Cómo nació la dama, la pieza más poderosa, que no existía cuando el ajedrez llegó a Europa

Tablero utilizado en la serie de 1972 entre Bobby Fischer y Boris Spassky por el título de campeón del mundo, uno de los enfrentamientos más grandiosos del juego que había llegado once siglos antes a Europa; las damas están en una misma columna.
Tablero utilizado en la serie de 1972 entre Bobby Fischer y Boris Spassky por el título de campeón del mundo, uno de los enfrentamientos más grandiosos del juego que había llegado once siglos antes a Europa; las damas están en una misma columna. - Créditos: @Heritage Auctions

El ajedrez árabe, que fue introducido en Europa alrededor del año 800 después de Cristo, era muy parecido al actual, pero carecía de una pieza fundamental: la dama. En su lugar había una pieza de valor limitado, la alferza, que movía solamente una casilla en diagonal en todas las direcciones.

En la segunda mitad del siglo XV, en la ciudad de Valencia, donde el ajedrez estaba ya firmemente establecido, había un círculo de intelectuales. En ese ámbito, alguien anónimo, ya oculto para siempre entre los pliegues de la historia, tuvo una inspiración: se le ocurrió inventar una pieza por incorporar al ajedrez. En tiempos modernos ese alguien habría sido reconocido y seguramente recompensado por su idea: había inventado la dama.

Antes de la dama existía la alferza, una suerte de alfil que podía moverse de a una casilla por vez; en Valencia nació la pieza reina de este juego en cuanto a movimientos.
Antes de la dama existía la alferza, una suerte de alfil que podía moverse de a una casilla por vez; en Valencia nació la pieza reina de este juego en cuanto a movimientos.

Allí, en Valencia, se empezó a jugar entonces “el ajedrez de la dama”, en contraste con el “ajedrez viejo”, que no la incluía. La dama fue la última pieza en agregarse al ajedrez moderno y la única de origen europeo. Al comienzo se la llamó “la dama poderosa” y esa novedad revolucionó el juego para siempre; le dio una dinámica, un contenido táctico que se tradujo en un disparador del interés que el ajedrez generaba. Desde ese momento un simple peón podía tornarse decisivo al llegar a la octava horizontal y coronar, es decir, ser cambiado por una dama.

A la distancia surge una pregunta: ¿por qué “la dama”? ¿Por qué ese nombre? Podrían haberle puesto alguna denominación vinculada con la jerarquía militar, como, por ejemplo, “capitán”. Una hipótesis es que en esa época se viviera una suerte de protofeminismo. La “dama poderosa” es una probable alusión a Isabel La Católica, reina de Castilla por aquellos tiempos.

Isabel La Católica, una probable inspiración para el nombre de
Isabel La Católica, una probable inspiración para el nombre de "dama poderosa" con que se conoció a la nueva pieza en el siglo XV. - Créditos: @Madrazo (1848), Museo del Prado

Un dato de referencia es constituido por el libro El cortesano, de Baltasar Castiglione (1478-1529). El autor era un diplomático y escritor que residía en la ciudad de Urbino, una de las más importantes en la Italia renacentista. En ese libro se propone describir las cualidades del cortesano ideal y también a la perfecta dama de la corte, y en diálogo con otros cortesanos, valora a Isabel de Castilla como la gobernante ideal, superior incluso a los reyes varones de la época.

Es probable que hayan sido la importancia y la influencia de las mujeres en Occidente en el siglo XV, esa bisagra de los tiempos, lo que le otorgó en el ajedrez el rango de la pieza más poderosa.