Las mujeres recurren a medicamentos para bajar de peso antes del embarazo
El exceso de peso puede aumentar el riesgo de aborto y de complicaciones para las gestantes. Pero se sabe poco sobre el impacto en el feto de fármacos como Ozempic.
Anna Parker encontró la imagen en internet: un enterizo verde azulado para bebé con una nota manuscrita prendida en la parte delantera. “Algún día”, decía.
Era una frase que Parker se repetía continuamente. Ella y su esposo llevan cuatro años intentando tener un segundo hijo y ahora se someten a una fecundación in vitro. En enero publicó la imagen en su cuenta de Facebook, junto con un mensaje sobre su peso, que era el más alto desde su primer embarazo. Su nivel de azúcar en sangre también era preocupantemente alto.
“Tengo miedo de quedar embarazada”, escribió en la publicación de Facebook. “Tengo mucho miedo de que el hecho de no estar sana me haga tener una pérdida”.
Parker, de 38 años, escribió en la publicación que acababa de empezar a tomar un nuevo medicamento para la diabetes, Mounjaro, que también se utiliza mucho para perder peso. Se sintió “desdichada” tras las primeras dosis, dijo Parker en una entrevista. Hace poco estaba limpiando la lonchera de su hijo de 5 años, y el olor a ketchup de sus nuggets de pollo con forma de dinosaurio la hizo vomitar en el fregadero.
Los médicos dicen que cada vez más mujeres como Parker prueban medicamentos para perder peso con la esperanza de tener un embarazo sano, o de concebir. A veces se aconseja a las mujeres obesas que adelgacen antes del embarazo, porque algunas investigaciones indican que el exceso de peso puede dificultar la gestación y aumentar el riesgo de aborto espontáneo y de complicaciones.
Para las pacientes que toman estos fármacos, los efectos secundarios son solo un reto. Lo que algunos dicen que les parece más alarmante es la escasa información que existe sobre los riesgos de tomar estos medicamentos antes o durante el embarazo. Sin apenas datos sobre Mounjaro, Ozempic y medicamentos similares durante el embarazo, los médicos suelen recomendar que las mujeres dejen de tomarlos al menos dos meses antes de intentar concebir.
Esto deja a las mujeres un estrecho margen: tomar los fármacos el tiempo suficiente para ver resultados, pero no tanto como para poner en peligro al feto.
Para “una jornada tan impredecible e individualizada como la fertilidad”, eso puede ser tremendamente difícil de navegar, dijo Akua Nuako, médica del Hospital General de Massachusetts que se enfoca en la obesidad y los medicamentos para perder peso.
Navegar por nuevas incógnitas
Aunque algunas pacientes esperan que estos medicamentos les ayuden a concebir, aún no está claro si la pérdida de peso siempre facilita el embarazo. En teoría, el cuerpo ovula de forma más regular y fiable si alguien no tiene sobrepeso ni falta de peso, dijo Jessica Chan, endocrinóloga reproductiva del Cedars-Sinai.
Esa es una de las razones por las que los médicos y las clínicas de fertilidad a veces aconsejan a las pacientes que adelgacen. Algunas clínicas ni siquiera tratan a pacientes con un índice de masa corporal superior a 40. Para estas pacientes en particular, los fármacos para perder peso podrían ser una herramienta valiosa, afirman los médicos especialistas en fertilidad. Los investigadores también están estudiando si estos fármacos podrían ayudar a las mujeres con síndrome de ovario poliquístico, una de las principales causas de infertilidad que provoca periodos irregulares y es más frecuente en las mujeres con obesidad.
“Sí digo a las pacientes, sobre todo si no toman anticonceptivos, que la pérdida de peso, especialmente si es significativa, puede mejorar la ovulación”, afirma Sarah Lassey, médica especialista en medicina materno-fetal del Hospital Brigham and Women’s. Dijo que ha atendido a más de 100 pacientes que toman fármacos para perder peso e intentan planificar un embarazo.
Parte del atractivo para pacientes como Parker es lo rápido que pueden actuar estos fármacos. Para las mujeres de 35 años o más, que ya tienen más probabilidades de tener problemas para quedarse embarazadas, esa promesa puede ser especialmente tentadora.
“Mi esposo y yo no nos estamos haciendo más jóvenes”, dijo Parker. “Así que tengo que hacerlo rápido”.
Y están los riesgos de lo que Parker considera la alternativa: iniciar un embarazo con exceso de peso o niveles altos de azúcar en la sangre.
Aunque muchas pérdidas son consecuencia de anomalías cromosómicas, las mujeres con diabetes no controlada tienen un mayor riesgo de aborto espontáneo. También tienen más probabilidades de desarrollar preeclampsia o tener un parto prematuro. El Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos recomienda que los proveedores de servicios de salud animen a las mujeres con obesidad a perder peso antes del embarazo. Los estudios han indicado una relación entre la obesidad y un mayor riesgo de defectos congénitos, mortinatalidad, parto prematuro y otros problemas, dijo Andrea Shields, vicepresidenta del comité de directrices clínicas de atención obstétrica de la organización.
No está claro si la obesidad causa directamente esos problemas, o si pueden influir otros factores del estilo de vida o trastornos de salud, como la diabetes.
La conversación en torno al peso, la fertilidad y el embarazo “ya es complicada y está estigmatizada”, dijo Nuako, médica del Hospital General de Massachusetts. Estos fármacos, dijo, solo añaden “otro nivel de dificultad”.
‘Aguantando la respiración’
Cuando, en noviembre de 2022, una enfermera facultativa recetó Mounjaro a Marcela Romero para reducir su nivel de azúcar en sangre, ella se asustó ante la idea de tomar una “píldora dietética”, dijo. Pero Romero llevaba tres años intentando embarazarse. Tenía previsto iniciar una fecundación in vitro y estaba preocupada por su peso y el riesgo de diabetes gestacional.
Con Mounjaro, dejó de pensar en la comida, perdió cinco kilos en un mes y vio cómo bajaba el azúcar en sangre. Pero también sintió un cambio en su cuerpo que no podía identificar. Horas después de inyectarse su cuarta dosis semanal, se hizo una prueba de embarazo. Cuando aparecieron dos líneas rosas, bajó corriendo las escaleras de su casa de Fort Myers, Florida, y se lo mostró a su padre, que estaba de visita desde Colombia. Se puso a llorar en el acto.
Romero estaba emocionada, pero también aterrorizada por haber tomado Mounjaro estando embarazada. “Lo primero que pensé fue, bueno, esto es estupendo y todo eso, pero ¿sabemos si hay complicaciones con el embarazo? ¿Hay algún defecto con el que nazcan los niños?”, dijo. Dejó de tomar el medicamento inmediatamente.
Intentó no preocuparse. Pero no podía deshacerse del miedo, y apenas encontraba algo que pudiera aliviar sus preocupaciones.
“Por supuesto que no hay información, porque es muy nuevo”, dijo.
Como en muchos ensayos clínicos, los estudios de estos medicamentos excluyeron a las mujeres embarazadas. Las empresas que fabrican estos medicamentos han dicho que tienen previsto estudiar los resultados de embarazo. Uno de los pocos estudios en humanos realizados hasta ahora descubrió que las mujeres con diabetes de tipo 2 que tomaban estos medicamentos cuando concibieron o al principio del embarazo no tenían un riesgo mayor que las que tomaban insulina de dar a luz a bebés con malformaciones congénitas importantes.
Pero los estudios en animales han sugerido que los medicamentos podrían dañar al feto. Eso es especialmente preocupante si las personas toman los medicamentos sin darse cuenta de que están embarazadas. Y los expertos también señalaron que algunos de estos medicamentos —en concreto, Mounjaro y el fármaco para adelgazar Zepbound, que contienen el mismo compuesto— también pueden hacer que las píldoras anticonceptivas sean menos eficaces en determinados momentos del programa de dosificación.
Hasta que haya más investigación en humanos, dijo Shields, “todos estamos aguantando la respiración”.
Parker planea seguir tomando Mounjaro el tiempo que tome perder 18 kilos, dijo, y luego someterse a la implantación del embrión. Aun así, le preocupan los posibles efectos a largo plazo de la medicación en su cuerpo. “Es un poco preocupante”, dijo. “Piensas: ‘¿Esto es como en los años 90, cuando tomábamos pastillas para adelgazar que comprabas en la gasolinera?’”.
Algunos médicos también dijeron que les preocupaba lo que pudiera ocurrir en el intervalo entre el momento en que las pacientes dejan estos medicamentos y quedan embarazadas. A menudo, las pacientes recuperan peso tras dejar los fármacos y pueden acabar sufriendo ciclos de peso, un término que los médicos utilizan para referirse a las fluctuaciones de peso que pueden poner a prueba el sistema cardiovascular.
Para las pacientes, cualquier elección puede parecer un riesgo durante el embarazo. Romero sintió que había llegado a un punto en el que no podía contener físicamente toda su preocupación. “Me dije: voy a confiar en el universo”, dijo. “Es lo que es. Porque llegados a este punto, no puedo hacer nada, ¿verdad?”.
En septiembre dio a luz a una niña sana.
Parker a veces revisa publicaciones en Facebook de otras mujeres que han quedado embarazadas después de tomar estos fármacos. Con tan pocos datos en los que fijarse, todo lo que tiene son anécdotas. “Quizá la pérdida de peso supere a los contras”, afirma. “Pero aún no sé si conocemos los contras”.
Dani Blum es reportera de salud del Times. Más de Dani Blum
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