Nicolás Fonseca: la pieza de recambio que entró de apuro y se ganó su lugar en la maquinaria de River
“Nunca me había tocado jugar con tanta gente en las tribunas”. Nicolás Fonseca está viviendo una experiencia única. Dejó atrás los pequeños campos del fútbol del ascenso italiano y la primera división uruguaya para dar un exponencial salto de calidad al vestir la camiseta de River. Otro contexto, otra obligación, otra presión. Sus primeras pinceladas fueron tan movilizantes como inesperadas: terminó siendo el volante titular en los tres primeros partidos oficiales del año por la lesión muscular de Matías Kranevitter antes del debut. Y aunque fue mirado de reojo por el hincha durante la pretemporada, entre el desconocimiento de su figura y dos amistosos con niveles irregulares, superó con creces una exigente primera instancia de prueba.
Fonseca fue de menor a mayor. Hizo su presentación el domingo 28 de enero en el Monumental frente a Argentinos Juniors (1-1) con un partido regular en el que no arriesgó y se notó que buscó ganar confianza y seguridad dentro de un flojo nivel general de River. Tres días más tarde, se lo vio mucho más suelto y fue uno de los puntos más altos del equipo en el 2-0 a Barracas Central en Lanús. Tres días después, en el 5-0 a Vélez, tuvo otra positiva actuación adueñándose del eje del mediocampo. Y ayer, en el 3-0 ante Deportivo Riestra, se destacó una vez más, al punto de haber completado los 360 minutos para transformarse en las tres primeras fechas de la Copa de la Liga en el jugador del plantel con más recuperaciones (31).
Ante Vélez y Riestra, con descanso frente a Excursionistas en el medio, Fonseca estuvo firme en la contención, más ordenado para desplazarse en el campo, sereno para manejar la pelota y muchísimo más seguro para arriesgar con la búsqueda de un pase filtrado hacia adelante o un balón largo hacia las bandas para ensanchar la cancha. Durante los 90 minutos de la goleada del domingo en Villa Soldati, se volvió el jugador más preciso del partido (acertó 53 de 57 pases), el que más pases dio al último tercio (10), el que mayor efectividad tuvo en pases largos acertó (5/5) y el segundo con más recuperaciones (8). Una muestra de que su confianza está en alza.
En la visión del cuerpo técnico, el volante ítalo-uruguayo de 25 años de 1,83 metros y 75 kilos llegó para ser pieza de recambio de Kranevitter, ante las partidas de Enzo Pérez y Bruno Zuculini. Nuevo compañero de concentración de Miguel Borja, a lo largo de los entrenamientos de la pretemporada mostró condiciones interesantes de su juego, aunque también en el CT entendieron que estaba detrás de sus compañeros desde el aspecto físico. Por eso, el técnico Martín Demichelis tenía la intención de llevarlo de a poco, para que consiguiera un lógico y necesario aclimatamiento al fútbol argentino. Pero, después de sumar solo 55′ en los dos amistosos formales de pretemporada, debió afrontar la responsabilidad de ser titular por el desgarro de Kranevitter en el recto anterior derecho.
“No es fácil debutar con esta camiseta. Días previos al partido se lesionó Matías Kranevitter y tuvo que hacerse cargo de la responsabilidad que implica arrancar el torneo como titular. Es un chico acorde a la institución, tiene buenas velocidades, buen pie. Tiene que acostumbrarse porque viene de un campeonato que no es tan competitivo como el nuestro”, comentó Demichelis tras su debut. Y ayer agregó: “En su momento lo querían Lanús y Racing. La secretaría técnica lo venía siguiendo. Se fue adaptando fácil y rápido al fútbol argentino y al plantel. Tiene condiciones para seguir creciendo. Ojalá siga evolucionando”.
¿Por qué Fonseca tuvo una lupa tan grande encima? Quizá, en primer lugar, por su sorpresiva llegada: cuando aparecía en el radar de Racing y Lanús, se metió River y lo fichó en agosto del año pasado en un acuerdo de US$ 2.257.000, a pagar en cuatro cuotas hasta febrero de 2025. Siendo un nombre desconocido para el fútbol argentino, firmó contrato hasta diciembre de 2027 en el que se estableció una cláusula de salida de 30 millones de euros y quedó a préstamo hasta diciembre en Montevideo Wanderers, club en el completó 49 encuentros sin goles ni expulsiones.
Y además, en segundo lugar, con 25 años tenía una carrera particular. Nacido el 19 de octubre de 1998, Fonseca hizo inferiores en Milan, pero recaló en Novara, fue campeón de reserva y debutó en primera el 2 de diciembre de 2018, en un 1-1 con Virtus Entella por la Serie C. En total, entre las temporadas 2018/’19 y 2019/’20 acumuló 18 presencias con 11 titularidades (fue 50 veces al banco), totalizó 792 minutos (44 de promedio) y una amonestación. Tras la pausa por la pandemia en enero de 2020, a los 21 años quedó libre; tuvo una prueba en Santos, de Brasil, y pasó más de dos años sin jugar un partido oficial hasta que recaló en el River Plate de Uruguay, en enero de 2022, tras viajar en familia a Sudamérica.
Después de un paso con solo siete encuentros en el River uruguayo, fue a Montevideo Wanderers, donde demostró lo mejor de su fútbol: jugó 49 partidos y se transformó en uno de los mejores volantes del fútbol uruguayo en 2023. Además, el buen vínculo que hay entre Daniel, padre y representante del jugador, y Enzo Francescoli terminó de decantar la negociación: además de haber jugado juntos en el recordado Cagliari de comienzos de los años noventas, ambos fueron representados por Paco Casal, mano derecha y amigo íntimo del secretario técnico de River. Así, Nicolás se convirtió en el décimo caso oficial de padre e hijo jugando para River en el profesionalismo.
“Estoy muy feliz, es un sueño cumplido que disfruté mucho. Tenía toda la confianza de mis compañeros, el entrenador y la dirigencia. Nunca me había tocado jugar con tanta gente en las tribunas. Si con 40 mil o 50 mil, pero en un estadio como el Monumental no. La verdad que fue muy especial porque el cariño de la gente se siente en todo momento”, fueron las primeras palabras de Fonseca tras el debut. Y ayer, tras el juego ante Riestra, sentenció: “Las críticas son parte del fútbol. Sé que vine a un club muy grande, me quedo con lo lindo que estoy viviendo. Entiendo que la gente no me conocía y puede opinar. Hay muchos que me bancan desde el antes, que me paran por la calle y me pide fotos. Yo me quedo con eso, con todo lo positivo, y luego de lo negativo prefiero no estar pendiente. Estoy cada vez mejor, con confianza. Todavía es período de adaptación, pero siempre trato de hacerlo lo mejor posible y mis compañeros me ayudan”.
Los cuatro primeros partidos de Fonseca lo muestran con movimientos interesantes con mucho despliegue y dinámica, buena visión de juego y un interesante pase vertical que demuestra su pasado como enganche en las divisiones menores. Y aunque dentro de sus características más fuertes no se encuentran la marca y el retroceso, ha sabido superar la prueba de ser el único volante central millonario. Crédito ganado para el inesperado refuerzo que terminó siendo trascendental en el comienzo del año.