La NFL manda señales contradictorias con su rápida aceptación de las apuestas

Durante la próxima semana, los jugadores, entrenadores, aficionados y ejecutivos de la NFL se reunirán para un acontecimiento casi impensable apenas hace diez años: el Supertazón en Las Vegas, la capital de las apuestas de Estados Unidos.

Desde que la Corte Suprema anuló en 2018 una ley federal que en esencia prohibía las apuestas deportivas fuera de Nevada —una prohibición que alguna vez respaldó el comisionado de la NFL, Roger Goodell—, la NFL recibió a la industria del juego con los brazos abiertos. Se rumora que en cinco años ha forjado sociedades valuadas en casi 1000 millones de dólares con empresas de apuestas deportivas y ha permitido que una casa de apuestas opere dentro de uno de sus estadios. Ahora, incluso tiene un equipo en Las Vegas, algo que la liga evitó durante décadas porque cualquier afiliación era considerada una amenaza para la integridad del deporte.

Sin embargo, la manera tan rápida en la que se han insertado las apuestas deportivas en la cultura de la liga ha dado como resultado contradicciones desconcertantes. La NFL se está esforzando por popularizar y beneficiarse de las apuestas deportivas sin dejar de protegerse de las dificultades potenciales que condenó durante mucho tiempo. Aunque la liga dona dinero para promover las apuestas responsables, sus transmisiones están salpicadas de anuncios de empresas de apuestas deportivas. La NFL es parte de un aparato cada vez más grande que anima a los aficionados ocasionales a apostar con regularidad en los partidos, mientras castiga a los empleados de la liga —con más énfasis en los jugadores— que podrían hacer lo mismo.

La NFL y otras ligas deportivas “se han establecido con rapidez en este ámbito, completamente conscientes de los beneficios relacionados con los ingresos de participar en las apuestas deportivas, pero sin pensar tanto en todo lo que podría salir mal”, opinó Marc Edelman, profesor de Derecho y director de ética deportiva en Baruch College en Nueva York.

Edelman agregó que, “aunque tiene todo el sentido prohibirles a los empleados de los equipos deportivos que apuesten en los partidos, es innegable que existe un nivel de disonancia cognitiva” cuando los jugadores y el personal de la NFL se encuentran a menudo con contenido que fomenta las apuestas, incluidos letreros en los estadios y probabilidades de apuestas en las transmisiones de la NFL, mientras hacen su trabajo. Las sociedades de la liga también les otorgan a las empresas de apuestas el derecho a utilizar el logotipo de la NFL en su mercadotecnia y a ser parte de los principales eventos de la NFL.

Según la NFL, su postura respecto a las apuestas deportivas, la cual está en sintonía con las otras grandes ligas deportivas de Estados Unidos, dio un giro debido al cambiante panorama legal y a que trabajar con los operadores de apuestas le permite proteger mejor la integridad del deporte. No obstante, como ocurre con muchas de las posturas que adopta la NFL, los efectos se magnifican debido a la influencia cultural de la liga. Más que solo reaccionar al panorama, la NFL está ayudando a darle forma.

Los estadounidenses apostaron de modo legal más de 115.000 millones de dólares en deportes en 2023, según la Asociación Estadounidense del Juego, el grupo comercial nacional de la industria de las apuestas. Según el grupo, casi 25 millones de estadounidenses más apostaron en deportes el año pasado que en 2018 y la cantidad de estados donde las apuestas deportivas son legales llegará a 38 este año.

Aunque las cifras específicas de la NFL son más difíciles de analizar, porque no todos los estados informan según cada deporte o liga, la asociación de apuestas hizo referencia a un análisis de mercado de la empresa de inversión Citizens JMP Securities. El informe proyectaba que, en el Supertazón del próximo domingo, se iban a apostar unos 1500 millones de dólares de manera lícita, más del uno por ciento del dinero apostado legalmente en todos los deportes el año pasado.

La NFL le prohíbe al personal de la liga y de los equipos que apueste en cualquier deporte, mientras a los jugadores se les permite apostar en deportes que no sean de la NFL, siempre y cuando no lo hagan en las instalaciones del equipo o mientras estén en asuntos del equipo o de la liga. Durante su estancia en Las Vegas para el Supertazón, los miembros de los Jefes de Kansas City y los 49ers de San Francisco y los cientos de empleados de la liga, muchos de ellos hospedados en el Caesars Palace, no tienen permitido jugar en el casino y tan solo pueden entrar en una casa de apuestas si están de paso hacia otra parte del hotel.

La NFL señaló que al año educaba a 17.000 personas sobre su política y, el año pasado, en medio de una avalancha de suspensiones de jugadores, las autoridades de la liga comenzaron a visitar equipos para dar sesiones presenciales de capacitación con los jugadores. A los jugadores suspendidos durante al menos una temporada completa se les informa que recibir orientación es uno de los factores que la liga tendrá en cuenta cuando soliciten su reincorporación y la liga mencionó que comparte recursos sobre las apuestas responsables durante sus sesiones de capacitación.

La NFL no ha revelado la cantidad de empleados en la liga que han castigado conforme su política de apuestas. Antes del fallo de la Corte Suprema, habían pasado décadas sin que la liga tuviera un jugador que violara las reglas contra las apuestas, pero esta temporada se sancionó a diez jugadores, siete de los cuales cumplieron una temporada de suspensión por apostar en partidos de la NFL. En septiembre, la liga endureció las sanciones para los jugadores que apostaban a favor de sus propios equipos y las redujo para los infractores que apostaban por primera vez en otros deportes mientras trabajaban.

Dos exempleados de la NFL que fueron despedidos en los últimos dos años por violar la política comentaron en entrevistas que no se les había ofrecido la oportunidad de ir a rehabilitación y volver a sus puestos de trabajo, como suele ocurrir con los empleados de la liga que luchan con problemas como el abuso de sustancias. Los exempleados, quienes hablaron bajo la condición de permanecer en el anonimato por temor a repercusiones profesionales, señalaron que los habían cesado sin indemnización por despido ni beneficios.

A lo largo de la semana previa al partido del próximo domingo, los vínculos comerciales entre la NFL y los operadores de apuestas quedarán a la vista de todos en Las Vegas. Es un negocio en auge para la liga, pero es una preocupación para quienes luchan desde hace tiempo por mantener las apuestas alejadas de los deportes profesionales.

“Argumentarán que creen que ahora se puede controlar”, opinó el exsenador Bill Bradley, jugador profesional de baloncesto retirado e impulsor de la revocada ley de 1992 que prohibía al pie de la letra las apuestas deportivas, para referirse a la NFL y otras ligas. “Y no creo que se pueda controlar. Creo que permeará la cultura”.

c.2024 The New York Times Company