Mundial de rugby 2023: Australia sufrió una derrota durísima y está virtualmente eliminado en primera rueda
LYON (Francia).-- El vapuleado rugby australiano recibió un nuevo mazazo que lo hunde hasta el pozo más profundo de su historia, luego de que la derrota con Gales lo dejó, virtualmente, afuera de los cuartos de final de un Mundial por primera vez en su historia.
A 10 minutos del final, el buen número de hinchas australianos que hizo miles de kilómetros para darle un gran marco al moderno OL Stadium, que casi colmó sus 58.000 butacas, se retiró ofuscado.
La contundente victoria de Gales por 40-6, además de rubricar una muy sólida y dominante actuación, deja al Dragón Rojo como potencial rival de los Pumas en los cuartos de final, en caso de que los argentinos superen las dos pruebas que le quedan ante Chile y Japón.
Australia tiene una chance efímera, prácticamente imposible por cómo está configurado el rugby actual: vencer a Portugal en la última fecha y que Fiji no sume más de cuatro puntos en los dos encuentros que le quedan, ante Georgia y los portugueses. De facto, ya se despidió. Es la peor derrota aussie en la historia de los mundiales, incluso por encima del 40-16 que Inglaterra le aplicó en los cuartos de final en Japón 2019.
Ahora, toda la carga caerá sobre el entrenador Eddie Jones. Subcampeón del mundo en 2003, regresó para desplazar a Dave Rennie a fines de 2022 en una apuesta arriesgada de la Unión Australiana, que lo firmó por cinco años con la gira de Lions en 2025 y el Mundial en casa en 2027 en la mira.
“Asumo toda la responsabilidad”, dijo en una conferencia que en un momento se puso tensa. “Teníamos un equipo joven y pensábamos que tenía potencial. Estamos muy desilusionados”, aceptó Jones. “Estoy 100 por ciento comprometido con el rugby de Australia”, dijo por toda respuesta ante la inquisición de la prensa australiana, y amplió: “Vine acá para tratar de sanar al rugby australiano. Estoy orgulloso de ser australiano. Volví para ayudar. Golpes como estos pueden ser la fundación de un buen equipo en el futuro”.
Pero Jones redobló la apuesta y convocó a un plantel muy joven, el de menor promedio de edad. Dejó afuera a líderes como Michael Hooper y Quade Cooper, además de otros menos renombrados pero que habían sido importantes en el proceso de Rennie, como Tom Wright y Noah Lolesio. Para peor, sufrió bajas por lesión importantes como las del capitán Will Skelton, Alan Alaalaroa y Taniela Tupou.
La caída ante Gales fue la séptima en ocho partidos que lleva a cargo, habiendo vencido sólo a Georgia en el debut mundialista.
Para peor, durante la semana el propio Jones dijo que su puesto estaba en peligro si perdía y, para agregar más leña al fuego, el Sydney Morning Herald reportó que Jones había estado en conversaciones con la Unión Japonesa para reemplazar a Wayne Smith después del Mundial.
Un ejemplo de lo fallida de esta controvertida jugada fue la apuesta por el joven e inexperto Carter Gordon como apertura. Lo hizo debutar, le dio minutos, dejó afuera a Carter, Lolesio y James O’Connor, y le dio la 10 sin que hubiera mostrado capacidad de conducción ni templanza. Tras su pésima labor en la derrota ante Fiji, lo mandó al banco y ubicó en su lugar a Ben Donaldson, otro joven y, además, fullback por naturaleza. Tampoco rindió a la altura. De todas formas, la crisis del rugby australiano excede a Jones y tiene raíces más profundas y estructurales.
Gales construyó su victoria en base al orden, la disciplina y el sometimiento de sus forwards. Para Australia, en cambio, fue como deslizarse por un tobogán. Pese a que perdió al veterano Dan Biggar al inicio, su reemplazante Gareth Anacombe, siguió ejecutando el plan de juego a la perfección. Sin estridencias, sin riesgos, sin lucimiento, pero con eficiencia.
Gales tuvo un arranque furioso. En una jugada directa de line-out, Jac Morgan recibió un pase interno y partió la defensa al medio antes de lanzar al medio-scrum Gareth Davies al try. Después de eso, Australia tuvo algunos momentos de dominio a partir de la dominación física y la liberación rápida de la pelota. Llegó varias veces profundo al terreno rival, pero se conformó con dos penales. Eso fue todo. Al tercero, fue al line, perdió la pelota y de contra casi llega el segundo de Gales.
A partir de ahí el dominio de los europeos fue casi total. Merced a la disciplina, primero, y el sometimiento del pack, notablemente en el maul y el scrum, llevó a Australia al desconcierto total.
Primero con tres penales para ponerse 19-6 y, a los 8 de la segunda mitad, el try de Tomkins tras un gran sombrerito de Anscombe, que marcó una distancia cómoda (26-6). La mayor diferencia, no obstante, estaba en la actitud. Australia parecía ya rendida. Lo que siguió fue casi humillante, con Gales dominando a voluntad y extendiendo el marcador con el pie de Anscombe y Australia hundiéndose más en cada acción. Sobre el final, un try de maul representó el tiro de gracia. “Nunca usamos la falta de experiencia como una excusa. Algunos equipos maduran realmente rápido. Definitivamente es una parte de lo que pasó, pero no es una excusa”, consideró el coach.
De todas formas, la crisis del rugby australiano excede a Jones y tiene raíces más profundas y estructurales. ¿Cómo piensa solucionar esta situación? “Tengo la virtud de revertir situaciones adversas”, respondió. “Me contrataron para eso. Pensé que necesitábamos gente nueva. Esto es lo más doloroso, pero van a madurar”.
Australia sufrió el golpe más duro en su historia. Y los Pumas empiezan a mirar de reojo a Gales.