Más mujeres negras y latinas encabezan sindicatos en EEUU, y transforman su forma de trabajar

Keturah Johnson, vicepresidenta del sindicato de azafatas AFA-CWA, posa al lado de un afiche antiguo con reglas para las asistentes de vuelo, el 18 de septiembre de 2024, en su oficina en Washington. (Foto AP/John McDonnell)

Aproximadamente la mitad de los miembros de los sindicatos estadounidenses son mujeres, pero su representación en puestos sindicales de alto nivel ha sido menor, incluso en las industrias dominadas por mujeres, y en particular para las mujeres de color.

Pero las mujeres negras y latinas comienzan a ganar terreno y a ocupar altos puestos en algunos de los sindicatos más grandes de Estados Unidos. Eso se ha traducido en victorias en la mesa de negociaciones que centran más la atención en prestaciones favorables para la familia, como la licencia por maternidad y la cobertura de atención médica, así como protecciones contra el acoso sexual.

Con frecuencia, cuando las personas piensan en sindicatos, “piensan en un hombre blanco con casco de seguridad. Pero, de hecho, los estudios muestran que aproximadamente dos tercios de los trabajadores protegidos por un contrato sindical son mujeres y/o personas de color”, dijo Lane Windham, historiadora laboral de la Universidad de Georgetown.

De hecho, la membresía del sindicato de hotelería UNITE HERE es mayoritariamente femenina y de personas de color. Y el mes pasado, más de 12.000 de ellas en seis estados se declararon en huelga para presionar por aumentos salariales, cargas de trabajo justas y atención médica más asequible bajo el liderazgo de Gwen Mills, quien en junio se convirtió en la primera mujer en ser elegida presidenta del sindicato en sus 130 años de historia.

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Datos del Departamento de Trabajo de Estados Unidos muestran que las mujeres negras y latinas experimentan una brecha salarial de género particularmente amplia. También enfrentan la combinación de barreras relacionadas con el racismo y el sexismo en su carrera, lo que las hace aún más sensibles a las desigualdades en el lugar de trabajo y las motiva a intensificar cada vez más la lucha en su papel de líderes sindicales.

Las mujeres negras y latinas están impulsando el crecimiento de los sindicatos en Estados Unidos, en medio de una disminución de la afiliación desde hace décadas. En 2023, la tasa de afiliación sindical de las mujeres negras registró un ligero aumento, de 10,3% a 10,5%, mientras que la de las latinas aumentó de 8,5% a 8,8%. Pero eso es aún más que la de los hombres y mujeres blancos, así como la de las mujeres asiáticas, cuya afiliación experimentó una disminución durante el mismo período de tiempo.

El empuje para que las mujeres negras y latinas asciendan a la dirección de los sindicatos ha cobrado impulso en los últimos cinco años. Pero el trabajo comenzó mucho antes de eso, y estuvo a cargo de “nuestras antepasadas, quienes construyeron estos cimientos y llevan décadas presionando para abrir esas puertas”, según Liz Shuler, quien en junio de 2022 se convirtió en la primera mujer en la historia en encabezar la AFL-CIO, una federación de 60 sindicatos nacionales e internacionales.

“El movimiento #MeToo, creo, realmente ha incentivado a las mujeres en todos los ámbitos, incluido el sindical, para decir: ‘¿Sabes qué? No me voy a quedar al margen’”, dijo Shuler. La pandemia de COVID-19 también puso el foco en trabajadores esenciales, tales como enfermeros, trabajadores de servicios y cuidadores, quienes son predominantemente mujeres y personas de las minorías.

Los ejemplos actuales de líderes sindicales no blancos incluyen a Becky Pringle, mujer negra que encabeza la Asociación Nacional de Educación, el sindicato más grande del país; Bonnie Castillo, la primera latina en ser directora ejecutiva del National Nurses United; y April Verrett, quien en mayo se convirtió en la primera mujer negra en estar al frente del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios, quien informó que aproximadamente el 60% de sus miembros trabajadores de servicios son personas de color, y dos tercios son mujeres.

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“Si queremos generar poder para aquellos que se percibe que tienen la menor cantidad de poder, entonces tenemos que crear el espacio para que nuestra gente de esas identidades pueda liderar”, le dijo Verrett a The Associated Press.

Pero si bien los campos dominados por mujeres han hecho progresos respecto a la diversidad en el liderazgo sindical, “aún hay un largo camino por recorrer” para sindicatos en campos dominados por hombres, como la construcción y la industria manufacturera, dijo Emily Twarog, historiadora sindical de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign. A pesar de algunos avances logrados a través de programas de aprendizaje y de diversidad, equidad e inclusión, aún “no ha ocurrido ese tipo de cambio cultural”.

Los hombres todavía tienen una tasa de afiliación sindical más alta que las mujeres: 10,5% frente a 9,5% respectivamente, según la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos. Y el acoso sexual y los prejuicios en el lugar de trabajo aún son rampantes en muchos lugares, incluido el caso de Lisa Lujano, una carpintera certificada que vive en Chicago y es miembro del Sindicato de Carpinteros Local 13.

Las cosas podrían mejorar, dijo, si más mujeres negras y latinas ocuparan puestos de liderazgo en los sindicatos y fueran más conscientes de las necesidades de sus miembros, incluido el contar con equipos de seguridad que se ajusten al cuerpo de las mujeres, o licencias por maternidad, que Lujano no tiene.

“Creo que tendríamos más respeto en el campo”, añadió.

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A continuación presentamos una mirada al impacto que han tenido mujeres que ocupan altos puestos sindicales en la mesa de negociaciones:

Educación

En los últimos años, los sindicatos de maestros han comenzado a utilizar su poder colectivo para obtener beneficios integrales con el fin de ayudar a la comunidad que los rodea en un método conocido como “negociación por el bien común”, cuyo objetivo es ir más allá de los salarios y las prestaciones en la mesa de negociaciones y abordar cuestiones sociales más amplias. El Sindicato de Maestros de Chicago (CTU, por sus siglas en inglés), por ejemplo, incluyó exigencias para que haya vivienda asequible en toda la ciudad durante una huelga en 2019, en parte organizada por la entonces vicepresidenta Stacy Davis Gates, quien ahora es presidenta del CTU.

Algunos sindicatos de maestros también luchan por la justicia racial, incluido el de Maestros Unidos de Los Ángeles, que exigió que el distrito escolar deje de someter a los estudiantes a controles aleatorios con detectores de metales y revisiones de casilleros sin motivo, y denunció que la práctica estaba dirigida desproporcionadamente a estudiantes negros y de las minorías.

“Debemos abordar las desigualdades que están incorporadas en cada uno de los sistemas sociales de este país, las cuales determinan si nuestros estudiantes vienen a la escuela preparados para aprender todos los días”, dijo Pringle. “Fueron nuestras líderes femeninas, particularmente nuestras líderes de color, quienes realmente se inclinaron por eso”.

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Hotelería

Trabajadoras hoteleras sindicalizadas como María Mata han avanzado en la lucha contra el acoso sexual rampante en su profesión.

Mata, un ama de llaves hispana y líder sindical de UNITE HERE en el W San Francisco, ayudó a encabezar una campaña exitosa en su hotel en 2018 para que las trabajadoras estuvieran equipadas con botones de pánico, de forma que pudieran solicitar ayuda del área de seguridad en caso de una emergencia, algo que ahora se implementa en varias cadenas hoteleras importantes.

“Necesitábamos más protección”, especialmente durante los turnos nocturnos en los que limpian pisos enteros solas, explicó Mata, quien ha sufrido acoso sexual en el trabajo dos veces. “Es muy peligroso”.

Es vital también que las mujeres que realizan el trabajo se sienten a la mesa de negociaciones, “porque a veces, como mujeres, necesitamos algo que los hombres no saben”, agregó Mata, cuyo hotel está actualmente en negociaciones para un nuevo contrato.

Azafatas

Keturah Johnson se convirtió en 2022 en la primera mujer queer de color que ocupa el cargo de vicepresidenta internacional del sindicato de azafatas AFA-CWA, el cual es dirigido por Sara Nelson y representa a más de 50.000 auxiliares de vuelo en 20 aerolíneas.

La gente suele imaginar a una azafata como “una mujer blanca con el pelo recogido en un moño”, y las auxiliares de vuelo negras con frecuencia enfrentan microagresiones de parte de los gerentes por su apariencia, dijo Johnson. “Me ha pasado muchas veces debido a mi cabello natural”.

Y para las azafatas que no se ajustan a las normas de género, el poder vestir un uniforme que refleje su identidad de género es importante, agregó Johnson. Así que encabeza la lucha para actualizar los estándares de uniformes con el fin de que sean inclusivos en cuanto al género y permitan el uso de peinados naturales, lo que ha dado lugar a que varias aerolíneas realicen cambios.

United Airlines, por ejemplo, actualizó sus estándares de uniformes para incluir opciones que son neutrales en cuanto al género en 2021, y la gerencia de Alaska Airlines adoptó uniformes neutrales en cuanto al género y estándares de apariencia en 2022, según AFA. Frontier permitió peinados naturales para los asistentes de vuelo en 2021, y este año implementó precios estandarizados para todos los uniformes, independientemente del tamaño o el género.

“No estamos allí sólo para servir Coca-Cola de dieta. Por eso, nuestro trabajo es asegurarnos de que los asistentes de vuelo estén representados y sean vistos tal como son”, dijo Johnson. “El mundo ya cambió”.

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La cobertura de The Associated Press de mujeres en la fuerza laboral y en gobiernos estatales recibe apoyo financiero de Pivotal Ventures. La AP es la única responsable de todo el contenido.