CORRECCIÓN: Si murió en un trágico accidente, ¿por qué el internet dice que fue asesinado?
Fue el tipo de accidente trágico que repercute en toda una comunidad: entrada la noche de Año Nuevo en Nueva York, un estudiante universitario de primer año se cae a las vías del metro y muere atropellado por un tren que estaba llegando a la estación.
La noticia de la muerte del joven de 19 años se propagó con rapidez entre las personas que conocían al joven, Matthew Sachman, quien se hacía llamar Matteo, de sus días en el Collegiate School de Nueva York o en la Universidad de Georgetown.
Cuando el círculo de personas que se enteró de la noticia se expandió más allá de la familia inmediata de Sachman, la preocupación y la curiosidad por su impactante muerte llevaron a muchos de ellos a Google, donde ingresaron su nombre y lo poco que sabían en la barra de búsqueda:
Matteo Sachman accidente metro. Obituario Matteo Sachman. Muerte Matteo Sachman.
Sin embargo, en vez de respuestas, cualquiera que buscara información se enfrentaba a una tormenta de artículos de prensa mal escritos, videos de YouTube medio sospechosos y obituarios imprecisos. Algunos decían que tenía 29 años y era de Nantucket, en Massachusetts. (Su familia pasaba los veranos ahí, pero él era de Nueva York).
Otros afirmaron algo todavía más impactante: sin fundamentos, aseguran que Sachman había muerto apuñalado en una estación de metro del Bronx. De hecho, según un comunicado de su familia, Sachman y un amigo estaban haciendo tonterías en una plataforma de la parada de East Broadway en Manhattan, cuando cayó a las vías y lo mató de inmediato un tren que estaba llegando a la estación.
“Había sitios de los que nunca había oído hablar, información que era completamente equivocada”, comentó Peter DeLuca, cuyo hijo, Matthew, fue al bachillerato con Sachman. “No tenía sentido”.
Y, a pesar de todo, la información se propagó. DeLuca, el dueño de varias funerarias en Manhattan, hacía poco se había topado con otros obituarios ambiguos, por lo que presintió que algo andaba mal. No obstante, conocidos de él y su esposa pronto los contactaron porque creían que Sachman había sido apuñalado.
Los amigos del joven de por sí ya estaban afligidos. Ahora, muchos de ellos estaban desconcertados. En las horas posteriores a su muerte, su nombre y su imagen rebotaron por los oscuros rincones del internet, donde los vividores utilizaron herramientas de inteligencia artificial para capitalizar la angustia y la desesperación de las personas que estaba de luto por su muerte.
“Estaba buscando la verdad”, comentó Devan Mehrish, de 19 años, un amigo de la infancia, quien estaba luchando por reconstruir la historia desde San Diego. “Pero no la encontré ahí”.
Los ‘piratas’ a la caza de la tragedia
En las horas posteriores a su muerte, amigos y familiares se apresuraron a averiguar más sobre la muerte de Sachman. Había pocos detalles disponibles: no había un obituario ni ninguna noticia.
Sin embargo, mientras la gente buscaba información en Google, alguien al otro lado del mundo buscaba exactamente el tipo de reverberaciones que había causado la muerte de Sachman.
Faisal Shah Khan, un comerciante por internet de la India, no sabía nada sobre Sachman. Pero, de repente, bastó que cierta cantidad de personas buscara “Matteo Sachman” para que su nombre llegara a una lista de los temas más buscados en Google que Khan monitoreaba como parte de un lucrativo ardid digital.
Para Khan, el creciente interés significó que una audiencia de contenidos en línea que no existía todavía estaba creciendo con rapidez ante sus ojos. Y él estaba preparado para crearla.
Khan, de 30 años, es parte de una floreciente industria artesanal en línea en la que personas con iniciativa aprovechan el vacío de información después de una tragedia repentina para dirigir el tráfico web a artículos y videos de YouTube montados a la ligera.
Estos llamados piratas de los obituarios parecen enterarse de las muertes de los estadounidenses de a pie mucho antes de que se hayan hecho públicas en cualquier otro lado.
Khan —cuyo sitio web, FSK Hub, fue el primero en donde el Times identificó que se había publicado algo sobre la muerte de Sachman— accedió a guiar al Times por su proceso.
Khan ha pasado los últimos cinco años creando un negocio de publicidad en línea con sitios web dedicados a noticias sobre celebridades y reseñas tecnológicas. No obstante, mencionó que los obituarios representan una parte inmensa de su granja de contenido.
En un trabajo que realiza desde la sala de estar de su casa en Nueva Delhi, Khan monitorea de cerca Google Trends en busca de actividad relacionada con ciertas palabras clave lúgubres: obituario, accidente, muerte.
Google le permite a cualquiera seguir las tendencias del uso de los términos de búsqueda en intervalos de tiempo tan cortos como la hora anterior. Cuando Khan realiza una exploración con esas palabras clave en Google Trends, la empresa muestra qué es lo que más buscan activamente en ese momento las personas que usan esos términos.
Accidente metro Matteo Sachman. Obituario Matteo Sachman. Muerte Matteo Sachman.
Este es el tipo de búsquedas de la verdad que precipitó el flujo de desinformación hacia las personas que realizaban la búsqueda.
Con base en búsquedas relacionadas, como “accidente de metro”, Khan pudo suponer cómo había muerto Sachman. Luego, Khan pudo realizar una búsqueda rápida por su cuenta en internet de información biográfica, lo cual lo llevó a una página de LinkedIn donde se detallaba el historial laboral de Sachman. Y, por último, pudo pedirle a una herramienta de inteligencia artificial llamada modelo de lenguaje de gran tamaño que creara un breve artículo.
“El artículo debe estar escrito en un estilo conversacional, es decir utilizando pronombres personales, preguntas retóricas y analogías para atraer al lector”, decía la indicación para un modelo de lenguaje, que se publicó por accidente en FSK Hub.
Por su labor, Khan afirmó que gana miles de dólares al mes gracias a la red publicitaria de Google por medio de varios sitios web. No obstante, expertos en mercadotecnia por internet sugirieron que un estimado más probable era de menos de 100 dólares al mes. Artículos como el obituario de Sachman tan solo generan uno o dos centavos al mes, según los expertos.
Un problema cada vez mayor
Lo único que cualquiera desea, en el caso de la muerte de un ser querido, es que se trate con dignidad el recuerdo del difunto. Los obituarios generados con máquinas son lo opuesto.
La experiencia que vivió la familia Sachman es cada vez más común entre los dolientes, según un montón de quejas publicadas en línea y entrevistas con personas que han padecido calvarios siniestros similares.
Google Trends sacó a la luz términos que podían utilizar los comerciantes de internet como Khan. Google Search hizo circular los obituarios para que las encontraran los familiares y amigos de Sachman. YouTube, propiedad de Google, permitió que los creadores difundieran mentiras sobre Sachman en diferentes audiencias. Y los anuncios impulsados por Google aparecieron en la mayoría de los sitios web de obituarios, lo cual generó ingresos para sus dueños… y para Google.
Un vocero de Google señaló que la empresa es consciente de que los obituarios de baja calidad pueden inundar los resultados de búsqueda después del fallecimiento de una persona y que está explorando mecanismos para abordar el problema.
Google retiró varios videos de YouTube sobre Sachman después de que el Times preguntó sobre ellos y desactivó anuncios en muchos de los sitios web de obituarios.
El 5 de enero, cuatro días después de la muerte de su hijo, los Sachman pagaron para publicar un obituario en el Times, en la que recordaron a su hijo como “un joven lleno de alegría que desprendía calidez y amor, energía positiva y preocupación por todos”.
Sin embargo, para ese entonces, el clamor por la información había pasado. Las historias erróneas sobre Sachman permanecieron, aunque ya no en los primeros puestos de los resultados de búsqueda de su nombre.
Los piratas que las publicaron, después de haber obtenido unos centavos, hacía tiempo que habían pasado a otra cosa.
c.2024 The New York Times Company