Las mujeres de Zimbabue están en pie de guerra por sus juguetes sexuales

¿Son malos los juguetes sexuales? La respuesta en muchos países del planeta sería que se trata de complementos ideales para tener una sexualidad sana en la que no se caiga en la rutina. Sin embargo, en Zimbabue, un país situado al sur del continente africano, todo se resume en un sí rotundo.

Tanto es así que estos aparatos están prohibidos por ley, ya que se considera que son obscenos y moralmente dañinos. Ahora, un grupo de mujeres están luchando por cambiar esta situación, tal y como cuenta AP.

Al frente de todas ellas se encuentra Sitabile Dewa, de 35 años. Ella era feliz con su vida sexual cuando estaba casada, pero cuando se produjo su divorcio, descubrió que sus perspectivas para tener una vida plena en este sentido se complicaban.

Conviene recordar que Zimbabue es un país muy tradicional en el que las mujeres divorciadas y las madres solteras están muy mal vistas. Por eso, en muchas ocasiones el autoplacer es la única salida para ellas de cara a poder mantener su sexualidad activa.

La ley de censura y control de los entretenimientos impide la importación o posesión de juguetes sexuales y castiga duramente estas actividades, al considerarlas indecentes, obscenas y contra la moral pública. El simple hecho de poseer un vibrador puede hacer que una mujer termine en la cárcel.

Por eso, Dewa ha tomado cartas en el asunto y ha impugnado parte de la ley ante los tribunales, acusando a la medida de "arcaica" y señalando que supone una infracción a la libertad. Y es que no debería ser un Gobierno, sino el propio individuo el que decide cómo disfruta de su placer sexual.

Ya es un éxito

De momento, el tribunal está estudiando el caso e independientemente de lo que ocurra, ya se puede hablar de que esta mujer ha tenido éxito porque ha conseguido que el tema se cuele de lleno en el día a día. Pese a que para muchos zimbabuenses esto es un asunto incómodo, ha abierto la puerta a cuestionar la férrea sociedad patriarcal del país, animando a muchas otras mujeres a dar un paso adelante.

Y es que la autonomía de las mujeres es nula en el uso de juguetes sexuales, pero también en muchos otros campos relacionados con la sexualidad, como es el caso de la anticoncepción, el matrimonio o incluso la ropa que pueden y no pueden llevar.

Ya en 2022, dos mujeres fueron detenidas por los juguetes sexuales. Una de ellas tenía un negocio online en el que vendía este tipo de artilugios y explicaba su uso. Pasó dos semanas entre rejas y fue condenada a seis años de cárcel o 640 horas de trabajo para la comunidad. Una prueba clara de que las autoridades no se toman a broma este asunto y que están dispuestos a llegar donde haga falta para reprimirlo.

En Zimbabue, es el hombre el que domina los espacios políticos, sociales y culturales, por lo que las mujeres sexualmente liberadas son vistas como una amenaza para ellos. El empoderamiento femenino todavía es una asignatura pendiente en el país.

De esta manera, Dewa y otras mujeres han abierto un camino que hasta ahora estaba inexplorado en este país del sur de África. Quizás suponga por fin la posibilidad de usar juguetes sexuales sin temer terminar en prisión.

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