Nicaragua, la soledad de los desterrados

José Meléndez, corresponsal

SAN JOSÉ, Costa Rica., febrero 22 (EL UNIVERSAL).- España y Estados Unidos, las potencias extrarregionales más influyentes en Nicaragua en los últimos 530 años como metrópolis de conquista, colonización y toma militar, fueron los únicos países que auxiliaron a dos grupos de nicaragüenses —222 prisioneros políticos y 94 "prófugos de la justicia"— desterrados y despojados este mes de su nacionalidad por el régimen izquierdista del presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.

Con las excepciones de los gobiernos izquierdistas de Chile, Colombia y Argentina, y del centro-derechista de Ecuador, la reacción del resto de América Latina y el Caribe fue de silencio y sin solidarizarse con los 316.

Luego de que el gobierno de EU sacó el 9 de febrero anterior en avión de Nicaragua a los 222 y de que Ortega y Murillo, al decidir liberarlos, les quitaron su nacionalidad, España les ofreció de inmediato la ciudadanía española. Después de que la pareja gobernante declaró el 15 de este mes a los 94 como traidores a la patria y prófugos de la justicia y los desposeyó de su nacionalidad, España les ofreció la española.

El panorama exhibió la soledad de los opositores nicaragüenses en su vecindario, América Latina y el Caribe, en comparación con otros movimientos antigubernamentales del área. Los guerrilleros izquierdistas de Colombia y la oposición derechista de Venezuela reciben constante solidaridad de gobiernos latinoamericanos, caribeños y europeos con ofertas de mediación y acompañamiento para ayudarlos a que negocien la paz con el Estado colombiano o una salida democrática y electoral con el venezolano.

"Esperamos que más países tomen posiciones en consonancia con los valores democráticos que defendemos", afirmó la opositora y economista Edipcia Dubón, exdiputada, feminista y coordinadora del (no estatal) Diálogo de Mujeres por la Democracia, de Nicaragua, asilada en Costa Rica y una de los 94. "Seguiremos haciendo lo que nos toca: demandar democracia, justicia y libertad. (…) Los desmanes de Ortega cada día lo aíslan más", dijo Dubón a EL UNIVERSAL.

Tras describir que la oposición enfrenta un "momento complejo" sin precedente por la "acción tan inhumana" que adoptaron Ortega y Murillo "al pretender despojarnos de nuestra nacionalidad", destacó que "el exilio no es fácil: extraño lo mío y lo mío es Nicaragua y su gente".

Con las salvedades de Chile y de Argentina, ningún otro país latinoamericano y caribeño les hizo un ofrecimiento similar al español y el mayor apoyo les llegó de Wa- shington y de Madrid. Estados Unidos lanzó dos invasiones en el siglo XX contra Nicaragua, alentó el repudio al imperialismo estadounidense al acuerpar a la dictadura dinástica de los Somoza (gobernó de 1934 a 1979) y fomentó una guerra en la década de 1980. España dominó desde el descubrimiento de Nicaragua en 1502 y en la Conquista y la Colonia hasta la Independencia en 1821 y sus secuelas de esclavitud y sometimiento a la corona española.

Al ser liberados los 222, Ecuador condenó que se les privara de su nacionalidad y proclamó que "siempre serán latinoamericanos y símbolo de la lucha contra el poder omnímodo". El presidente de Chile, Gabriel Boric, tildó a Ortega de dictador y alertó que el dirigente ignora "que la patria se lleva en el corazón".

En un hemisferio con 12 gobiernos socialistas, izquierdistas o comunistas, México, Cuba, Venezuela, Nicaragua, Honduras, Colombia, Chile, Argentina, Brasil, Venezuela, San Vicente y las Granadinas y Guyana, la oposición nicaragüense parece aislada. Este mes, Cuba, Venezuela, Bolivia, Honduras y San Vicente y las Granadinas ratificaron su respaldo a Ortega. México, Brasil y Guyana optaron por callar; Chile y Colombia por atacar a Ortega y Argentina por ser vacilante: lo condena o se abstiene de repudiarlo y en otras, como hizo en enero, lo consideró como parte de los gobernantes elegidos "democráticamente".

Los 222 fueron detenidos y condenados a prisión en varias etapas de los últimos cinco años tras protestas antigubernamentales que estallaron en abril de 2018 en Nicaragua para exigir democracia y libertad y denunciar a Ortega y Murillo como dictadura dinástica. El Poder Judicial, controlado por ambos como el Ejecutivo, Legislativo y Electoral, los sentenció a prisión (domiciliaria o carcelaria) por menoscabar la independencia y la soberanía e incitar a la violencia y al terrorismo. A cambio de eliminar las penas, los desterró a EU. El acoso recrudeció luego de que el régimen anunció el 15 de este mes que acusó a los 94 de traición a la patria, los declaró prófugos y despojó de nacionalidad y bienes. Una mayoría de 94 migró antes al exterior; otras personas están en Nicaragua y se teme sean víctimas de turbas policiales y paramilitares oficialistas. La pareja presidencial rechazó acusaciones, denunció que en 2018 se registró un golpe de Estado terrorista promovido por opositores y EU, y defendió su legitimidad democrática.

"Las recientes acciones del régimen Ortega-Murillo generaron una ola de rechazo en la comunidad internacional, principalmente en EU y Europa. Curiosamente en América Latina ha privado un silencio bastante fuerte", dijo a este diario la socióloga nicaragüense Elvira Cuadra, directora del (no estatal) Centro de Estudios Transdisciplinarios de Centroamérica de Costa Rica y otra de los 94. En un tímido pronunciamiento, Costa Rica adujo que la situación en Nicaragua "contradice" las obligaciones del Estado nicaragüense en el derecho internacional.