Nicaragua, el país donde la esposa del presidente quiere mandar... de forma oficial

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El próximo mes de noviembre se llevarán a cabo elecciones en Nicaragua y la noticia de estos días no es que Daniel Ortega desee reelegirse por tercera ocasión. Ha sido candidato presidencial del Frente Sandinista de Liberación Nacional, que él dirige, en los comicios de 1984, 1990, 1996, 2001, 2006, 2011 y ahora en 2016. Lo destacado es que presentó como su acompañante de formula a su esposa Rosario Murillo y por ello la oposición dice que con esta acción se dispone a crear las bases para que una dinastía familiar gobierne.

El presidente Daniel Ortega cuenta actualmente 70 años, su esposa Rosario Murillo 65 y es madre de diez hijos. Ambos serán candidatos postulados por Nicaragua Unida Triunfa, del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), además participaran en las elecciones cinco pequeños partidos políticos y personalidades afines al régimen.

La más destacada coalición opositora decidió no participar en estos comicios por haber sido afectada por diversos fallos judiciales que la dejo sin su Partido Liberal Independiente. El Consejo Supremo Electoral y la directiva parlamentaria, destituyó en días recientes a 28 diputados integrantes de esta organización opositora, por lo que consideran que las elecciones de noviembre, sin oposición real frente para Ortega, serán una “farsa” y los partidos minoritarios solo servirán para “legitimar” los comicios.

Ante estos acontecimientos el representante del Departamento de Estado, de los Estados Unidos, John Kirby, manifestó que su país está “profundamente preocupado” por estas circunstancias y solicita respeto a los adversarios de oposición. Daniel Ortega no escucha las exigencias y, aseguran en Nicaragua, continúa con su estrategia de eliminar cualquier señal de oposición que se presente.

En esta ocasión Daniel Ortega se hace acompañar por su esposa como candidata a la vicepresidencia. Rosario Murillo ha sido la portavoz del gobierno y en Nicaragua se afirma que realmente es quien ha llevado las riendas en los últimos diez años.

El presidente Daniel Ortega hizo público que, por su decisión, el cincuenta por ciento del poder en Nicaragua lo ejerce Rosario Murillo, quien milita en el FSLN desde 1969, escribe poesía y fue una luchadora y activista en los años 70 en contra de la dictadura de la familia Somoza, hasta el triunfo de la revolución.

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“Actualmente, ha tomado tal relevancia en el Gobierno de Nicaragua que es considerada la verdadera presidenta en la sombra. Como coordinadora del Consejo de Comunicación informa cada día del devenir del Ejecutivo a través de los medios oficiales y es la máxima responsable de las políticas sociales y culturales. Ha estado muy implicada en su partido político, donde llegó a ser la jefa de campaña que permitió a su marido volver a gobernar en 2007, tras haberlo hecho entre 1984 y 1990, año en el que ganó Violeta Chamorro.”

Cuando regreso al poder Daniel Ortega en 2007, se dice que pudo hacerlo gracias al apoyo financiero que le dio desde Venezuela Hugo Chávez. Ahora aspira a su cuarto mandato, gobernó de 1985 a 1990.

De este episodio latinoamericano destaca el camino que muestra la ambición de poder de Daniel Ortega que en su juventud luchó en el Frente Sandinista de Liberación Nacional en contra del dictador Anastasio Somoza Debayle, el último de una dinastía familiar que empezó a gobernar Nicaragua en 1934, apoyada por Estados Unidos, hasta que fue derrocada por el FSLN en 1979. En ese capítulo de la historia el apoyo que recibió el grupo revolucionario en el que participó Ortega tuvo como fuente importante al gobierno de José López Portillo.

Las reelecciones de Daniel Ortega, la eliminación de la oposición y el manejo patrimonial del poder desde el ámbito de su familia, apuntan a la reproducción del modelo de dominio político dictatorial que antes combatió aquel Daniel Ortega revolucionario que, por lo que se ve, fue eliminado por la ambición de poder, que en individuos como él, opera como una droga que los hace dependientes.

En México algunos consideran que Andrés Manuel López Obrador es de este tipo de políticos adictos al poder, capaces de hacer lo necesario para llegar a él y permanecer por largo tiempo.

Los tiempos del arribo al poder por la vía del golpe de Estado pasaron en Latinoamérica, ahora los dictadores maniobran desde la estructura, dominando el funcionamiento de los otros poderes, como pasó en México, para hacer como que lo que sucede es legal, lo que no significa que sea legítimo. Es el modelo empleado por Hugo Chávez en Venezuela, que quiso extender a diversos países de la región, uno de ellos Nicaragua, donde Daniel Ortega se olvidó de los ideales y construye una nueva realidad para él y su familia, son diez hijos a los que hay que asegurar el futuro.