendo eso a partir de mi propia experiencia; mi padre fue un hombre marcado por el sistema, estuvo en la cárcel, y eso ha nutrido mucho mi trabajo, sobre todo con los personajes masculinos”, manifiesta Cruz. “Pienso en mi madre y mi abuela; por el vacío que queda en el hogar, las mujeres toman las riendas de la familia”.

Considerando la frecuencia con la que dirige los montajes de sus propias obras, le pregunto cómo trabaja con los actores y si se vale de algún método específico para dirigirlos. De entrada, Cruz recuerda que él empezó en el teatro como director, no como autor.

“Uno tiene que ser muy paciente con los actores; tiene que darles espacio para que ellos también puedan explorar e interpretar los personajes”, responde. “El escritor de teatro como dictador cuando va a dirigir su propia obra no funciona: debe estar dispuesto a verla a través de nuevos ojos y necesita emprender una labor completamente diferente. Es una responsabilidad distinta con el arco de la pieza, porque entonces tiene que ver cómo sacarle al actor ciertas cosas, pero de una manera flexible, no rígidamente”.

De hecho, cuando aún él y Alexa Kuve estaban en pleno proceso de decidir qué obra suya iban a montar esta vez, le envió el texto y prefirió no leerlo. “Al cabo de más de 20 años de haberla escrito, vine a escucharla solo en la lectura con los actores aquí en Miami para tratar de verla a través de nuevos ojos, como si no fuera una obra mía”, dice.

¿Ese espacio que le das al actor puede llegar a cambiar la naturaleza del personaje, o se limita a que pueda hacerle modificaciones?

“Modificaciones más que nada”, responde Cruz. Cita un ejemplo en esta obra: para construir el personaje de Fifo, un fotógrafo que nunca se ha casado, que vive con su familia y que puede parecer asexual, o ser un homosexual reprimido en medio de una revolución que se alimenta de la cultura machista, el actor --Daniel Romero-- lo está trabajando con ecos de figuras de la vida real como el escritor Reinaldo Arenas.

Reconoce haber visto montajes de sus obras que no le gustaron, pero dice que en esos casos se niega a reaccionar histéricamente.

“He visto algunas que me espantaron de cierta manera, pero trato de no mostrar ese espanto con histeria”, comenta. “Al final es una versión de mi obra. Lo que sí sé es que no todo el mundo puede dirigir su trabajo, porque la misma paciencia que el autor tiene consigo cuando va a escribir una obra debe tenerla con el actor cuando va a descubrir el personaje, y uno debe estar pendiente de eso. Tienes que colaborar con el actor para que pueda investigar”.

Estreno en español de la obra de Nilo Cruz “Un parque en mi casa”, en una producción de Arca Images, Black Box Theater del Miami Dade County Auditorium, 2901 West Flagler ST., Miami. Cuatro funciones con traducción simultánea al inglés: jueves 9 de noviembre, viernes 10 y sábado 11 a las 8:30 p.m., y domingo 12 de noviembre a las 5:00 p.m.. Al terminar el domingo habrá una sesión bilingüe de preguntas y respuestas con el autor, la productora y los actores. Entradas: $30 ($25 para estudiantes, seniors y grupos), pueden comprarse en www.arcaimages.org y en la taquilla del teatro el día de cada función. Más información: www.arcaimages.org

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