Murió Stanley Coggan, el rugbier argentino que combatió ante Hitler, bailó con una diva de Hollywood y brilló en Twickenham

Stanley Coogan, el rugbier argentino que combatió en la Segunda Guerra Mundial, murió unos días después de cumplir 100 años
Stanley Coogan, el rugbier argentino que combatió en la Segunda Guerra Mundial, murió unos días después de cumplir 100 años - Créditos: @Alejandro Guyot

Este viernes, poco más de un mes de haber cumplido 100 años, murió Stanley Cooggan, una leyenda argentina que completa varios casilleros. Nacido en Banfield el 8 de enero de 1924 en el seno de una familia británica afincada en el país, se destacó como rugbier, fue uno de los 554 pilotos argentinos que se unieron a la Royal Air Force en la Segunda Guerra Mundial, bailó con Rita Hayworth y festejó sus 18 con el padre de John Lennon... A continuación, replicamos la entrevista que le realizó LA NACION en agosto de 2023 en la que repasaba algunos de esos hitos de su vida.

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Stanley Coggan nació el 8 de enero de 1924. Está próximo a cumplir un siglo de vida. Su lucidez y memoria son asombrosas. Tuvo una corta carrera como jugador de rugby pero conserva una medalla de oro: fue el primer argentino en pisar el césped de Twickenham, la Catedral del rugby. Más aún: fue campeón allí. Cuando tenía 18 años y jugaba en la primera de Gimnasia y Esgrima, Stanley se enroló como voluntario en los Aliados para combatir en la Segunda Guerra Mundial. Lo hizo como aviador en la Royal Air Force (RAF).

En febrero de 1945, con el torneo de las 5 Naciones suspendido desde 1940 por los combates, el primer ministro del Reino Unido, Winston Churchill, convocó a su Ministerio de Defensa a que organice un torneo de rugby con soldados de la RAF, la Royal Navy (Marina), las British Army (Ejército) y las Fuerzas Libres de Francia, Nueva Zelanda, Australia y Sudáfrica. Estos dos últimos no pudieron formar equipo porque sus integrantes estaban en frentes bélicos muy distantes de Gran Bretaña.

El torneo, denominado Inter-Services, contó con All Blacks e integrantes de distintos seleccionados nacionales de esos países. Coggan, el único argentino, fue incluido como segundo centro en el equipo de la RAF junto a ingleses, irlandeses, galeses y escoceses. “Era rápido porque había practicado atletismo en la escuela primaria y tenía un kick de 80 metros”, me cuenta Stanley en su casa de Lomas de Zamora. Los equipos participantes fueron la RAF, Kiwis, Ryal Navy, Free French Forces y British Army. Los partidos se disputaron en los legendarios Arms Park de Cardiff, Murrayfield de Edimburgo y el Richmond Park de Londres. Para la sede de la final se eligió Twickenham.

Norman, el padre de Stanley Coggan, también fue voluntario, pero en la Primera Guerra Mundial
Norman, el padre de Stanley Coggan, también fue voluntario, pero en la Primera Guerra Mundial - Créditos: @Rodrigo Nespolo

Stanley, que jugaba al rugby en GEBA, el club líder de esos tiempos en Argentina, se enroló como voluntario en los Aliados para combatir en la Segunda Guerra Mundial. Lo hizo como aviador en la Royal Air Force (RAF). Winston Churchill organizó un torneo de rugby para combatientes y Stanley Coggan, el único argentino que disputó la final, fue la figura en la victoria de la RAF en Twickenham

No se cobró entrada y cada espectador dejó a voluntad una donación para entidades benéficas de ex combatientes. Cada encuentro tuvo una concurrencia promedio de 50 mil personas. La RAF y los Kiwis ganaron todos sus partidos y llegaron a la gran final.

A la tarde de la definición asistieron 70 mil personas y se recaudó un millón y medio de libras esterlinas aportadas por distintos patrocinadores. Stanley estaba de suplente, pero como un inglés presentaba lesiones de guerra, saltó al XV titular. Los Kiwis ganaban por dos penales a uno (6-3) y cuando faltando un minuto, Coggan amagó patear y encaró para el lado ciego, donde conectó el pase al veloz wing galés Ken Jones, quien corrió solo hasta el ingoal. El try, que en ese momento valía 3 tantos, y la conversión, le dieron la victoria 8-6 y el título a la RAF y a nuestro héroe, Stanley Coggan.

Stanley Coogan y su álbum de recuerdos, durante el encuentro con LA NACION en su casa de Lomas de Zamora
Stanley Coogan y su álbum de recuerdos, durante el encuentro con LA NACION en su casa de Lomas de Zamora - Créditos: @Rodrigo Nespolo

“En la tribuna estaba otro argentino, Harold Hyland, quien también había ido como voluntario a la Guerra. Siempre lo llamaba por teléfono a “daddy” para recordarle lo bien que había jugado ese día”, agrega Danny, el hijo de Stanley, quien es prácticamente una hoja de recuerdos de su padre a través de todas las historias que fue escuchando en este tiempo.

Stanley tuvo sus primeros contactos con el rugby como alumno de la primaria del Saint Alban’s College, en Lomas de Zamora. El colegio secundario (el Saint Alban’s en esa época sólo tenía hasta sexto grado) lo cursó en el Otto Krause. Allí, un profesor de educación física advirtió sus cualidades de deportista y lo invitó a jugar en Gimnasia y Esgrima, club líder en el rugby de ese entonces. Pero llegó la guerra y empezó otra historia.

A combatir

Los Coggan provienen de Epworth, una localidad del condado de Lincolnshire, cercano al Mar del Norte, en el norte de Inglaterra. “Ahí se inventó el pastel de papas, aunque con carne de cerdo”, se ufana Stanley. Su padre, Norman Thomas, nació en Leeds y llegó a la Argentina para trabajar como Jefe de Compras en el Southern Railway (Ferrocarril Sur), en los talleres de Remedios de Escalada. Norman fue un destacado mediocampista del equipo de fútbol de Lomas Academy. Aquí se casó con Ethel Wilden, oriunda de Yorkshire. Norman se enroló para combatir en la Primera Guerra Mundial.

A los 18 años quise ir a combatir a favor de la democracia y en contra de Hitler, como lo hicieron muchos argentinos descendientes de británicos. Cuando le pedí permiso a mi padre él me contestó que no me lo podía negar, ya que él también se había enrolado en 1914 para la Primera Guerra.

Stanley Coggan, rugbier y combatiente

“A los 18 años quise ir a combatir a favor de la democracia y en contra de Hitler, como lo hicieron muchos argentinos descendientes de británicos. Cuando le pedí permiso a mi padre él me contestó que no me lo podía negar, ya que él también se había enrolado en 1914 para la Primera Guerra”, relata Stanley, que el 10 de diciembre de 1942 zarpó en el barco rumbo a la guerra. Cuando navegaban hacia Canadá debieron desviarse ya que habían bombas nazis que los amenazaban, por lo cual la primera escalad, luego de dos semanas, fue en Nueva York. En ese barco trabajaba como camarero Alfred Lennon, el padre de John, quien nació, precisamente, durante la Segunda Guerra Mundial en un hospital de Liverpool. “Charlamos muchas veces y lo recuerdo perfectamente”, acota Stanley que a veces se pierde pero, rápidamente, enhebra cada recuerdo como si fuera hoy.

Stanley Coogan se enroló como voluntario para los Aliados y tuvo 29 misiones
Stanley Coogan se enroló como voluntario para los Aliados y tuvo 29 misiones - Créditos: @Rodrigo Nespolo

En Nueva York, donde realizó la instrucción para pilotear los aviones de la RAF, Stanley vivió otro hecho de película. Una noche, en un teatro, Rita Hayworth, la diva máxima de Hollywood de los 40, lo invitó a bailar.

Su rol en la guerra

Stanley Coggan efectuó 29 misiones durante la guerra: 15 a bordo de un Lancaster y 14 en un Halifax cuatrimotor. Esquivó la muerte como lo hacía con los neozelandeses que se le cruzaban en Twickenham. El 3 de abril, con la guerra prácticamente terminada, lo enviaron a bombardear un centro ferroviario en la zona alemana de Ruhr. Vio en su imaginación una réplica del lugar donde trabajaba su padre y donde él también había empezado a trabajar, en Remedios de Escalada, en lo que era los talleres del Southern Raiwalls, hoy línea Roca. Tuvo que hacerlo, pero terminó alterado emocionalmente.

Recuerdos y reconocimientos por su aporte en la guerra a Stanley
Recuerdos y reconocimientos por su aporte en la guerra a Stanley - Créditos: @Rodrigo Nespolo

Cuando emprendió la vuelta, una esquirla de cañones antiaéreos le impactó en una pierna y dañó uno de los motores de su avión. Le dieron la orden de aterrizar en el Canal de la Mancha, pero contestó que aún tenía combustible para llegar a Dover. Sin tren de aterrizaje, tiró el avión sobre la pista. No hubo daño para el resto de los ocupantes pero sí para él, que sufrió serias lesiones en las piernas y en la columna. Por ello estuvo internado 30 días. El 8 de mayo de 1945 le dieron el alta y regresó a la Argentina. Lo primero que hizo fue arrodillarse, mirar al cielo y darle las gracias a Dios. “Todos los que nos salvamos hicimos lo mismo”, sentencia.

Stanley Coggan efectuó 29 misiones durante la guerra: 15 a bordo de un Lancaster y 14 en un Halifax cuatrimotor. Esquivó la muerte como lo hacía con los neozelandeses que se le cruzaban en Twickenham. En un aterrizaje sin combustible ni tren, sufrió serias lesiones en las piernas y en la columna. Estuvo 30 días internado.

Cuando estaba internado, dos médicos le pronosticaron que debido a las heridas, cuando llegara a los 80 años iba a quedar encorvado. “Y así fue, a los 80 años, clavados, me pasó eso”.

La misión del Sur

La comunidad británica instalada en la zona sur del gran Buenos Aires (Southern Suburbs, según la división que hace la Argentine British Community Council), en la franja Mármol-Monte Grande hacia el este-oeste y Banfield-Burzaco en la norte-sur, tuvo un gran protagonismo en el voluntariado que se presentó para ir a la Segunda Guerra Mundial. Fueron 256 personas, hombres y mujeres. Entre muertos y desaparecidos hubo 22. El cuadro con los nombres de todos ellos está en el English Social Club, un reducto puramente británico instalado en Lomas de Zamora, a unas cuadras de la casa de los Coggan, y donde se sirve todos los días al té a las cinco de la tarde. Allí dos de sus salones albergan mesas impecables de slosh, el billar que juegan los ingleses.

El diploma para Stanley Coogan como piloto de la RAF
El diploma para Stanley Coogan como piloto de la RAF - Créditos: @Rodrigo Nespolo

De sus amigos muertos, Stanley recuerda especialmente a Douglas Barnfather, que murió en combate durante la operación conocida como “Gomorra”, en Hamburgo. Teddy, el sobrino de Douglas, me cuenta: “Mi tío era bastante mayor que Stanley, pero todos lo tenían como un ídolo en Escalada. Era grandote, guapo, jugaba al rugby en Regatas Avellaneda y muy divertido. Mi abuelo no quería saber nada con que fuera a la guerra. Se terminaron peleando incluso. Pero creo, por lo que me contó mi padre, que muchos no tenían mucha idea adónde iban. En las primeras cartas que Duggy mandaba desde Nueva York le decía a mi abuela que allá era todo divertido. Pero después vino lo bravo. Y no volvió”.

En 1948, luego de la guerra, Stanley Coggan pudo volver a juntarse con dos de aquellos que jugaron el Inter-Service. Uno, compañero del título ganado en Twickenham tres años antes: el hooker C.G. Gilthorpe formó parte del combinado de Oxford Cambridge que vino de gira a enfrentar al seleccionado argentino, al que le ganó por 17-0 y 39-0. En ese equipo también estaba un argentino, Barry Holmes, que en 1949 jugó para Inglaterra el 5 Naciones y para la Argentina en los tests ante Francia. En ese equipo francés jugaba Michel Pomathios, ex integrante de las Fuerzas Libres de Francia.

Stanley le da gracias al rugby y afirma:
Stanley le da gracias al rugby y afirma: "¡Soy un afortunado de la vida!" - Créditos: @Rodrigo Nespolo

Holmes jugó en Old Georgian, que también llevó voluntarios a la SGM, al punto que quedó diezmado.

“Con Gilthorpe y con Pomathios me reuní en el Plaza Hotel para rememorar aquel Inter-Service. ¡Tengo que darle gracias al rugby!”, me dice Stanley, entre lágrimas. Mientras, su hijo muestra los rincones del primer piso de la casa sobre la avenida principal de Lomas de Zamora. Hay carteles de bienvenida en sueco y en danés (orígenes de la esposa de Stanley, Norma von Borowski) y, claro, en inglés, más un escudo de armas de la familia, con antepasados galeses, y un diploma de honor de la corona británica y otro del Congreso de la Nación argentina, además de las insignias de la RAF. Cuando termina de recorrer el albúm fotográfico de su vida, de sus años Escalada, en Lomas, en Mar del Plata (donde fue a trabajar su padre) y en Comodoro Rivadavia (allí él estuvo contratado por la Shell), cierra la entrevista con una frase que resume todo: “Yo soy un afortunado de la vida”.